“La alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, parece estar orgullosa de regir uno de los municipios más pobres de Andalucía, teniendo en cuenta la renta per cápita de sus vecinos, que cae hasta los 8.223 euros al año”… “Gran cantidad de vecinos residentes en Marbella y San Pedro Alcántara, forman parte de los 1,5 millones de personas que en Andalucía viven en situación de exclusión social”…
OPINIÓN. Bajo las alcantarillas
Por Manuel Fernández Valdivia. Empresario de San Pedro Alcántara
21/10/19. Opinión. El empresario Manuel Fernández Valdivia, en su habitual colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, escribe muy duramente sobre la deplorable situación social en la que se encuentra Marbella y sus vecinos, mientras los políticos esgrimen cualquier excusa para camuflar la verdadera realidad de la ciudadanía. “Marbella es una de las diez primeras poblaciones más desindustrializadas...
...del país. ¿Esto es motivo para que dirigentes y votantes del Partido Popular saquen pecho? Han creado, eso sí, con ayuda de los partidos de izquierda, una sociedad empobrecida al servicio [barato] de una minoría de ricos a los que se les sigue permitiendo toda clase de ilegalidades y atropellos”.
De lo que no se habla mientras arden las calles y las redes sociales
Siempre se ha dicho que el pulso de un pueblo o una nación se toma en la vía pública. De ahí, pasamos a las redes sociales, donde los pensamientos buenistas de unos pocos se mezclan con el radicalismo más absoluto de quienes se parapetan tras perfiles tan falsos como sus propias conclusiones. Hoy, todo es bien regulado por partidos e incluso estados que intervienen certeramente en dirigir los pensamientos de una gran mayoría hacia las posiciones que, por encargo, puedan beneficiar a unos u otros. El pulso ahora, más que nos pese, se marca desde grandes empresas al servicio de oscuros intereses nacionales e internacionales.
Mientras arda Cataluña, saquemos o no a Franco del Valle de los Caídos, o el enfrentamiento con Gibraltar siga vivo, los políticos, cual prestidigitadores, nos dirán “miren aquí”, para distraernos y tapar el lugar donde verdaderamente está ocurriendo la “magia”. Como diría Thaddeus Bradley (Morgan Freeman) en la película “Ahora me ves…”, “Acérquense, porque cuanto más crean ver, más fácil será engañarles.” Aquí es donde intervienen muchos medios de comunicación con sus directos y variedad de comentaristas, bajo el fantasma de la pluralidad, intentando que no nos percatemos de lo verdaderamente importante, las necesidades diarias de millones de españoles a los que la bonanza económica nunca llegó ni, como todo parece apuntar, llegará.
Los políticos se frotan las manos. Y no tienen por qué ser solo los atrincherados en el Congreso de los Diputados o el Senado. También salen beneficiados con este fenómeno los alcaldes y concejales que gobiernan municipios, sí, como el de Marbella. En 27 kilómetros de playa se agolpan las casas más lujosas, las tiendas más caras y las fiestas más locas del país. Marbella es la segunda ciudad española donde más factura el sector del lujo, solo precedida de Barcelona, dejando tras de sí a la capital del reino. Sin embargo, la alcaldesa Ángeles Muñoz, igualmente parece estar orgullosa de regir uno de los municipios más pobres de Andalucía, teniendo en cuenta la renta per cápita de sus vecinos, que cae hasta los 8.223 euros al año. Ello quiere decir que, dividiendo el Producto Interior Bruto (PIB) de la localidad entre el número de habitantes, resulta una renta de 685,25 euros mensuales. Sabiendo además que alguna que otra gran fortuna tenemos aquí afincada, podemos pensar que esa media caerá aun más si atendemos solo a las clases medias y bajas del municipio.
Haciendo caso a los informes que diferentes organizaciones no gubernamentales realizan anualmente, gran cantidad de vecinos residentes en Marbella y San Pedro Alcántara, forman parte de los 1,5 millones de personas que en Andalucía viven en situación de exclusión social. Cáritas descubre en el informe de la Fundación Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (FOESSA) de 2018, que la “recuperación” económica que nos han vendido, no alcanza los niveles previos a las crisis de 2008; que disponer de empleo no garantiza unas condiciones dignas de vida; que la precariedad y la inestabilidad laboral crea trabajadores pobres, gracias a esa reforma laboral que el Partido Popular nos coló por toda la escuadra; que el 85% de las personas en exclusión residen en barrios aparentemente “bien”; y que los hogares en exclusión, suelen estar sustentados por un hombre de 45 a 64 años, con hijos, bajo nivel de estudios y en búsqueda de empleo. Curiosamente, y a pesar de que el turismo es considerado una industria, Marbella es una de las diez primeras poblaciones más desindustrializadas del país. ¿Este es motivo para que dirigentes y votantes del Partido Popular saquen pecho? Han creado, eso sí, con ayuda de los partidos de izquierda, una sociedad empobrecida al servicio [barato] de una minoría de ricos a los que se les sigue permitiendo toda clase de ilegalidades y atropellos. Estamos en un municipio pensado y adaptado a las necesidades del turista, pero no de las personas que aquí malviven los 365 días del año.
La década de 1860, trajo a Marbella la práctica desaparición de su industria siderúrgica, haciendo que la población volviera al campo y la mar para intentar distraer los estómagos vacíos de tantas familias a las que esa crisis, agravada por las plagas, dejó en la pobreza más absoluta, haciendo que algunos trabajadores incluso murieran por la falta de alimentos. En San Pedro Alcántara, gracias a la llegada de don Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, primer marqués del Duero, junto a inversión, nuevas tecnologías de labranza, regadíos, maquinaria a vapor, mejoras en las semillas y la excelente capacitación de sus empleados, esa recesión apenas se notó.
Diez años más tarde, a pesar del regreso de la industria minera, Marbella volvió a caer en desgracia. Y es que, como ahora, nadie se ha preocupado de disponer de un plan b. Nadie quiere ni oír hablar de industrias alternativas a la de servicios, ligada al sol y playa que desde los años 60 la localidad y casi toda la Costa del Sol, sigue explotando. Eso sí, cada vez con menos éxito, debido a lo poco aprendido durante las crisis y la globalización de la oferta turística. Mientras se vendían a espuertas menús de restauración, noches de hotel y paseos por barco, Marbella no ha fabricado ni una sola sombrilla, ni un solo bañador, tampoco servilletas de papel o palillos de madera. Los poderes económicos, representados por los sectores hotelero e inmobiliario, han obligado a los políticos a no querer implantar ningún tipo de industria diferente en la zona. Nada de trabajo que supere tres o cuatro meses al año, o pensando en el momento en el que otros destinos regresen a las cifras de ocupación y gasto que disponían antes de la “primavera árabe” de 2010. Mientras Egipto, Marruecos y demás se han estado estabilizando ¿cuál ha sido la respuesta revolucionaria que nos han traído los políticos durante estos últimos años? el turismo de borrachera y excesos. Pan solo para algunos ayer, mucha hambre para hoy y mañana.
Además, durante los años de bonanza, e incluso ahora, se sigue dilapidando el dinero que nos esquilman vía impuestos, por ejemplo, pagando eventos deportivos de dudosa repercusión, como esos casi dos millones de euros que Ángeles Muñoz (PP), ha autorizado gastar en la copa Solheim de golf. ¿Usted la conoce? Pues eso, no hay más preguntas, Señoría.
Mientras tanto, no se habla de la insuficiencia sanitaria que padecemos en San Pedro Alcántara por la falta de otro centro de salud; del Hospital Costa del Sol paralizado desde que Ángeles Muñoz denunció en los juzgados las obras de ampliación; de la falta que hace una residencia para mayores pública; del medio centenar largo de personas que viven en las calles sin alternativa habitacional pública; del comedor social cerrado en San Pedro Alcántara durante el tripartito; sobre los juzgados que, de forma consciente e interesada, siguen colapsados, llenos de ratas y legajos amontonados causando una terrible indefensión al ciudadano; de la urgencia de construir nuevos centros de educación primaria y secundaria; de que a Nueva Andalucía se le negó tener un polideportivo cubierto, a pesar de estar aprobado por todas las fuerzas políticas en el pleno municipal; sobre las playas que siguen sin ser estabilizadas, empeorando la llegada de turistas; sobre la cultura, siempre al servicio de determinadas empresas; sobre los conciertos, que son monopolizados por Starlite a precios abusivos; de las calles que carecen de alumbrado de calidad; sobre la creación de vertederos ilegales a manos del propio ayuntamiento, ahora investigados por la justicia; del vertido de residuos a las playas en forma de heces, toallitas y demás lindezas que corren por unas conducciones de saneamiento que mezclan aguas fecales y pluviales sin que se haga casi nada al respecto; de las pobres comunicaciones viarias, un auténtico caos, sobre todo en las entradas y salidas a San Pedro Alcántara, nombrado a diario por esta circunstancia en los boletines horarios de los informativos radiofónicos; del bulevar, lleno de suciedad y pésimo mantenimiento; de aquellas zonas ajardinadas existentes en el centro, completamente secas y descuidadas; sobre los colectivos secuestrados con la amenaza de anular las ayudas económicas que libera el Ayuntamiento de Marbella; de la inexistencia de medidas reales que potencien el empleo… En definitiva, nadie quiere hablar de lo verdaderamente importante, de las cosas de comer, del penoso día a día que padecen cientos, sino miles de personas que, concretamente, en San Pedro Alcántara, a pesar de tener trabajo, siguen siendo pobres.
De todo esto no se habla, porque nos comen el coco con sus peleas entre partidos o comunidades, creadas con el único propósito de distraernos de la realidad. Mientras no seamos conscientes de ello, seguirán ganándonos en esta partida de ajedrez en la que jugamos con los ojos vendados y las manos atadas.
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