La guerra para desencadenarse tiene un factor necesario, aunque no suficiente, el fracaso de la política”

OPINIÓN. Charlas con Nadie

Por Manuel Camas
. Abogado

17/10/23.
Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las guerras: “La guerra vista desde lejos, como la vemos esta vez nosotros desde aquí, embarga de tristeza al imaginar y ver los padecimientos de tantos seres humanos, hace surgir la compasión, deseos de aliviar el dolor, de remediar o evitar el sufrimiento,...

...también de impotencia por no poder evitarlo”.

Guerra

Entre películas, novelas, videos, redes y los ochenta años que casi toda Europa llevaba sin guerras no resulta tan espontáneo horrorizarse del sufrimiento ajeno.


Uno de mis hijos a lo largo de la semana juega conmigo y con Nadie a acertar sobre qué versará el articulito que escribiré en el fin de semana, me dijo que esta vez, con toda certeza, era imposible que no fuese sobre Gaza, le contesté que, de ninguna manera, demasiado triste, demasiada impotencia.

Leo ávidamente la prensa, especialmente la del domingo en la mañana, es difícil sustraerse a las noticias, la información y la opinión sobre la guerra en Palestina e Israel, incluso hace que su sangrienta novedad disimule la guerra de Ucrania.

Así que decidí enfrentarme a la tristeza convenciéndome de que refugiarme en otros temas era de alguna forma dar la espalda al enorme sufrimiento de mis semejantes.

La guerra para desencadenarse tiene un factor necesario, aunque no suficiente, el fracaso de la política.

Hay decenas de expresiones con la palabra guerra, término que tiene a su vez varias acepciones en el Diccionario de la Real Academia Española, la segunda de ellas quizás sea la que más se ajuste a lo que contemplamos ahora: lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación.

Muchas de las expresiones que califican la guerra pueden ser traídas al conflicto palestino israelí. Se trata de una guerra abierta, de enemistad y hostilidad declaradas, aunque mientras el conflicto no es abierto como ahora, también es una guerra de posiciones, con frentes normalmente fijos, la valla, o incluso guerra fría, más para uno que para otros tenemos que aceptar; también es guerra civil, porque la tienen entre sí los habitantes de un mismo pueblo; algo tiene de guerra electrónica, a veces se dice preventiva, para algunos será guerra santa, ofrece recompensa celestial a los que mueran en combate, desde luego es sin cuartel y también guerra sucia, al margen de la legalidad y porque combate a un determinado grupo social.

¡Guerra! También es una llamada de ánimo al combate, pero para casi todos, un profundo lamento.


Ninguna de las expresiones hace referencia a las víctimas de la guerra, personas sacrificadas, expuestas a graves riesgos, que padecen daño o mueren por culpa ajena.

Encuentro un documento del Centro Nacional para Víctimas del Crimen de Estados Unidos que trata de la asistencia a personas agredidas, la agresión es una situación violenta en la que peligra la vida, incluso si las lesiones no son graves o permanentes, cuando una persona es agredida se enfrenta a la posibilidad de morir y al temor de dejar a sus seres queridos. Éstos y otros aspectos de la agresión afectan emocionalmente de inmediato. Se pueden experimentar sentimientos, pensamientos y reacciones de culpabilidad como resultado del shock por no considerarse capaz de haberlo prevenido, a veces llega a creerse que de alguna forma fue propia culpa. Asimismo, se siente humillación, incluso rechazo por parte de otros. Nadie tiene derecho a agredir a nadie, independientemente de la ira que sienta el agresor o de que opine que la víctima de alguna forma lo ha provocado.

La guerra a penas que la imaginemos produce horror, desencadena hechos terribles y repugnantes, genera sentimientos de enorme miedo.

La guerra vista desde lejos, como la vemos esta vez nosotros desde aquí, embarga de tristeza al imaginar y ver los padecimientos de tantos seres humanos, hace surgir la compasión, deseos de aliviar el dolor, de remediar o evitar el sufrimiento, también de impotencia por no poder evitarlo.

De manera lamentable hay actualmente en el mundo 58 conflictos que podemos calificar como guerras, a Gaza y Ucrania debemos añadir Sudán, las distintas insurgencias en el Magreb, Birmania, Somalia, Siria, las insurgencias de Boko Haram. Yemen, Etiopía, etc.; este etcétera ofende, perturba no mencionarlas todas, una a una, con sus muertos y sus heridos, sus víctimas, sus miedos, humillaciones, dolor. Casi todas se desarrollan en África y Asia, sin embargo, ocupan más espacio en los medios de comunicación y en las redes cuanto afectan a nuestra economía, por eso son menos conocidas las guerras africanas, solo las adorna el horror, sin consecuencias económicas para el resto; las guerras europeas, las occidentales, además tienen consecuencias para nosotros, las dos últimas se ven reflejadas en el precio al que nos surten de combustible.

Lo único significativo las víctimas, la guerra solo produce víctimas en ambos bandos, también son víctimas la jovencísima soldada llamada a matarse siguiendo órdenes de sus mandos.

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