“En este ambiente de futbolización de la política, para muchos no será ni falta el que le partan la pierna al contario, mientras que merecerá tarjeta roja cualquier lance de juego del otro equipo”
OPINIÓN. Charlas con Nadie
Por Manuel Camas. Abogado
19/03/24. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el ambiente de ‘futbolización’ de la política: “Deberíamos parar esto, deberían pararlo quienes nos representan, pero también debemos colaborar nosotros, los ciudadanos. No podemos admitir que llamen perro al presidente del gobierno, nos guste o no la persona...
...que lo es, ni es admisible que se llame hijos de puta a los del partido contrario, por graciosa que parezca a alguno lo de “me gusta la fruta””.
Respeto
“Tras el ataque desmesurado de Hacienda, de la Fiscalía, del Perro, de la vicepresidenta, del gañán de Transportes, del que no paga impuestos en España de PRISA, de la Intxaurrondo que cobra en B de TVE y la quitan el programa… no pueden matar a Díaz Ayuso!! Nos gusta la fruta!!”.
El sábado me impactó conocer el tuit que acabo de transcribir, es de Miguel Ángel Rodríguez, el que fue secretario de estado de Comunicaciones y portavoz del gobierno del presidente Aznar, hoy director del gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
También mandó por WhatsApp a una periodista de Eldiario.es: “Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar. Que os den. Idiotas”.
Tampoco me gusta, me resulta incomprensible, que un Ministro del Gobierno de España, Óscar Puente, se refiera a la pareja de la presidenta Díaz Ayuso como “testaferro con derecho a roce”, no creo que deba haber ministros que se expresen así. No comprendo que los partidos políticos puedan admitir este tipo de conductas, ese nivel de falta de respeto a personas y colectivos.
Antes, el 5 de marzo, desde la cuenta oficial de X, el PP tuiteó: “Mensaje para los corruptos del PSOE: es la 1 de la madrugada. Dice Yolanda Díaz que es hora de salir de las marisquerías. Ya pueden dirigirse ordenadamente a sus prostíbulos de confianza. Recuerden saludar al portero. Quién sabe: igual llega a consejero de Renfe”.
En este ambiente de futbolización de la política, para muchos no será ni falta el que le partan la pierna al contario, mientras que merecerá tarjeta roja cualquier lance de juego del otro equipo. Deberíamos parar esto, deberían pararlo quienes nos representan, pero también debemos colaborar nosotros, los ciudadanos. No podemos admitir que llamen perro al presidente del gobierno, nos guste o no la persona que lo es, ni es admisible que se llame hijos de puta a los del partido contrario, por graciosa que parezca a alguno lo de “me gusta la fruta”, la excusa reconocida que dio Isabel Díaz Ayuso al llamar al presidente del gobierno hijo de puta desde la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados. Lo haga quien lo haga es inamisible, sea del equipo que sea.
El domingo el editorial de El País recogía mis tribulaciones del sábado: Degradación del discurso público. Permítanme transcribir un párrafo:
En política, la bajeza verbal pone en peligro —amén de las reglas básicas de urbanidad— el consenso social sobre lo que es tolerable decir en público y, de paso, sobre las líneas rojas que una democracia no puede permitirse traspasar sin debilitar sus propios fundamentos. La falsa espontaneidad del populismo es el primer paso para la descomposición institucional. Los servidores públicos deben preguntarse si la perpetua tensión electoral en la que vive España hace imposible una política no ya sosegada y constructiva, sino mínimamente respetuosa.
Si no guardamos consideración a quienes representan a nuestras instituciones, elegidas por nosotros mismos, sean del partido que sea, si perdemos la educación, perjudicaremos las reglas básicas de convivencia, corremos el riesgo de cargarnos la propia convivencia, en todo caso la haremos peor, cuanto menos, como ya ocurre, incómoda. Con ese fuego están jugando los máximos responsables políticos de nuestro país.
Comenta Nadie si todo será un cálculo electoral, si lo hacen porque simplemente es rentable en votos, me temo que, si en un principio pudo ser así, ha acabado en puro hooliganismo, hemos colocado en puestos relevantes a hinchas violentos y agresivos.
Del trato respetuoso que exige la más elemental educación, de la consideración que merecen las instituciones democráticas y quienes las representan, hemos pasado a la desconsideración sistemática. Transitamos del respeto mutuo a que algunos campen por su respeto que, como explica el Diccionario significa, obrar a su antojo, sin miramientos a la consideración debida.
Hacen mal los partidos políticos permitiendo esto, haríamos mal los ciudadanos si no lo repudiamos.
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