OPINIÓN. LOL. Por Alberto R. Aguiar
Periodista
19/05/17. Opinión. El periodista Alberto R. Aguiar retoma su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com para dar su punto de vista sobre el caso Banderas que ha puesto en el foco informativo a Málaga toda esta semana. Banderas abandona el proyecto que ganó el concurso de ideas no vinculante de la manzana Astoria y Victoria, en la Plaza de La Merced de Málaga. La prensa nacional y Sur...
...han puesto el grito en el cielo al considerar, tal y como hace el propio actor, que el “malagueño más internacional” ha recibido un trato injusto y vejatorio por parte del debate público de la ciudad. Piel fina la de Banderas, considera Aguiar, que recuerda cómo el Ayuntamiento no solo pretendió hacer un concurso a medida, sino que planteó perdonar las cargas que los edificios de La Merced tienen actualmente, originados cuando la corporación local compró el recinto a sus anteriores propietarios por unos 20 millones de euros. Aguiar además describe la situación desde su perspectiva y respondiendo a un artículo publicado por el director de Sur ayer.
Apuntes rápidos sobre el caso Banderas: que la realidad no te estropee un buen titular… contra Podemos
EL director del diario Sur considera que esta revista ya cuenta con la suficiente entidad como para empezar a referirse a ella en sus artículos. Por supuesto, sin mentarla. Ya es un paso, dado que hasta hace unos meses el “periódico de Málaga” hacía enormes e histriónicos esfuerzos por mirar a otro lado con respecto a las informaciones de esta cabecera. Sobre todo, con aquellas que aludían al arquitecto José Seguí, a su proyecto de rascacielos en el puerto, o a los detalles sobre la presencia del hijo pródigo, Antonio Banderas, en su ciudad natal.
AYER Manolo Castillo publicaba un pedagógico artículo (AQUÍ) en el que explicaba todo el ‘caso Banderas’ en 24 pasos. 24 pasos de las cuales unos pocos ya eran unas breves líneas de autocomplacencia y autoconvencimiento, reivindicando lo que Málaga se pierde (?) con la marcha del “malagueño más internacional” del polémico proyecto urbanístico para la manzana de los cines Astoria y Victoria.
LOS primeros apuntes del director Castillo se refieren a los antecedentes: los edificios de la manzana Astoria y Victoria son dos inmuebles que se caen a pedazos desde que en 2009 el Ayuntamiento comprara el recinto para convertirlos en un equipamiento cultural. La falta de ideas de la corporación local supuso un gasto de 21 millones de euros de los que a día de hoy no hay retorno. El periodista también reseña los vaivenes municipales con este asunto: durante estos últimos años se han dado varios cambios de usos, de mercados gourmets a museo de museos, sin llegar a una mayor concreción.
EL relato de los hechos se trunca con la demagogia cuando Sur reduce la polémica a un “exceso de entusiasmo por parte del alcalde”. Al menos no cae en el lugar común en el que desde hace días lo hace la prensa estatal. Un editorial de El País, una portada del ABC, un titular de El Confidencial o incluso tuitazos de profesionales de renombre como Juan Ramón Lucas se convertían así en ejemplos de un mantra periodístico enseñado y criticado en las facultades: “que la realidad no te estropee un titular”. Aunque hoy día el discurso del miedo podría modificar la sentencia añadiendo que la realidad no te estropee un titular “contra Podemos”. Miente que algo queda.
EN este sentido, Castillo reduce a la anécdota el hecho de que el alcalde plantease con toda naturalidad el promover una licitación pública ‘a medida’ para el actor, dado que su proyecto (el de Seguí) ya había ganado un concurso de ideas anónimo y no vinculante. El sentido común, por encima de disquisiciones ideológicas, solo puede provocar estupor en quien conozca la historia. Los liberales de El Mundo, por ejemplo, animaban al Ayuntamiento de Málaga a “atreverse” a preparar una concesión directa, un ‘dedazo’. Los grupos de la oposición municipal de izquierdas, Málaga Ahora, Málaga para la Gente, y el concejal no adscrito de Podemos discutieron las formas del equipo de Gobierno de De la Torre, quien pecó así de ingenuo y de poco pudor.
LA publicación esta semana de la carta de Antonio Banderas en diario Sur, en la que el actor anunciaba su retirada del proyecto, ha desatado toda esta vorágine: la que ahora todos nos intentamos explicar. La estrella de Jólibu explicaba este paso atrás suyo en que prefería evitar esta Málaga que “huele a corralón” en la que había tenido que soportar, según dice, mucha “mala leche”.
CASTILLO alega que lo que ha motivado en buena parte la marcha de Banderas es el “ruido”, los comentarios “canallas” y el “poco sentido de la ciudad por parte de la corporación municipal”. Lo cierto es que sorprende hablar de “ruido” cuando uno de los ‘pasos’ que cita el periodista es el “amplio reportaje” que Sur publicó sobre la “nueva casa en Málaga” del actor, “probablemente una de las mejores, si no la mejor, de todo el centro”. Interesante aportación al debate público. Probablemente lo que Castillo no se atreve a explicar es por qué las “chanzas” aumentaron en las redes a cuenta de la información. El privilegio de un buen nombre causa indignación. Ellos lo achacan a la envidia. La gente a la igualdad: no por llamarte Banderas la administración debería tratarte de otro modo. No por ser Banderas se puede tolerar una diligencia inusitada por parte del consistorio que no se da del mismo modo con otros vecinos. Ni con su ático ni con su planteamiento para que el proyecto de Seguí y Banderas no pagase el canon y las cargas derivadas del edificio de La Merced. Insistamos: el Ayuntamiento se gastó 20 millones de euros en él y ahora planteaba poco más que regalarlo.
EL único ruido que ha enquistado este debate es el del discurso hegemónico que apuntala el periódico de Castillo con sus informaciones interesadas. Si ya escondió hasta lo absurdo en sus páginas al frente de vecinos y organizaciones contrarias a la construcción de un rascacielos en el Dique del Puerto (también a manos del arquitecto Seguí), ahora lo hace con un debate que no existe y que el antipodemismo se ha apropiado para lanzar más mierda, que todavía cabe. Y por supuesto, con una venda puesta: se habla de Málaga para la Gente (IU) que llevan ejerciendo la oposición responsable desde hace lustros en la Casona del Parque, y Málaga Ahora como la marca blanca de Podemos. Cuando, no está de más recordarlo, Málaga Ahora ya no tiene nada de Podemos. El partido de Iglesias se ha desligado de esta organización por el golpe de mano interno que sufrió hace unos meses esta plataforma, ahora controlada en su totalidad por el peculiar Partido Humanista y algunos independientes provenientes de un entorno okupa poco constructivo en la ciudad.
ESE tipo de informaciones interesadas pasan por alto las propuestas técnicas de Seguí (un arquitecto que parece presentar proyectos para que la normativa se adapte a ellos, en lugar de al revés) y también que al alcalde se le llene la boca con despreocupación, al alentar una prevaricación (siempre pretendida), como cuando planteó la posibilidad de hacer un concurso público dirigido y ‘a medida’ para el actor con una serie de prebendas invocadas ante el estupor de aquellos con sentido de ciudad y de lo público (lo mismo que ahora Castillo reclama a los demás).
BANDERAS se marcha o porque no lo ha visto todo claro o porque se enfrentaba a un escándalo. O peor, porque no toda una ciudad le baila el agua y todavía existe dignidad en una administración en la que no se puede ni se debe tolerar cambiar el planeamiento urbanístico cada vez que el famoso de turno se asome.
EL debate vuelve a pasar por alto toda la burbuja cultural de Málaga. Cuando hace unos días abrí un hilo en Twitter (AQUÍ) hablando del tema, mucha gente me pedía que no negara el “crecimiento” de la ciudad. Es cierto. Es innegable. Pero es un crecimiento que se nutre de una burbuja, y tal cual lo comencé advirtiendo. No soy ningún gurú, pero artistas y catedráticas de arte lo vienen advirtiendo desde hace años.
SOLO la izquierda municipal se ha mantenido entera frente a la polémica. Una polémica en la que PSOE y Ciudadanos han tratado colocarse de perfil, y el PP con Mariví Romero a los mandos de las redes ha comenzado a criticar a la oposición por hacer sencillamente su trabajo (Celia Villalobos, ayer en un matinal de televisión, tildó al resto de grupos políticos de ‘mediocres’ por evitar una ruptura de la libre concurrencia y de la igualdad de oportunidades en la administración pública).
ENTONCES sí, cuando se habla de ruido, señor Castillo, no me quedaría con lo que se habla en las redes (a las que hace poco aludías para decir que el sentir mayoritario de los malagueños era la defensa del proyecto de Banderas, por cierto). Iría más allá y hablaría del ruido que los medios provocan, obcecados en cargar a ciegas contra los nuevos partidos o los díscolos ideológicos que no quieren un Ayuntamiento servil y cerrilmente cateto.
SI lo que se quiere es una Málaga de bienvenido Mr. Marshall, por muy internacional que sea quien venga, adelante, continúen. Y hasta la próxima vez.
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