“Trump no sólo está amenazando a Canadá, está apuntando a una lista cada vez mayor de otros países, así como a la propia Unión Europea, y esto es apenas el comienzo”
OPINIÓN. Charlas con Nadie
Por Manuel Camas. Abogado28/01/25. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las palabras: “Según la politóloga estamos en una sociedad condenada a no entenderse, donde el intercambio de argumentos se ha convertido en pura demonización mutua. La disputa ente la religiosa y el presidente sirve como ejemplo, recoge muy bien cómo...
...estamos, como prueba un botón”.
La palabra
Hay dos discursos en estos días que me han llamado poderosamente la atención. El primero el de Mariann Edgar Budde, obispa episcopaliana de Washington. Donald Trump cerró los actos de su investidura como Presidente con un servicio religioso en la Catedral Nacional de Washington. Cuando subió al púlpito la obispa pidió al presidente Trump y al vicepresidente Vance tener misericordia con gais, lesbianas y niños transgénero, y con los que recogen las cosechas y limpian las oficinas; los que lavan los platos en un restaurante o los que hacen turnos de noche en los hospitales. Añadió: “Puede que no sean ciudadanos o puede que no tengan la documentación apropiada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales.”
El vicepresidente Vance aparece en las grabaciones claramente incómodo y busca con la mirada a Trump, pero este mantenía su gesto habitual como quien piensa: no me entero muy bien, ¿te refieres a mí?, te vas a enterar. Según publican las agencias, Donald Trump ha exigido que la obispa que ofició la ceremonia de su investidura pida disculpas. A través de su red social ha arremetido contra ella escribiendo: “La llamada obispa que habló en el Servicio Nacional de Oración el martes por la mañana era una radical de izquierda que odiaba a Trump. Tenía un tono desagradable y no era convincente ni inteligente.”
Mariam Martínez-Bascuñán, entre otros muchos, lo comenta en su columna en El País del pasado domingo, la titula Tomar la palabra, en ella nos dice refiriéndose a la religiosa: aparece de pronto una figura menuda que consigue emocionarnos con un lenguaje sencillo que todos reconocemos. Pero según la politóloga estamos en una sociedad condenada a no entenderse, donde el intercambio de argumentos se ha convertido en pura demonización mutua. La disputa ente la religiosa y el presidente sirve como ejemplo, recoge muy bien cómo estamos, como prueba un botón.
El segundo discurso que me llama la atención es la carta abierta dirigida a Donald Trump escrita por el ex primer ministro de Canadá Jean Chretien, publicada en The Globe and Mail, el 11 de enero, con motivo de su 91 cumpleaños. En ella se refiere a los insultos totalmente inaceptables y las amenazas sin precedentes a la soberanía canadiense del presidente de Estados Unidos y le envía dos mensajes “de un viejo a otro”. Uno, que los canadienses valoran su independencia y aman a su país que para él es la envidia del mundo en lo que se refiere a compasión, comprensión, tolerancia y búsqueda de una manera para que personas de diferentes orígenes y creencias puedan vivir juntas en armonía. Con una sólida red de seguridad social que se basa en el principio de que los más vulnerables entre nosotros deben ser protegidos que puede ser que no sea el “estilo americano” o “el estilo Trump”. También señala que Trump no sólo está amenazando a Canadá, está apuntando a una lista cada vez mayor de otros países, así como a la propia Unión Europea, y esto es apenas el comienzo. Invita a convocar una reunión de los líderes de Dinamarca, Panamá, México, así como con la presidenta de la Comisión Europea, para formular un plan para luchar contra estas amenazas, porque cada vez que Trump abre la boca crea nuevos aliados que deben organizarse para luchar contra un matón grande y poderoso. El objetivo no es esperar con miedo el próximo golpe de Donald Trump, es construir un país y una comunidad internacional que pueda resistir esos golpes, mantiene.
A Nadie le parece que no les falta razón, ambos discursos alzan la voz y la palabra es poderosa, proponen una estrategia, no callarse ni allanarse ante quien busca dañarnos para su propio beneficio; qué no se entiende de lo que significa American First, del movimiento MAGA, hagamos América grande de nuevo (Make America Great Again)… a costa de los demás.
Mientras tanto, por nuestros lares estamos enfrascados en los temas domésticos, importantes para nuestro bienestar inmediato, pensiones, transporte, etc. Me hace gracia ver cómo cada vez más simpatizantes y militantes del Partido Popular han dirigido su inquina contra el PNV, desde la moción de censura a Rajoy la derecha vasca les parece lo peor, inaceptable, mucho más que el Sr. Puigdemont y los suyos, ver para creer, hace solamente un año llenaron Madrid con decenas de miles de personas al grito de Puigdemont a prisión. El de Junts es sin duda la persona menos querida en toda España, incluida Cataluña, pero está en proceso de ser blanqueada por el PP, tendrá su coste esa incoherencia. No creo que se puede mantener indefinidamente tanta distancia entre la realidad económica y social y la realidad política, por eso entre tanto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que frecuentemente es tachado de tacticista, demuestra tener estrategia. Después de afrontar con éxito el problema más grave de nuestro país, normalizar Cataluña, con el viento de la economía a favor, seguirá buscando logros sociales en pensiones, salario mínimo, discutirá la jornada laboral, provoca a la derecha para hacer visibles sus contradicciones existenciales actuales, las que le genera la ultraderecha y el trumpismo, ambos claramente contrarios a los intereses de Europa y de nuestro país, a la vez consolida y fortalece la estructura del Partido Socialista en las comunidades autónomas, airea estructuras de poder tomadas descaradamente por las ideas más conservadoras y resiste, para que el tiempo haga su trabajo y permita que se valoren sus logros. La táctica del presidente está al servicio de su estrategia, su estrategia a la de sus ideas, caiga Sánchez mejor o peor hay que reconocer que se comporta con coherencia.
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