OPINIÓN. LOL. Por Alberto R. Aguiar
Periodista


25/05/18. Opinión. El periodista Alberto R. Aguiar analiza en una nueva colaboración  para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com las palabras de la catedrática de periodismo Bella Palomo sobre la profesión con motivo del 25 aniversario de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga. “Está bien animar a los estudiantes a que se reten, a que se prueben a sí mismos, a que demuestren...

...lo que valen. Pero, traducido, lo que se está haciendo es animarlos a trabajar mucho y a ganar poco, a conformarse, y siempre sin ánimo a señalar quiénes son los culpables del contexto de crisis que inunda de precariedad todo el sector”, opina el autor.

Felices 25, ¿empezamos ya a hablar de precariedad? Del aniversario de la Facultad de Periodismo de Málaga y otras vergüenzas del gremio

CUANDO decidí estudiar Periodismo en Málaga sabía a lo que venía. Ya tenía bien interiorizado el mito romántico del oficio; eso de ser libres, escribir para ayudar a los demás, e incluso los clichés más tróspidos como los de que este trabajo no tiene horarios o que la noticia puede llegar en 24 horas.

AUNQUE en buena parte son ciertos, siempre me ha escamado cómo esos mantras se han empleado para legitimar la precariedad de la que siempre ha sido culpable el empresario de medios de comunicación, una figura intocable incluso para el academicismo español.

AHORA que leo en declaraciones a Málaga Hoy a la ahora flamante catedrática de mi facultad, Bella Palomo, asegurar que un componente importante para tener “éxito profesional” en el sector es contar -como alumno- con “buena actitud”, lo primero que se me viene a la cabeza es que el poco pudor que quedaba en la universidad española se está perdiendo.

ESTÁ bien animar a los estudiantes a que se reten, a que se prueben a sí mismos, a que demuestren lo que valen. Pero, traducido, lo que se está haciendo es animarlos a trabajar mucho y a ganar poco, a conformarse, y siempre sin ánimo a señalar quiénes son los culpables del contexto de crisis que inunda de precariedad todo el sector. Si en la universidad no se hace, poco a poco no tendremos nada con lo que poder dignificar el oficio. Más allá, claro, de organizar carreras populares en pos de la libertad de expresión. Para esto hemos quedado.

LA Facultad en la que comencé mis estudios cumple 25 años y ha provocado que ese discurso que tanto repugna asome la patita. De las citadas palabras de Palomo, son muchas las aristas a discutir. Pero podríamos incluso intentar definir qué es el éxito profesional.

PARA hablar de éxito profesional y formativo, Palomo enumera una lista de grandes profesionales que tras culminar sus estudios en Málaga han encontrado empleo en grandes medios de comunicación internacionales y nacionales. En ese afán acrítico más propio de un discurso político que periodista, cabría recordar que se hace hoy día más y mejor periodismo en pequeños medios locales que en el diario El País. Pero para saber eso hay que ejercer en tiempos jodidos como los que corren hoy día.

CONOZCO un sinfín de profesionales eméritos de la Universidad de Málaga que desempeñan su labor con la mayor honestidad de las posibles y siempre afrontando las miserias de este oficio, las presiones del jefe, del anunciante y del dueño del diario de turno. Esto es algo que tampoco se reseña en la facultad y que además de pernicioso es doloroso para los que alguna vez vivimos entre sus pasillos.

LOS periodistas de hoy día nos enfrentamos a un escenario en el que cuando no hablamos de precariedad laboral (jornadas maratonianas, sueldos míseros) lo hacemos de indignidad profesional. Y de ninguna de las dos cosas se hablan en la facultad, a pesar de los buenos docentes de los que me llevé buen recuerdo y a quienes hoy día todavía les guardo estima profesional.

CASUALMENTE estas circunstancias, que nunca saltan al atril, son luego las primeras en lamentarse en el ámbito privado. Como también se lamentan del plan formativo de la facultad que ahora Palomo se encarga de ensalzar. “La formación es un 50% de la clave del éxito del alumno”, según la catedrática (el otro 50 es una frase hecha propia de libros de autoayuda, la ‘capacidad propia para no ponerse límites’).

ESTÁ bien saber que, tal y como ella mismo explicaba, este año ha servido para “actualizar” el programa frente a la “realidad profesional” (que, de nuevo, no es la laboral). Y es que servidor acabó hace cinco años la carrera y en mi título se incluye conocimiento práctico sobre los fundamentos del Betamax, un formato analógico que dejó de ser estándar antes de que yo naciera.

POR otros 25 años en el que las cosas vayan a mejor (que no es difícil).

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