“Me gusta oír a quien argumenta, aunque sus argumentos no los comparta siempre me influyen si son lógicos, pero es muy cansada la charla dogmática que lo ocupa todo

OPINIÓN. Charlas con Nadie

Por Manuel Camas
. Abogado

21/11/23.
Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre política y Justicia: “Me ha resultado particularmente doloroso ver togas y puñetas fuera de las Salas de vistas de Juzgados y Tribunales, creo que si algo deja meridianamente claro ese tipo de actuaciones es que la Justicia necesita profundas reformas y que la judicialización...

...de la política es intrínsecamente mala, tiene consecuencias en todas partes”.

Charlar

Hay que reconocer que la situación política actual al menos tiene una cosa buena, no hay tertulia aburrida, en todas hay un tema sobre la mesa. Espero no obstante que amaine el temporal y nos vayamos serenando como pedía uno de los padres de la Constitución, Miquel Roca Junyent, hace tan solo unos días.


Claro que hay motivos para la preocupación, se toman decisiones que a unos gustan a otros preocupan, a algunos disgustan profundamente. Un buen amigo de Barcelona me decía este fin de semana que, por mucho que pensemos que las cosas están alteradas, no podemos imaginar hasta qué punto llegaron a estarlo en Cataluña.

Otra amiga, con la que comparto un grupo de WhatsApp, me comentó que la dinámica de diálogo de ese grupo le recordó la que también vivió en Cataluña por aquellas fechas, la gente exponía posiciones maximalistas y otros las refutaban y al final, o te salías o dejabas de leerlo porque era insoportable, los grupos se deshacían, era mejor dejar de hablar.

Pero nunca faltan temas para comentar, se suceden diariamente, ayer la extrema derecha ganaba las elecciones en Argentina, pobre Argentina, no se lo merece, aunque otro amigo comentaba: cómo estarán las cosas allí que el único resultado bueno hubiera sido que perdieran los dos.

Dolarizar la economía, que desaparezca el Banco Central, la sanidad y la educación públicas, mejor repartir el dinero entre la gente y que se busquen el colegio o el hospital, adobado con legalizar el uso de las armas y prohibir el aborto, miedo da solo escribirlo, entre lindezas como las que dedica al <zurdo> del Papa, que hay que echarle imaginación para pensar que un Papa pueda ser de izquierdas o progresista.

Si charlar significa conversar, también puede referirse a hablar mucho, sin sustancia. Según el Diccionario de la Real Academia ha caído en desuso en el sentido de tratar, comunicar y tener amistad con otra u otras personas. Pero sin embargo esas son las charlas que me agradan, las otras las rehúyo cada vez más, me gusta oír a quien argumenta, aunque sus argumentos no los comparta siempre me influyen si son lógicos, pero es muy cansada la charla dogmática que lo ocupa todo.

No deja de sorprenderme la crítica en aspectos personales a gente que no se conoce en ese ámbito, como si dispusiésemos de análisis psiquiátricos minuciosos de los personajes y sus intenciones derivadas de sus perversiones, ni una sola virtud, ninguna humanidad.

Hoy tengo que agradecer la tribuna publicado en El País por Ricardo Bodas Martín, magistrado emérito del Tribunal Supremo, la titula Jaque a la imparcialidad judicial: Con sus críticas preventivas a la ley de amnistía, el CGPJ, el Supremo y las asociaciones profesionales han puesto en juego la credibilidad del poder del Estado al que representan en un momento clave para nuestra democracia.

Defiende en el artículo, no tiene desperdicio, que las actuaciones que describe, incluye los textos de los comunicados entre comillas, acreditan por sí mismas que una parte de los jueces, a quienes corresponderá aplicar la ley de amnistía, la han reprochado previamente mediante intervenciones directas o indirectas en el debate político.



Ya saben que Nadie y yo hablamos con frecuencia acerca de la Justicia, a ese mundo pertenecemos. Me ha resultado particularmente doloroso ver togas y puñetas fuera de las Salas de vistas de Juzgados y Tribunales, creo que si algo deja meridianamente claro ese tipo de actuaciones es que la Justicia necesita profundas reformas y que la judicialización de la política es intrínsecamente mala, tiene consecuencias en todas partes.

Estas semanas atrás una audiencia provincial ha estimado el recurso de un cliente y ha decretado su sobreseimiento libre. Han trascurrido nada más que diez años. La noticia lo dejó perplejo, han destruido mi vida, me dijo, dejando entrever su dolor porque ni tan siquiera encontraba una torpe disculpa. Le escribí unos días después diciéndole: como parte del sistema de justicia permíteme que sea yo el que te pida disculpas por el trato que has recibido.

En una conferencia sobre delitos medio ambientales, hace muy poco, un fiscal agradecía en público que se haya puesto fin al límite temporal de la instrucción, literalmente dijo: pero este tipo de cosas cómo van a investigarse en menos de diez años.

El sistema sigue viviendo sobre la idea de una Justicia casi divina, lo importante es resolver sobre la injusticia, aunque para ello cometamos mayores injusticias, qué más da los que se vean atropellados por el procedimiento, el bien superior lo justifica.

Cuestión de valores me dice Nadie, los conceptos abstractos sin medida ni proporción ni límite frente a las personas, la vieja idea de los intereses de la patria por encima de los de los compatriotas, pero quién define los intereses.

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