OPINIÓN. Charlas con nadie
Por Manuel Camas Jimena. Abogado
20/10/17. Opinión. El prestigioso abogado Manuel Camas Jimena, último decano progresista del Colegio de Abogados de Málaga, inicia sus colaboraciones con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con una columna estructuralmente atípica. Mediante charlas o conversaciones con nadie o con algún particular invitado, da forma a reflexiones muy ‘cotidianas’ del día día social...
...o ético. Cataluña, Podemos, la Constitución, el independentismo, ‘el derecho a decidir’,… son algunos de los ítems que Camas sugiere hoy.
Charlas con nadie, en octubre de 2017
MUCHO tiempo sin charlar.
LA verdad es que sí, lo echaba de menos, siempre me ha facilitado desarrollar las ideas el charlar, establecer diálogo, aunque sea imaginario, quién no tiene largas parrafadas consigo mismo en el coche, en la bicicleta, andando, en esas parrafadas se razona con auténtica libertad intelectual, y no hay miedo a cambiar de opinión si el propio razonamiento no te convence.
AHORA lo difícil es no hablar de Cataluña.
BUENO abarca mucho lo de Cataluña, la independencia, el derecho a decidir, la reforma de la constitución, la desestabilización del Estado, para bastante nos da esa conversación.
NORMALMENTE se habla solamente de la independencia.
EL proceso independentista impuesto en Cataluña es una aberración desde el punto de vista jurídico, desde el plano constitucional, visto desde la propia legalidad de la comunidad autónoma de Cataluña, incluso desde sus normas parlamentarias, cabría tacharlo de ridículo si no fuera porque el saltarse el derecho, como se ha hecho, pone en grave peligro la paz. Mi mayor reproche a los dirigentes independentistas es que están jugando con la paz.
PERO sin embargo una mayoría parece coincidir en que los catalanes tienen el derecho a decidir sobre sus cuestiones.
SIN duda tienen derecho a decidir sobre sus cuestiones, pero no sobre las mías, sobre las que tenemos juntos, sobre lo que es común. Creo que debemos desenmascarar la frase “bien queda” del derecho a decidir.
A qué te refieres.
LA constitución nos da unos derechos a todos los españoles, que no pueden ser suprimidos por los que residen en Cataluña; no tienen derecho a decidir por ejemplo, sobre mi derecho a la libertad de residencia, incluido la de poder votar donde me instale, o a la libertad de circulación por todo el territorio español, a estar sujeto a un mismo código penal en todo el estado, un código decidido por mis representantes, no tienen derecho a decidir sobre el sistema tributario, el derecho a ejercer mi profesión donde desee, o abrir empresas, a la seguridad social o la sanidad allá donde me encuentre, a que la actividad económica pueda planificarse para el conjunto del estado buscando el bien común, a la solidaridad entre territorios, a la igualdad de los ciudadanos de toda España, en definitiva.
EL “derecho a decidir” se pretende sea el derecho de otros a decidir sobre los míos. Tengo hermanos con negocios abiertos en Cataluña, ejerzo como abogado allí, mis hijos pueden estudiar en Barcelona, si me traslado a trabajar mantengo mi sistema de seguridad social, la asistencia sanitaria, el ordenamiento jurídico, tengo todas las garantías, como cualquier ciudadano, etc., no quiero dejar mis derechos en manos de los que ahora residen allí, lo mismo que ellos los tienen en cualquier parte de España, un porcentaje importante tampoco está dispuesto a perderlos.
ES una falacia el derecho a decidir y debemos decirlo, los que residen en Cataluña tienen derecho a decidir sobre muchísimas cosas, a nivel regional y en el ámbito local, incluso podemos dialogar si son más o menos, pero respecto de otras carecen del derecho a decidir por mí.
MENCIONAS también la reforma de la constitución.
MI hijo mayor me decía si no creía que, después de cuarenta años y con todo lo que ha evolucionado la sociedad, por la globalización y la tecnología, no resultaba evidente que la constitución debería cambiarse o, al menos, actualizarse.
ES verdad que el mundo ha cambiado profundamente, y el proceso de cambio acaba de comenzar, es razonable pensar que tras cuarenta años la constitución debe reformarse, probablemente tenga razón, y políticamente ofrezca una solución, ahora bien, invitaría a todos a que se lean la constitución, yo la he releído estos días (AQUÍ).
SIMPLEMENTE su Preámbulo ya nos lo dice: La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular. Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida. Establecer una sociedad democrática avanzada, y Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra. En consecuencia, las Cortes aprueban y el pueblo español ratifica la siguiente…
LO que sigue es del todo coherente con ese preámbulo y es difícil encontrar qué cambiar sustancialmente; sí resulta necesario que suprimamos la primacía del hombre sobre la mujer en la sucesión al trono, ordenemos mejor las competencias entre Estado y Comunidades Autónomas, por medio de una organización federal que incluya la lealtad institucional, reformemos el Senado como cámara de representación territorial, pero en la inmensa mayoría de su texto, los consensos alcanzados en 1978 son impecables. Es una constitución europea, influida decisivamente por la de los países de nuestro entorno en sus contenidos y de la que debemos estar orgullosos.
Y por qué hablas de intento de desestabilizar el estado.
TODOS percibimos, subyace en la mentalidad colectiva, consciente e inconsciente. que atravesamos tiempos de incertidumbre social, cultural, tecnológica, económica, y eso genera temores, unidos al dolor inmenso de la crisis. Esos temores y ese dolor algunos políticos los están utilizando para degenerar la democracia, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratando por esa vía conseguir el poder. Es la definición de demagogia del Diccionario de la Real Academia.
ME preocupa, aún más que Cataluña, esa perversa estrategia política que representa ahora Podemos, demagógica, solamente reparte culpas de manera pontifical, dice tener la solución de todo, aunque nunca la explica, para cada problema un culpable, nunca una solución, buscan decididamente el descrédito del sistema.
VIVIMOS en un estado con unas cotas de libertad y democracia envidiables para la mayoría del planeta, como nunca en la historia de nuestro país habíamos alcanzado. Gracias el engarce de nuestra economía en el contexto internacional, principalmente en la Unión Europea, la hemos desarrollado, llevándola a un nivel inimaginable hace 40 años; obviamente tenemos innumerables aspectos que mejorar, por supuesto, soy progresista y sé que hay que cambiar con las circunstancias para mejorar, pero no es lo que se pretende desde esa izquierda populista y no democrática que representa Podemos.
RESULTA evidente a mi juicio la estrategia populista de intentar desestabilizar el “régimen del 78”, para conseguirlo no importa aliarse con los nacionalismos más egoístas que puedan existir, decía el presidente de la República Francesa que el egoísmo del nacionalismo catalán le daba miedo.
RESULTA obvia la existencia de una estrategia que pretende crear una sensación de quiebra del sistema, la desestabilización, no solamente en Cataluña, sino utilizando Cataluña, en todo el país. Hay que decirlo, desenmascararlo y actuar para que no se generen esas falsas sensaciones, siempre tan negativas para el interés común.
ROMPERLO todo como solución, y cuando el sistema esté roto, dirigirlo desde la calle o con movimientos asamblearios. Resulta candoroso pensar que esa izquierda populista y demagógica pueda llevarnos más que a la pobreza y a la falta de libertad, como siempre ha hecho, por la vía de la revolución o por la vía de las elecciones, véase Venezuela.
POR mucho que todos hayamos sufrido la terrible crisis económica y por poco que nos guste el lugar al que hemos llegado, tenemos, gracias a la Constitución, poderosos instrumentos para recuperar la solidaridad entre los ciudadanos, mejorar la distribución de la riqueza, reequilibrar las pensiones, mejorar nuestra administración y nuestras instituciones.
DESDE la izquierda tenemos que perder injustificados pudores, no somos de derechas por denunciar a nacionalistas (egoístas, insolidarios por definición) y populistas, también los de la izquierda, que buscan al desastre para que se realice su propia profecía. La Constitución preserva la paz
LLEGAMOS, tenemos que dejar la charla, seguimos en otro momento.
CON Manuel Camas Jimena, abogado, el miércoles día 18.