“Si no se empieza a atajar, la desigualdad va a tender al infinito, porque la revolución tecnológica, la sustitución del trabajo humano por la inteligencia artificial, unida a la robotización va a acelerarla exponencialmente

OPINIÓN. Charlas con nadie

Por Manuel Camas
. Abogado

02/02/21.
Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe en su colaboración de hoy para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre desigualdad: “Expresa Llanos de manera simple lo que es la solidaridad fiscal, que paguen más lo que más ganan, pero no es quitar, el proceso busca que después, a través de un gasto e inversión eficiente de lo recaudado, hagamos que disminuyan...

...las desigualdades; nuestro sistema fiscal constitucionalmente debe contribuir a esa solidaridad, pero su deterioro por falta de reformas lo hace muy injusto”.

Me da igual lo que me quiten, dice un youtuber

A propósito de un artículo sobre los retos de Joe Biden, Moisés Naim (El País, 24 de enero de 2021, <El dilema de Joe: ¿paz o justicia?)>, nos hace una lista breve, por condensada, de los problemas del Mundo:


<La lista de emergencias que debe atender el nuevo presidente es abrumadora: La pandemia, sus catastróficas consecuencias económicas, el cambio climático, una sociedad profundamente desigual y polarizada, y decenas de crisis internacionales, son solo algunos de los problemas urgentes>.

El artículo, especialmente interesante, lo mencionaba Felipe González a los pocos días en una entrevista en la SER, se refería al conflicto que genera la necesidad de unir al país y, a la vez, la de hacer justicia con las barbaridades cometidas.

No puedo dejar de pensar, al esperar ilusionado el retorno del Partido Demócrata a la Casa Blanca, con mayoría en el Congreso y Senado de Estados Unidos, por lo que eso significa de vuelta al multilateralismo, que la magnitud de la tarea y el empeoramiento social y económico que genera la pandemia, facilite una campaña trumpista reclamando la nostalgia de la situación pre-covid y haciendo responsable a Biden de los efectos del daño infligido por la pandemia cuyos catastróficas dimensiones económicos están aún por descubrir.

Por eso intento comprometerme yo mismo en no olvidarme de que las simplezas del populismo deben contestarse y desenmascararse siempre, por cansado que resulte hacerlo, a veces contestando lo obvio, no conozco muchas más herramientas contra el populismo que no cejar en contestarlo.

Entiendo la explicación de Iñaki Gabilondo al despedirse de su columna radiofónica diaria, cansado de la situación política que vivimos, evitar convertirse en un analista permanentemente malhumorado, que le pregunten a Javier Marías; en una conversación que mantuve con el director de esta publicación hace semanas le decía: qué difícil escribir, decir algo en esta situación tan crispada, sin que todo el mundo se dé por ofendido, acabando como alguien permanentemente molesto o cascarrabias.

De los problemas señalados hay uno que me genera especial desazón, la sociedad profundamente desigual, crecientemente desigual decía Obama en la deliciosa entrevista que le realizó Javier del Pino en la mañana del sábado 30 de enero en la SER; si no se empieza a atajar, la desigualdad va a tender al infinito, porque la revolución tecnológica, la sustitución del trabajo humano por la inteligencia artificial, unida a la robotización va a acelerarla exponencialmente.

La desigualdad fue tratada por Joaquín Estefanía en Cinco Días el pasado 22 de enero (<El triunfo de la injusticia>). Escribía que <La desigualdad desbocada que padecemos tiene un claro motor: el sistema fiscal. El triunfo de la injusticia fiscal es, ante todo, una negación de la democracia… describen la aparición de una industria de la evasión fiscal que oculta los ingresos y la riqueza; el surgimiento, con la globalización, de nuevas lagunas jurídicas explotadas por las empresas multinacionales; o la espiral de la competencia fiscal internacional, que ha llevado a los países a reducir, una tras otra sus tasas impositivas>.

Coincidía el artículo con las noticias habidas sobre el cambio de residencia a Andorra de youtubers con altos ingresos, y el contrapunto de otro conocido streamer, Ibai Llanos que declaraba: <Me da igual lo que me quiten, porque sigo viviendo de puta madre y me parece normal que a los que ganan mucha pasta les quiten mucho dinero>.

Expresa Llanos de manera simple lo que es la solidaridad fiscal, que paguen más lo que más ganan, pero no es quitar, el proceso busca que después, a través de un gasto e inversión eficiente de lo recaudado, hagamos que disminuyan las desigualdades; nuestro sistema fiscal constitucionalmente debe contribuir a esa solidaridad, pero su deterioro por falta de reformas lo hace muy injusto, el sistema ha quedado tan perjudicado por el paso del tiempo, por el cambio de circunstancias, por su mala gestión, que la regla ha dejado de ser general y no son todos los que más ganan los que más pagan, demasiados se escapan.

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