Uno de los ayuntamientos más ricos de Málaga, Marbella, sigue olvidando a su tejido empresarial

OPINIÓN. Bajo las alcantarillas
Por Manuel Fernández Valdivia. Empresario de San Pedro Alcántara

23/03/20. Opinión. El empresario Manuel Fernández Valdivia, en su habitual colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, habla sobre la actuación de Ángeles Muñoz, alcaldesa de Marbella, durante la crisis del coronavirus: “En la opulenta Costa del Sol, al igual que en otras partes de España, los políticos se han dedicado a engordar las arcas de aseguradoras, hospitales y clínicas privadas, mientras...

...desangraban al sector público, hoy más que nunca, salvador de vidas, gracias a sus magníficos profesionales, no a sus pésimos gestores”.

Las medidas económicas que Ángeles Muñoz aun no se atreve a tomar

Es posible que tarde o temprano, Ángeles Muñoz, alcaldesa de Marbella por el Partido Popular, reaccione a la grave crisis que el coronavirus COVID-19, ha provocado en todo el país, casi a la par que en el resto del mundo.


Si bien se han anunciado un pequeño grupo de medidas, pocas se han puesto en marcha y, de estas, poco o nada han repercutido entre los vecinos y residentes del municipio de Marbella.


Ángeles Muñoz, una alcaldesa casi desaparecida en las crisis desde su llegada a la presidencia del consistorio, sabe perfectamente ceder sus marrones a otros, para aparecer justo en los momentos de gloria, acaparando minutos en los informativos de la mayoría de medios serviles que pululan por la localidad. Por cierto, tampoco sabe nadie qué de bueno ha sacado en claro para San Pedro Alcántara o Marbella desde que fuese nombrada diputada en las Cortes Generales entre 2004 y 2008, o senadora desde 2015. Eso sí, fotógrafo y cámara a sueldo no le faltan cada vez que le vienen bien dadas o cuando busca montar un pollo contra alguna Administración Pública no gobernada por el Partido Popular, buscando siempre réditos políticos, pero nunca el bien común. Prueba de ello, hoy más que nunca, la vergonzosa paralización de las obras del centro de salud de San Pedro Alcántara (AQUÍ) y la ampliación del Hospital Costa del Sol, a pesar de que su íntimo amigo y compañero de partido, a la vez que presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, lleva más de un año al frente de esta institución, sin mover un solo dedo para solucionar los problemas que, con toda seguridad, causaron sus predecesores para, una vez más, demostrar que la alternancia prometida en Andalucía, ha quedado en otro “quítate tú pa ponerme yo”.

A la actual crisis del COVID-19, se une la carencia de medios sanitarios, claramente provocada por la incompetencia de todos los partidos políticos que han gobernado el país, la comunidad autónoma y el municipio de Marbella. Entre todos la mataron y ella sola se murió, que diría mi abuela. En la opulenta Costa del Sol, al igual que en otras partes de España, los políticos se han dedicado a engordar las arcas de aseguradoras, hospitales y clínicas privadas, mientras desangraban al sector público, hoy más que nunca, salvador de vidas, gracias a sus magníficos profesionales, no a sus pésimos gestores.

Si ya de por sí, mal nos venían dadas con el desaparecido gobierno local [que hasta Diario Sur lo dijo (AQUÍ)], se están dando claros signos de ineficacia y cobardía para apoyar a las familias, empresas y comerciantes. Ayuntamientos como el de Benahavís o Estepona, dieron la voz de alarma con días o semanas de antelación a la tibia reacción del de Marbella. Se cerraron y cancelaron espacios y eventos públicos sin que les temblara la mano en ello y sin seguir consigna política alguna. Una vez más, da igual de qué partido vengan las buenas acciones y las diferencias tan abismales que existen entre alcaldes de verdad, como los de los municipios citados, o la pose y postureo que caracterizan a los que tiene y ha tenido Marbella. Hasta ayuntamientos de la sierra tan humildes como el de Gaucín, tomaron medidas urgentes cuando Marbella seguía dormida en los laureles.

Para ayuntamientos proactivos y que, para muchos, han sorprendido positivamente a la ciudadanía, el de Madrid, con su alcalde a la cabeza. A pesar de sus desvaríos con el medio ambiente, Almeida ha demostrado que se puede pertenecer a un determinado partido político, y no tener que seguir al pie de la letra lo que dicte su jefe como si de una marioneta se tratara. En el caso de Marbella, situado éste a 600 kilómetros de distancia.


Antes que Ángeles Muñoz, Madrid, sin dilación, tomó la decisión de disponer de medidas suficientes para respaldar y defender al tejido empresarial de la ciudad (AQUÍ). A principios del mes de marzo, José Luis Martínez-Almeida (PP) junto a sus socios de gobierno, dispuso una “bonificación del 25 % de la cuota íntegra del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), para las fincas urbanas destinadas a los usos de ocio, hostelería y comercio, por considerarlos de interés o utilidad municipal”; la “bonificación del 25 % de la cuota íntegra del Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) a los sujetos pasivos que tributen por cuota municipal por determinados epígrafes: ocio, restauración, agencias de viaje, comercios y grandes superficies”, siempre bajo la premisa de mantener los puestos de trabajo; y la “moratoria de todos los tributos a los ciudadanos”, no solo las tasas y precios públicos como aquí. Esto es, como mínimo, lo que se podía esperar de la alcaldesa de cualquier pueblo, añadiendo a estas medidas otras de protección a las familias que, cómo no, siguen sin ser adoptadas. Las clases medias y los más humildes aquí, seguirán engrosando las estadísticas sobre los más desfavorecidos y desiguales de España (AQUÍ). Y, como dicen todos los estudios e informes realizados al respecto, la desigualdad mata (AQUÍ).

Eso sí, loquita por sacar algo, comunicó la suspensión temporal de la zona azul con motivo del estado de alarma, sin explicar a la ciudadanía cómo se salvará la cláusula por la que el Ayuntamiento se debe hacer cargo de las pérdidas que la empresa concesionaria contraiga durante la vigencia del contrato.

Tremenda vergüenza da ver a esta señora publicando fotos en redes sociales al lado de comerciantes, cuando sus hechos les olvida, cobrando IBIs y otros impuestos completamente injustos, solo por el hecho de vivir en un municipio llamado Marbella, cuyo presupuesto, en un 80% se dedica a comprar votos y pagar campañas de imagen, como los 350.000 euros que, entre todos, vamos a regalar a la empresa privada que gestiona Puerto Banús, en su 50 aniversario. Aun no sé dónde van a parar, entre otros, los 744,00 euros que cada emprendedor debe pagar para obtener el enganche de agua en su local, o los 60,00 euros mensuales que se les cobra por el primer metro cúbico de agua que consumen. La contraprestación: inseguridad ciudadana, calles a oscuras, suciedad extrema, privatización del mantenimiento de jardines para que sigan dando pena, sueldos de escándalo a políticos y palmeros, indiscriminadas talas de árboles, acumulación de vertederos ilegales, y un sistema sanitario desbordado a causa de peleas partidistas.

Recuerden también que, mientras recibíamos una avalancha de turistas provenientes de otras provincias o países, tampoco solicitó al Gobierno o la Junta de Andalucía que, como sí hizo valientemente el popular Fernando López Miras en Murcia, se decretara el confinamiento de las zonas turísticas de la región. Tampoco afeó a su expresidente José María Aznar (PP), que saliera corriendo de la capital, como hacen las ratas de un naufragio, al momento de llegar los primeros bulos sobre el supuesto e inminente cierre de Madrid. No me extrañaría nada que, a pesar de la prohibición, aun siga dando paseos, escolta incluida, por las playas de Guadalmina con sus preciosos perros. Por cierto, una patrulla menos por guardia que no está al servicio del interés general en San Pedro Alcántara durante el Estado de Alarma.

Alguien podrá decir algo con lo que estoy completamente de acuerdo. Que debemos remar todos en la misma dirección apoyando las medidas que se están tomando por parte del Gobierno. Y así es. Pero al tiempo, tenemos que poner sobre la mesa las carencias que padecen los enfermos, sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y, como expongo en este momento, las de las familias y todos los que contribuimos con nuestro trabajo a que el municipio y todo el país siga funcionando. A ver si por vergüenza arreglan algo.

Que los dioses, o quienes sean, nos pillen confesados. Con los políticos de Marbella parece que, por el momento, no contamos.

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