¿Volvemos a empezar o estamos donde siempre han querido?

OPINIÓN. Bajo las alcantarillas
Por Manuel Fernández Valdivia. Empresario de San Pedro Alcántara

10/09/19. Opinión. El empresario Manuel Fernández Valdivia, en su habitual colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, hace un repaso por los distintos planes fallidos de Ordenación Urbana de Marbella, desde el Plan General Urbano “franquista” de 1968, pasando por el gilismo y más tarde en 2010 con la aprobación del primer PGOU del municipio en 42 años, hasta los últimos intentos de redacción...

...de un nuevo plan para la ciudad.

PGOU de Marbella

PARECE ser que Miguel de Unamuno dijo: "El progreso consiste en renovarse". Desde aquel momento fue popular el dicho: "renovarse o morir". Pues bien, Marbella, al menos en cuestiones políticas ligadas al urbanismo, sigue donde siempre.

AL pollo sin cabeza que heredamos del Plan General Urbano “franquista” de 1968, se fueron añadiendo otros fallidos, como el “socialista” inacabado por falta de publicación de 1986. Después llegaron casi a uno por año los avances del que jamás fue aprobado por Jesús Gil. Tras el histórico Real Decreto 421/2006, de 7 de abril, por el que se dispuso la disolución del Ayuntamiento de Marbella y las elecciones locales del año 2007 ganadas por el Partido Popular, llegó el año 2010 y con él, se aprobaba y publicaba el primer PGOU del municipio en 42 años.

Y es que, lo que mal empieza, mal acaba. Todos estos planeamientos tuvieron y tienen, junto al que actualmente se tramita, el mismo génesis y, en sí, el mismo defecto. Ninguno fue consensuado con la ciudadanía. En tiempos de Franco, por la más que evidente falta de democracia y porque estos señores munícipes siempre tuvieron la idea de estar por encima del bien y del mal. Cosa que siguieron pensando tras la llegada de la democracia a los ayuntamientos en el año 1979. Poco o nada hicieron los “demócratas” de uno y otro partido por acercar a sus “siervos” la capacidad de decidir por sí mismos, más allá del ejercicio electoral que realizamos cada cuatro años.

UNA de las ayudas más potentes que tuvo la corrupción generada por Jesús Gil y Juan Antonio Roca, junto a esa retahíla de seguidores, palmeros, empresarios y políticos, fue precisamente la decisión del Partido Socialista, liderado a finales de los 80 por José Luis Rodríguez, de abandonar a su suerte el PGOU de 1986. No fue publicado para que se pudieran desplegar todos sus efectos legales. De hecho, no ha sido la norma aplicada en Marbella hasta la aprobación y publicación del texto refundido durante el año pasado.

LOS años del gilismo hicieron buen uso de un PGOU caduco e inexistente en la práctica, como fue el del año 1968. Todo se regía por los llamados convenios, recalificaciones y demás triquiñuelas que, entre otras consecuencias, causó la pérdida de prácticamente todo el suelo público municipal. Por eso en 2010 Ángeles Muñoz junto a Manuel González Fustegueras, arquitecto redactor de semejante chapuza, inventaron las famosas compensaciones. Se dedicaron, sin ton ni son, para quedar bien con el pueblo, a pintar por aquí y por allá todo tipo de equipamientos. Rojo por todas partes pero, ¿quién pagaría esas adquisiciones? Según ellos, los promotores de aquellos edificios que incumplieron con la ley.

Y ahí tenemos otro de los problemas en los que solita se metió Angelita. Esos promotores habían desaparecido en su mayoría. Empresas que fueron creadas exprofeso para la edificación en un punto concreto del término municipal. Así que la compensación tenía que venir de los actuales propietarios de cada uno de los pisos y locales que en su momento fueron construidos en zona verde, equipamientos, o que presentaban un claro exceso de edificabilidad.

PARA colmo de males, se acercaban las elecciones y el Partido Popular de Ángeles Muñoz, no se podía permitir el lujo de echarse enemigos encima. Lo cual se traduciría en una pérdida tremenda de votos, si se ejecutaban esas “compensaciones”. En ese momento se inventó aquello de “compradores de buena fe”, como si nadie, pero absolutamente nadie, hubiese sabido durante el gilismo que gran parte de las edificaciones eran ilegales. De hecho, lo que se oía por inmobiliarias y notarías en aquellas fechas era: “Tendrían que tirarlas todas abajo. Y eso nunca va a pasar. Compro.” Así, siempre según Ángeles Muñoz, no tendrían que realizar ningún pago al Ayuntamiento. Entonces ¿cómo se consigue suelo para centros de salud, colegios, institutos y demás? No se puede. El Ayuntamiento de Marbella no tiene capacidad para recuperar todo el suelo para equipamiento que necesita el municipio. A lo que debemos añadir la cuantiosa deuda que sigue manteniendo porque, al contrario que otros pueblos como Fuengirola o Estepona, durante estos años, no nos hemos dedicado a saldar las cuentas pendientes que se generaron, sino que se han ido negociando aplazamientos a cambio de pequeñas reducciones del total.

LOS gritos e incluso los dos votos en contra que testimonialmente recibieron Partido Popular y Partido Socialista el día que fue aprobado el PGOU de 2010, no sirvieron para enmendar el desastre que a finales de 2015 acabó por destruir el documento a manos del Tribunal Supremo. Se dijo por activa y por pasiva que el Plan era perjudicial para los intereses del municipio, que seguía beneficiando a determinados empresarios, que además incumplía con el deslinde histórico reconocido con Benahavís, que no había sido consensuado con el pueblo y que, además, carecía de la más mínima seguridad jurídica. El Tribunal no se lo pensó dos veces y, como hizo y sigue haciendo con otros ayuntamientos tan listos como el de Marbella, anuló la norma, tirando por la borda años de trabajo (aunque fuese malo) y millones de euros provenientes de los bolsillos de cada vecino.

EL Partido Socialista, por entonces en el gobierno gracias al tripartito junto a Izquierda Unida y Opción Sampedreña ¿qué dijo?: “No es el momento de buscar culpables.” Sabían que ellos mismos, aun habiendo criticado enérgicamente el PGOU durante su redacción, votaron a favor de éste, habiendo recibido órdenes de Sevilla, cogidos de la mano del Partido Popular. Sabían que la también socialista Junta de Andalucía había estado mirando hacia otro lado durante los años del gilismo, y que Fustegueras es reconocido por todo el mundo como uno de los arquitectos de cabecera de la Junta, como lo es José Seguí, al que también el Tribunal Supremo anuló el Plan de Ordenación del Territorio de la Costa del Sol. ¿Para qué buscar culpables, verdad?

PARA colmo de males, llegamos al año 2019. Se intentó sacar a concurso público la redacción del nuevo documento urbanístico, se lo conceden a una empresa colaboradora con Manuel González Fustegueras, éste recurre la concesión, gana el recurso y como la película de José Luis Garci, “Volver a empezar”.

¿DE verdad creen ustedes que no existe personal cualificado en el Ayuntamiento de Marbella, la Diputación Provincial de Málaga, la Junta de Andalucía y el Gobierno de España, para solventar un simple concurso público y un simple Plan General de Ordenación Urbana? Yo creo que sí existe pero, llegados a este punto y después de lo aprendido durante el gilismo, ¿de verdad interesa a los políticos que exista una norma legal que dirija el urbanismo en Marbella? Recordemos que, tras aprobar y publicar el Plan de 2010, raro era el mes que Ángeles Muñoz no llevaba a pleno una modificación puntual de elementos (recalificación). ¿No era tan bueno el documento? ¿Por qué seguir modificándolo en “diferido”?

Y como broche final, llega la maravillosa idea de abandonar el concurso público para la contratación de una empresa de solvencia que redacte el nuevo PGOU, para contratar a doce “especialistas” que trabajen desde el Ayuntamiento con el mismo fin. No fueron capaces de contratar a uno y quieren hacerlo ahora con doce. Esperemos que no sean los jinetes del apocalipsis urbanístico de Marbella, la contratación sea transparente y no se dejen influenciar por los intereses privados de nuestros políticos y sus amigos. Aunque algo me dice que ocurrirá todo lo contrario. Idéntica idea tuvo Jesús Gil durante su reinado y, de ella, jamás salió nada provechoso para el pueblo.

CONTINÚAN los tiempos en los que resulta normal negociar convenios urbanísticos, recalificación de terrenos y demás trucos para que se beneficien los mismos de siempre, sin que nada de esa riqueza llegue jamás al pueblo. Marbella, segunda en venta de lujo en España tras Barcelona, pero viajando en los vagones de cola de la renta per cápita.

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