El control de los medios dependientes de los presupuestos generales
OPINIÓN. Bajo las alcantarillas. Por Manuel Fernández Valdivia
Empresario de San Pedro Alcántara
06/11/17. Opinión. El empresario de San Pedro de Alcántara, Manuel F. Valdivia, recoge en su habitual artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com el estado en el que se encuentra la libertad de prensa en España y la responsabilidad de los medios de comunicación a la hora de contar la verdad. El autor recalca el hecho de que los medios independientes que se encuentran en manos de ciudadanos o colectivos...
...sociales no tienen cabida dentro del espectro radiofónico, ni tampoco reciben ayudas para susistir. En este punto reflexiona sobre la publicidad institucional y la repartición que de ella hacen los organismos públicos: “Carecemos de una norma que limite la arbitrariedad a la hora de pagar favores a medios de comunicación, de forma que la publicidad institucional sea justificada y se adjudique mediante concursos públicos, donde los datos de difusión reales sean las bases para el criterio de reparto”.
155 a la prensa
EN teoría, nuestra Constitución Española, la misma que hace unos días puso en marcha su Artículo 155, también bajo el dictado del Artículo 20, reconoce y protege el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. Comunicar y recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. Además, dice que “el ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.”
PERO, como ustedes y yo mismo sé, esta es la teoría. Una falacia más de aquellas que nos dejaron los “padres” de la patria. Y es que, como decía Pepe da Rosa en su cancioncilla sobre JR de la serie Dallas: “pues que se aclaren / que no es decencia / que venga un niño al mundo / con tres padres en potencia”. Mal empezamos entonces sabiendo quiénes eran los padres de la Constitución, pero sin saber quién era su madre. Y desde aquel momento, los españoles buscamos la madre de la Constitución. Aquella que no nos dejaría sin empleo, sin vivienda digna, educación libre y gratuita, igualdad ante la ley, etc. Precisamente porque estamos completamente faltos de todas estas cuestiones, aún no resueltas tras casi cuarenta años de democracia tutelada.
NUESTROS supuestos padres constitucionales olvidaron disponer en la Carta Magna sanciones dirigidas a quienes nos gobiernan, en caso de incumplimiento de sus obligaciones constitucionales. Si así fuese, otro gallo nos cantaría. Porque riqueza hay para todos, y capacidad de redistribución de la misma de forma ecuánime también, sin que España deba ser un bastión del comunismo o se tenga que convertir en una república bolivariana. Lo que no existe es interés alguno para que tengamos una existencia digna y verdaderamente libre.
Y lo mismo ocurre con los medios de comunicación. A pesar del citado Artículo 20 de la Constitución Española, olvidaron expresar que todos esos derechos deberán ser desarrollados en igualdad de condiciones.
POR muchos informes que se saquen del bolsillo, firmados por supuestas organizaciones sin ánimo de lucro; organismos supramunicipales, autonómicos o estatales; empresas privadas, públicas u otros que enuncien la supuesta libertad de prensa en España, faltan absolutamente a la verdad. Seguimos estando en un país en el que una supuesta crema milagrosa de Mercadona o una tacita de Disney, ocupan más páginas en los medios, que las miles de denuncias que los ciudadanos envían para hacer visibles la corrupción y las mafias que controlan este país.
COMO en muchas ocasiones digo: “En España no tenemos grandes mafias como en Italia o Japón, porque tenemos a los partidos políticos de siempre. Y a políticos de siempre en partidos de nuevo cuño.” Claro que esto se quedó atado y bien atado. No cabe duda.
EXISTEN muchos detalles que reflejan esta realidad en los medios de comunicación. Por ejemplo, quedando espacio radiofónico libre, el Estado y la Junta de Andalucía, impiden que este tipo de medios de comunicación se desarrollen libremente y, prácticamente la mayoría, están en manos de grandes cadenas de difusión. Mucho más viable la apertura del espectro radiofónico si de una vez por todas se pasara la Frecuencia Modulada y la Onda Media al ámbito digital. De igual forma ocurre en la televisión.
PERO ¿qué pasa cuando ya disponemos de un espacio de difusión? Incluso para aquellas asociaciones sin ánimo de lucro, que ha pensado implantar un pequeño estudio de comunicación en su población, tienen cuantiosos gastos a los que hacer frente. Por una parte, dependen de la publicidad generada por las empresas y, en otros, de aportaciones personales de aquellos que desean una prensa libre. Aunque esta modalidad es muy excepcional y, ambas, escasas en tiempos de crisis, entra en funcionamiento la publicidad institucional, aquella que, sin control ni reglamentación alguna, sobre todo en ayuntamientos, diputaciones y mancomunidades, se reparte por antojo del político de turno.
AL final, hablamos de empleo y bienestar para los periodistas, sus familias y el personal dependiente de este sector. Y de eso se aprovechan ciertos partidos y políticos cortijeros. No se conforman con intervenir en todas y cada una de las actividades que se realizan en nuestras ciudades, también controlan lo que se puede o no se puede decir en los medios de comunicación. Quién lo dice y cómo lo dice. No solo en los medios públicos, sino que también extienden sus tentáculos en los privados.
SE necesita, por tanto, una reglamentación contundente contra estas prácticas de reparto publicitario. Carecemos de una norma que limite la arbitrariedad a la hora de pagar favores a medios de comunicación, de forma que la publicidad institucional sea justificada y pueda ser adjudicada mediante concursos públicos, donde los datos de difusión reales y contrastados, sean las bases para el criterio de reparto entre los medios concurrentes.
POR suerte, donde me permiten hablar o escribir, son espacios de libertad y jamás he recibido consignas o indicaciones sobre cómo expresarme por parte de los periodistas. Pero también es cierto, que de muchos sitios he tenido que salir tarde o temprano o, como también ha ocurrido, no he sido nuevamente invitado.Simplemente por mis ideas, críticas siempre con el poder establecido. Precisamente porque no me debo a nadie, me hace ser bastante incómodo para muchos.
DECÍAN en una reciente película de acción, algo así como: “Cuando otros hombres sigan ciegamente la verdad, recuerda: nada es verdad”. Solo les pido que sean críticos, que contrasten las informaciones y que apoyen a aquellos medios de comunicación que se la juegan todos los días,denunciando las injusticias que las grandes cadenas o empresas de comunicación prefieren silenciar, aquellas informaciones que molestan al poder. Valoren el periodismo de investigación y las opiniones críticas. Lleno está el panorama de difusores de políticas notas de prensa, supuestos periodistas que ni siquiera preguntan más allá de lo evidente y propagandistas de quienes les pagan de una u otra forma.
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