“Me sobrecoge la noticia del incendio de la librería Proteo, lo escucho en Barcelona a las 8 de la mañana, en la cadena SER, el móvil facilita sintonizar la emisora local, estés donde estés”
OPINIÓN. Charlas con nadie
Por Manuel Camas. Abogado
11/05/21. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el reciente incendio de la librería Proteo: “No dejemos como sociedad malagueña de valorar nuestros símbolos, Proteo es uno de ellos, desde su edificio que en su rehabilitación salva el recuerdo de la Puerta de Buenaventura de la ciudad, hasta su historia...
...unida al final de la Dictadura y la Transición, a la cultura y a nuestros universitarios, protejámoslo si queremos proyectar hacia el futuro lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, colaboremos todos a reabrir Proteo”.
Proteo
Me sobrecoge la noticia del incendio de la librería Proteo, lo escucho en Barcelona a las 8 de la mañana, en la cadena SER, el móvil facilita sintonizar la emisora local, estés donde estés.
Pienso en que también es casual que me pille andando hacia calle Aribau, donde está nuestro despacho en Barcelona, calle de novela, donde nació Carmen Laforet y ubicó el piso de ‘Nada’, su obra maestra; y no puedo remediar recordar ‘La sombra del viento’, de Ruiz Zafón: “Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados”.
Al regresar a Málaga busco los libros que Antonio Palacios me regaló sobre Proteo, con motivo de los 50 años de existencia de la Librería, cumplidos en 2019, dedicado uno de ellos “A todas las personas, -clientes, trabajadores, colaboradores y amigos-, que han formado parte de Proteo estos 50 años y que ahora son familia”.
Otra de las obras de ese 50 aniversario, ‘Entre Libros’ de Patrick Tuite Briales, utiliza para su homenaje, en su dedicatoria, una frase inmejorablemente elegida:
“¿Por qué se mete la gente en la venta de libros? Desde luego no por dinero, ni por glamour, ni para asegurarse un futuro. La respuesta es muy simple: por amor a los libros” (Una vida entre libros, de Lewis Buzbee).
De otra forma lo dice el fundador de Proteo, Paco Puche “Una librería, aun siendo un comercio, es mucho más que eso. Es una república de las letras, en cuyos foros se trafica con libros, se intercambian ideas, sugerencias y alientos”.
Jesús Otaola Carrera, al frente de Proteo desde hace once años, en una entrevista que le realiza Maria José Garde, el 25 de marzo de 2018, en Málaga Hoy nos decía que “El libro no pasará de moda, es casi el invento más perfecto del hombre”.
Si alguien quiere corroborar lo acertado de la afirmación merece mucho la pena leer ‘El infinito en un junco’, sobre la invención de los libros en el mundo antiguo, de Irene Vallejo, en él encontraremos librerías en la antigua Grecia y Roma, sabremos sobre la realidad de la Biblioteca de Alejandría y el porqué del orden alfabético, entre otras muchísimas muestras de un conocimiento profundo de la Historia.
Recuerdo lo que de familiar tiene Proteo, he llevado a mis hijos verano tras verano a pasar un buen rato entre sus pasillos, tenían que elegir libros para las vacaciones, pero para hacerlo debían ojear, mirar, escudriñar, algo de lo que siempre ha presumido la librería, que ha permitido al cliente sentirse verdaderamente en casa.
Nunca olvido que Proteo nació también como una librería de libros prohibidos, algo que realmente es difícil explicar a la generación milenial, z, x…
Lo digo porque hay cosas que me han resultaba verdaderamente complicado explicar a mis hijos, una generación nacida casi en internet a la que les supone mucha dificultad la comprensión de lo que significaba la censura.
Libros prohibidos, películas prohibidas o con escenas cortadas, periódicos secuestrados o censurados en parte de sus noticias, la existencia de censores morales y políticos que debían autorizar la publicación, la exhibición, la población tratada con infantilidad, humillada desde la toma de decisión por ella de lo que puede leer, oír o ver; todo para sostener por la fuerza, desde la ocultación y la mentira, un sistema político.
La comparación que asimila ese estado de cosas a la España actual me pone los pelos de punta, que se discuta que vivamos en una sociedad de libertades es muy preocupante, porque no creo que la conversación que parte de que en nuestra sociedad falta libertad pueda pretender concluir de otra forma que no sea con un recorte de las propias libertades.
Otros temas que para mí ha sido de difícil traslación a las generaciones que nos siguen son el comunismo de la URSS, el muro de Berlín, la Europa del Este e incluso la propia dictadura franquista en muchos otros aspectos además de la censura. Afortunadamente desde la sociedad actual a los jóvenes les resulta incomprensible que pudieran darse esas situaciones que les parecen de la noche de los tiempos.
Obviamente en aquellas épocas la gente también vivía, se enamoraba, tenía hijos, sufría, triunfaba y fracasaba, también en esos escenarios, pero qué ambientes tan cutres, negros, pobres, corruptos y malolientes. Es difícil transmitirlos y qué fácilmente se olvidan. Es bueno ser conscientes de que en la dictadura el Gobierno decidía por nosotros incluso sobre lo que se podía leer o no.
La familiaridad de Proteo se une con las Navidades y los regalos de libros buscados, encargados, deseados; se une a la escuela por los libros de texto, los diccionarios, evoca el comienzo de los estudios en la universidad, la búsqueda de manuales, códigos, lecturas recomendadas.
No puedo dejar de recordar unas palabras del catedrático y abogado Matías Cortés, pronunciadas en un tribunal de tesis en la Universidad de Málaga, referidas al rector Martín Delgado, al que dedicó unas palabras como director de la tesis, en las que destacó que recordaba una Málaga, antes del enorme impulso a su universidad, obra del rector, como una ciudad de una única librería.
Me consta que la corriente de solidaridad frente al desastre del incendio es enorme en todos los sentidos, personales, institucionales, financieros, empresariales.
No dejemos como sociedad malagueña de valorar nuestros símbolos, Proteo es uno de ellos, desde su edificio que en su rehabilitación salva el recuerdo de la Puerta de Buenaventura de la ciudad, hasta su historia unida al final de la Dictadura y la Transición, a la cultura y a nuestros universitarios, protejámoslo si queremos proyectar hacia el futuro lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, colaboremos todos a reabrir Proteo.
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