La intransigencia suele ser subjetiva, todo lo que hace el otro está mal, lo que sea, aunque consiga que los problemas se reduzcan, porque la otra parte es mala y sus intenciones perversas

OPINIÓN. Charlas con Nadie

Por Manuel Camas
. Abogado

03/09/24.
Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el empecinamiento de algunos políticos: “En la sociedad española lo de ser transigente o comprensivo está sin embargo devaluado, qué decir respecto de cambiar de opinión, aún peor. Sin embargo, nuestro país en su conjunto nunca ha estado mejor que en democracia y...

...la democracia se sostiene sobre la transigencia y no sobre la terquedad, la obstinación o la imposición”.

Octava temporada

El otro día comentaba acerca del peso de las hemerotecas o, mejor dicho, sobre lo poquito que pesan las hemerotecas, porque las noticias se suceden a tal velocidad que la consecuencia es que todo se olvida muy rápido. La conversación transcurría al fresco de Galicia, en verano en la costa gallega ponen aire acondicionado en la calle, lo mismo que ocurre en Málaga durante el resto del año.


Fracasó porque pasó desapercibido un programa televisivo que pretendía echar encima de personas relevantes sus opiniones del pasado subrayando el escándalo de sus cambios de opinión. Yo no creo que sea malo cambiar de opinión, si las circunstancias cambian o si nos convencen mejores argumentos parece estúpido empecinarse, se puede cambiar de opinión sin perder la coherencia, la línea gruesa que da sustento al entramado de nuestras ideas, incluso eso, con tiempo, se puede cambiar.

El empecinamiento tiene connotaciones negativas, da como resultado personas obstinadas, tercas, tozudas, testarudas, recalcitrantes, cerriles, sin embargo, los antónimos son positivos: transigentes, comprensivas.

En la sociedad española lo de ser transigente o comprensivo está sin embargo devaluado, qué decir respecto de cambiar de opinión, aún peor. Sin embargo, nuestro país en su conjunto nunca ha estado mejor que en democracia y la democracia se sostiene sobre la transigencia y no sobre la terquedad, la obstinación o la imposición. Califiquen a los partidos políticos conforme a estas cualidades, transigentes o tercos. Para no parecerlo los intransigentes buscarán excusas grandilocuentes, se adornarán de sentimientos que disfracen su terquedad, invocarán honor, justicia, nación, y por ese camino llegaremos a España se rompe.

No obstante, la llamada a los archivos periodísticos me hizo pensar en hechos, no en opiniones, los que ocurrían cuando tímidamente comenzaron, después del verano de 2017, estas Charlas que mantenemos Nadie y yo en público, gobernando el presidente Rajoy.

En septiembre de 2017, copio del diario La Vanguardia, el Parlamento de Cataluña, con el apoyo de Junts pel Sí y la CUP y en ausencia de Ciudadanos, el PSC y el PPC, aprueba la ley del referéndum. La defensa del referéndum marca el acto inaugural de la Diada en Cataluña. El Ejecutivo asume el control presupuestario y la coordinación de las Fuerzas de Seguridad en Cataluña.

En octubre, se produce el referéndum independentista declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. Policía y Guardia Civil intervienen en algunos colegios para cumplir el mandato judicial de impedir la votación. Paro general en Cataluña en protesta por el uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad durante el referéndum. El Banco Sabadell traslada su sede social a Alicante. Le seguirán otras empresas.

Puigdemont asume el "mandato del pueblo" para que "Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república", pero seguidamente propone "suspender los efectos de la declaración". El Gobierno aprueba la aplicación del artículo 155 de la Constitución, el Senado respalda la petición del 155 y el Gobierno destituye a Puigdemont y su Govern y convoca elecciones autonómicas.

En el diario El Mundo, el 31 de diciembre de 2017 se publica: el Estado demostró su fortaleza imponiéndose a las ilegalidades del independentismo catalán. Y despertó la emoción latente de la identidad nacional. Ciudadanos se encarama a lo alto de la montaña rusa. El debate identitario parte a la izquierda por el eje.

Hace siete temporadas, ya en 2005, Aznar advertía que los contactos para el fin de ETA romperían España, la frase tuvo éxito y se repite sin cesar, la mesa del Dialogo, los indultos, la amnistía, el modelo de financiación, es la política entendida como fábrica de miedos, la inmigración.


Respecto de la financiación de las comunidades autónomas merecería decirse que solamente puede cambiarse en las Cortes y que ahora nuevamente debatimos solamente sobre hipótesis, ni tan siquiera hay un proyecto de ley, está bien que se vayan fijando posturas y sobre todo ofreciendo alternativas, pero no conocemos ninguna. Mientras aquello ocurría, lo de Cataluña en 2017, a propuesta de Rajoy el Congreso aprobaba el cupo vasco por el que Euskadi daría al Estado 1.300 millones al año hasta 2021, 225 menos que con el cupo anterior de 2007, ya se sabe, a río revuelto… De ahí la cara que se le queda a Rajoy cuando meses después el PNV apoya la moción de censura de Pedro Sánchez, con lo que les había dado, sin ninguna intención, no como Pedro Sánchez.

Mientras tanto en el Consejo General del Poder Judicial ya debaten los jueces a solas quién los presidirá, pero tampoco se ponen de acuerdo, salvo que lo hagan in extremis el lunes (Nadie me advierte que nuestra charla es dominguera y el lunes se reúne el Consejo, tras sus merecidas vacaciones), qué raro, empatan en las votaciones diez a diez, quizás no se fían de su propia independencia. Se echa demasiado en falta que la abogacía no esté en ese Consejo pese a que a ello invita nuestra sabia Constitución, ocho vocales entre abogados y juristas de reconocido prestigio, la abogacía es transigente y negociadora, como la democracia.

La intransigencia suele ser subjetiva, todo lo que hace el otro está mal, lo que sea, aunque consiga que los problemas se reduzcan, porque la otra parte es mala y sus intenciones perversas. Suena ridículo como empieza a serlo Trump frente al espejo de Kamala.

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