“Los que se limitan a defender el castillo siempre me han dado miedo, al final señalan enemigos fuera, para con esa excusa acabar emprendiéndolas dentro, con los que se oponen a sus ansias de poder y sus mentiras”
OPINIÓN. Charlas con Nadie
Por Manuel Camas. Abogado
24/05/22. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el valor de la política y de los políticos: “La política de nuestro país ha conducido a varias generaciones a vivir los mejores años de nuestra historia, desde luego los más solidarios entre los españoles. No me he visto limitado por la censura, he podido...
...disfrutar de la libertad de expresión, ideológica, de culto, sindicarme o militar en un partido político, hacer huelga, asociarme, reunirme, manifestarme, disfrutar en definitiva de todos los derechos fundamentales y libertades públicas de un Estado social, democrático y de derecho”.
Política
Hace unos días, por motivos que no vienen al caso, en el Colegio de Abogados tuve la oportunidad de dirigirme al auditorio congregado en el Salón de actos. De las palabras que tuve oportunidad de pronunciar hubo una parte dedicada a la política que quiero reproducir en estas líneas:
En esta sala concurren miembros del Gobierno de España, parlamentarios, alcaldes y alcaldesas, representantes políticos del Estado, de las comunidades autónomas de las administraciones locales, de todo signo político, además en un momento trascendente, con elecciones convocadas en Andalucía, algunos de sus candidatos nos acompañan.
Otras veces en esta sala he podido expresarme en nombre de la abogacía, hoy solo puedo hacer públicos mis sentimientos, mis afectos, mis ideas.
Quiero por ello expresar mi más firme consideración, convicción y defensa de la importancia de la política y de los que la ejercen.
La Constitución, la obra en la que descansa todo nuestro ordenamiento jurídico es la unión del derecho y la política, ambas son la clave de la paz y la convivencia.
Hace 44 años, la política, representando a la sociedad española, superó las divisiones entre nosotros, y desde entonces, la política de nuestro país ha conducido a varias generaciones a vivir los mejores años de nuestra historia, desde luego los más solidarios entre los españoles. No me he visto limitado por la censura, he podido disfrutar de la libertad de expresión, ideológica, de culto, sindicarme o militar en un partido político, hacer huelga, asociarme, reunirme, manifestarme, disfrutar en definitiva de todos los derechos fundamentales y libertades públicas de un Estado social, democrático y de derecho.
Admiro la dedicación, el esfuerzo que realizan mujeres y hombres que asumís esas responsabilidades, por eso mis palabras finales son en defensa del derecho y de la política, herramientas de paz, convivencia y solidaridad.
Acabé con un <A todas, todos, muchas gracias.> que inevitablemente molestó a quienes en la defensa de la regla cartesiana o de su propio sentido de la estética, no quieren entender que el lenguaje ayuda a llamar la atención sobre la desigualdad entre hombres y mujeres y que este tipo de expresiones, matizadas, hacen finalmente que la sociedad atienda a la necesidad de mayor igualdad. A estas alturas no debía ser necesario señalar más que el lenguaje recrea, y por ello sostiene, una estructura de poder. También hay que modificar la forma en la que usamos la lengua si se quiere cambiar esas estructuras machistas.
La persona que me hizo reflexionar sobre la importancia de defender la política, por la trascendencia de la función que cumple en un estado democrático, fue Javier Torres Vela, el que durante dos legislaturas presidió el Parlamento de Andalucía, entre los años 1996 y 2000. Unos años después, no recuerdo exactamente cuándo, pudimos traerlo a dar una conferencia en el Ateneo de Málaga que llevaba por título precisamente <Defensa de la política> y que me pareció verdaderamente un lujo para los que lo escuchamos, que fuimos muchos.
El tema ganó interés en los primeros años del Siglo XXI. Con motivo de escribir estas líneas y charlando con Nadie, he rebuscado lecturas de entonces y recuperado dos libros que quizás deba releer: <En defensa de la política> de Bernard Crick, (Editorial Tusquets, marzo 2001) y <El control de los políticos> de José María Maravall (Editorial Taurus 2003).
El último capítulo de la obra de Bernard Cricks se titula Elogio de la política, comienza con dos citas, la primera de San Pablo:
Y el hombre que aspira a ser maestro es moderado en todo,
la segunda del poeta y ensayista británico WH Auden. En memoria de WB Yeats (poeta, dramaturgo y político irlandés):
En la cárcel de sus días
Enseña al hombre libre a elogiar.
Me permito traer aquí un párrafo de ese capítulo porque creo no tiene desperdicio:
La política es conservadora: preserva los beneficios mínimos de un orden establecido; liberal: se compone de libertades concretas y requiere tolerancia, y socialista: provee las condiciones para el cambio social consciente que permita a los grupos participar sobre una base equitativa en la prosperidad y la supervivencia de la comunidad. La preponderancia de uno u otro elemento varía según el momento, el lugar y las circunstancias, e incluso según la disposición de los hombres, pero todos ellos deben estar presentes en alguna proporción. La posibilidad de progreso depende de su capacidad de diálogo. La política, en lugar de limitarse a defender el castillo, crea una comunidad próspera y políglota que vive extramuros.
Las letras negritas son mías, intento con ellas destacar parte del mensaje.
Los que se limitan a defender el castillo siempre me han dado miedo, al final señalan enemigos fuera, para con esa excusa acabar emprendiéndolas dentro, con los que se oponen a sus ansias de poder y sus mentiras.
Frente al elogio de la política, la obra de Maravall se preocupa de señalar y buscar soluciones a defectos que la perjudiquen.
Del libro de Maravall él mismo destaca lo que pretende, facilitar el rendimiento de cuentas de los políticos y el carácter representativo de los gobiernos, limitar las posibilidades de estrategias de manipulación, reducir las tendencias oligárquicas en el seno de los partidos o evitar la judicialización de una política desplazada del ámbito de las instituciones democráticas.
Utiliza una cita de Willy Brandt <osar más democracia> y entre sus conclusiones me llama la atención la siguiente, incluida dentro del capítulo en el que se ocupa de los premios y castigos electorales:
<Muchos votantes decidían así, por las razones que fueran, apoyar al Gobierno o a la oposición, y después elegían los argumentos que sostenían su decisión (…) la suerte de los gobiernos no dependerá del resultado de su gestión. Los políticos podrán acudir a la ideología de sus votantes o a su lealtad con su voto pasado para seguir disfrutando de su apoyo. De esta forma, puede suceder que buenos resultaos económicos conduzcan a la caída de un Gobierno, malos resultados a su supervivencia. Y si esto es así, los premios y castigos electorales no servirán de incentivo para un buen Gobierno>.
Estamos de elecciones en Andalucía, escuchemos propuestas, reflexionemos y decidamos con nuestro voto lo que queremos sea nuestra tierra en el futuro. Participemos y apoyemos a quien mejor nos parezca.
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