“De esta manera, al carecer de norma, la ley permite en gran medida, el urbanismo a la carta que rige la ciudad desde tiempo inmemorial”
OPINIÓN. Bajo las alcantarillas
Por Manuel Fernández Valdivia. Empresario de San Pedro Alcántara
21/06/21. Opinión. El empresario Manuel Fernández Valdivia, en su habitual colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, escribe sobre los intentos de aprobar un Plan General de Ordenación Urbana en Marbella: “A Marbella no le sale un plan general urbano completo desde 1962. Y ya ha llovido. Aquel documento, poco técnico, basado en elucubraciones del tardofranquismo local, carente de cualquier...
...atisbo de diseño urbanístico moderno, fue el que convirtió a la otrora perla del mediterráneo, en un pollo sin cabeza”.
El eterno e inexistente Plan General Urbano de Marbella
Podría decir que me sorprende. No estamos acostumbrados a que los tribunales den la razón a la ciudadanía, sobre todo cuando se trata de la virtualmente protegida en muchos ámbitos Ángeles Muñoz. Pero parecen coincidir las sedes judiciales en parar las pretensiones de la alcaldesa de Marbella cuando eso no afecta directamente a su carrera política o patrimonio personal. En fin, no todo van a ser penas en la casa del pobre.
Sobremanera, beligerantes están siendo los curritos más o menos de a pie, en lo que concierne al planeamiento urbanístico del municipio. A Marbella no le sale un plan general urbano completo desde 1962. Y ya ha llovido. Aquel documento, poco técnico, basado en elucubraciones del tardofranquismo local, carente de cualquier atisbo de diseño urbanístico moderno, fue el que convirtió a la otrora perla del mediterráneo, en un pollo sin cabeza que, más tarde, con la llegada de Jesús Gil al poder, apoyado mayoritariamente por los marbelleros, marbellíes, marbellenses, acabó por finiquitar cualquier esperanza de remodelación sostenible del territorio que no pase por hacerse un Nerón.
Si de 1962, pasamos al 1986, el resultado de este nuevo intento por disponer de un PGOU decente, dio al traste con las artimañas de los alcaldes socialistas que, tras disponer del documento aprobado en el Pleno municipal, jamás se les ocurrió publicarlo como marcaba la ley para hacer firme su cumplimiento. Como decimos, esto fue bien aprovechado por el GIL, que tampoco llegó a legalizar ninguno de los planes urbanos con los que se pasó 16 años engordando bolsas de basura, con billetes de todos los colores y nacionalidades.
Una de sus lugartenientes, la folclórica Marisol Yagüe, entre 2003 y 2006, comenzó a negociar con la Junta de Andalucía, lo que acabó siendo el Plan General de Ordenación Urbana de Marbella de 2010, aprobado a toda prisa por el equipo de Gobierno del Partido Popular, al que se sumaron los votos del Partido Socialista, a excepción de su concejal independiente Juan Luis Mena y el único edil de Izquierda Unida en el consistorio, Enrique Monterroso. En 2007, tras los efectos del Real Decreto 421/2006, de 7 de abril, por el que se dispuso la disolución del Ayuntamiento de Marbella, la constitución de una gestora provisional y convocarse nuevas elecciones municipales el 27 de mayo de 2007, fue Ángeles Muñoz quien ganó las elecciones.
Podría parecer que, al ser un documento consensuado desde tan largo tiempo con la Junta de Andalucía (AQUÍ), organismo que podríamos decir obligó a contratar al, según pone en su currículum “arquitecto-urbanista”, Manuel González Fustegueras, esta vez, la cosa iría sobre ruedas. Y así ocurrió, si obviamos el 90% de las alegaciones desestimadas, las advertencias recibidas de gran cantidad de colectivos vecinales y los votos en contra de los dos concejales citados, sumado todo ello, a las acciones legales iniciadas por diferentes actores que, finalmente, en noviembre de 2015, nuevamente dieron al traste con el planeamiento de Marbella, gracias al buen hacer del Tribunal Supremo, la Ley y la Jurisprudencia existente para documentos urbanísticos llenos de defectos imposibles de subsanar.
Así las cosas, solo quedaba rescatar el PGOU de 1986, adaptarlo a las ulteriores normas urbanísticas [como la LOUA], aprobarlo en Pleno y, ahora sí, publicarlo en los diferentes boletines oficiales, para que pudiera desplegar todos sus efectos legales. Pero en vez de eso y, a pesar de llegar al poder el Partido Socialista en 2015, la idea fue la misma, seguir una y otra vez con la receta de Jesús Gil y enmarañar más si cabe el destino urbanístico del municipio. Pepe Bernal y su concejala del ramo Isabel Pérez, tampoco dieron pie con bola y pasaron ésta, nuevamente en 2017, al Partido Popular tras la llamada “moción-traición”, que facilitaron los mercenarios de Opción Sampedreña, tras años de poner verde a Ángeles Muñoz para, nuevamente, regalarle el bastón de mando. No sin antes negociar, que sepamos, cargos y sueldos para un buen número de adeptos a su secta.
Pues bien, en vez de limitarse a dar un más que modesto paso administrativo, utilizando el nuevo expediente se intentaron modificar más de 80 artículos del PGOU, además del traído y llevado deslinde con Benahavís, algo que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, anuló mediante varios fallos, promovidos por el movimiento ciudadano “Ni un metro de Marbella para otra población”.
Pero la cosa no ha quedado ahí. La semana pasada tuvimos noticias de una nueva Sentencia del TSJA (AQUÍ) que, si el Tribunal Supremo no actúa contra su propia Jurisprudencia, volverá a dejar a Marbella sin Plan General o, mejor dicho, obligará a regir su destino urbanístico por aquel de 1962 y lo que las “negociaciones”, unidas a las permanentes modificaciones puntuales de elementos [recalificaciones], manden.
El TSJA, vistos los hechos, la legalidad española y europea vigente, unida a la Jurisprudencia del Tribunal Supremo aplicable, entiende que es de todo punto insubsanable, la carencia de los preceptivos informes de Evaluación de Impacto sobre la Salud de las personas (EIS), y de Evaluación Ambiental Estratégica (EAE), del texto refundido del Plan General de Ordenación Urbana de Marbella de 1986, aprobado en Pleno del 16 de mayo de 2018, por mayoría de quince votos a favor (trece del Grupo Municipal Popular de Marbella-San Pedro y dos del Grupo Municipal de Opción Sampedreña) y doce abstenciones (ocho del Grupo Municipal Socialista, dos del Grupo Municipal Costa del Sol Sí Puede y dos del Grupo Municipal de Izquierda Unida), quedando, por tanto, anulado en su totalidad.
A pesar de los avisos, Ángeles Muñoz, como Jesús Gil, ha seguido redactando uno y otro documento urbanístico, a su manera, utilizando técnicas que recuerdan al aceite rancio de alguna freiduría de tercera categoría. Haciendo ver que sus intentos son los de lograr una norma “decente”, pero parece seguir los pasos del maestro Gil, eternizando un simple trámite jurídico-urbanístico.
El tema es enrevesado, la verdad. Y siento mucho tener que entrar en tanto y, a la vez, tan poco detalle pero, las cosas son así, y debemos tratarlas desde el punto de vista histórico del asunto, para dilucidar una realidad palpable: que Marbella no tenga Plan General de Ordenación Urbana jamás. De esta manera, al carecer de norma, la ley permite en gran medida, el urbanismo a la carta que rige la ciudad desde tiempo inmemorial. Con las consecuencias que ello supone para determinados bolsillos e intereses que van más allá del bien común.
Por cierto, si aun no se han cansado de saber más sobre esta historia y, si no lo han hecho ya, lean el artículo de Radio San Pedro Alcántara (AQUÍ), donde, con detalle, se dan los motivos de la última Sentencia que, en la práctica, anula el PGOU de 1986, prestando atención a las artimañas esgrimidas por el Ayuntamiento de Marbella y las tragaderas que tiene la Junta de Andalucía, gobierne quien gobierne. Por eso, mi empeño en pregonar a los cuatro vientos, que los políticos de Marbella nunca han deseado disponer de un Plan General de Ordenación Urbana.
Puede leer aquí anteriores artículos de Manuel Fernández Valdivia