“Malamente representan nuestra cultura las imágenes llevadas a Roma, fueron huérfanas sin sus calles, sus gentes y todo lo que las rodea”
“La Semana Santa como expresión cultural nos pertenece a todos y eso justifica el uso de nuestras calles y un importante gasto presupuestario cada año, estoy orgulloso como malagueño de disfrutarlo y que lo disfruten, pero precisamente por eso debemos opinar y no permitir que todo valga”
OPINIÓN. Charlas con Nadie
Por Manuel Camas. Abogado27/05/25. Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la decisión de llevar la Esperanza y el Cachorro a desfilar por las calles de Roma: “Si se trataba de fortalecer el turismo cultural a nuestras ciudades por lo atractivo de nuestras celebraciones desde luego el evento fue un fracaso, posiblemente contraproducente,...
...mal medido y muy caro, alguien debería explicar la desmesura y dar cuentas del porqué y de la estrategia”.
Fuera de lugar
Algo está fuera de lugar cuando es inadecuado o no es acorde con la situación o las circunstancia y en mi opinión estuvieron fuera de lugar, de su lugar, los desfiles procesionales por la ciudad de Roma del paso del Cachorro de Triana, Sevilla, y el trono de la Esperanza de Málaga, no creo que beneficien a nuestras respectivas Semanas Santas ni tampoco a la imagen de nuestras ciudades.
Nadie y yo ya hemos debatido aquí sobre nuestra maravillosa Semana Santa, la de Málaga, la de Sevilla. En ambas ciudades, en muchas más, la Semana Santa es sin duda alguna una expresión religiosa popular, pero no solamente eso, también es arte escultórico, musical, cómo interpretan las marchas procesionales las bandas, es impresionante, joyas, vestidos, túnicas, la mezcla de olores, incienso las velas, sonidos, campanas, colores, el ambiente primaveral, las temperaturas, y los rincones donde todo eso sucede, nuestras calles, nuestras gentes, todo ello llena de recuerdos imborrables nuestra memoria, tengamos sentimientos religiosos o no.
No creo que lo que la Semana Santa significa pueda prescindir de ninguno de esos elementos, incluidas las calles de Málaga y las de Sevilla respectivamente, malamente representan nuestra cultura las imágenes llevadas a Roma, fueron huérfanas sin sus calles, sus gentes y todo lo que las rodea.
La Semana Santa como expresión cultural nos pertenece a todos y eso justifica el uso de nuestras calles y un importante gasto presupuestario cada año, estoy orgulloso como malagueño de disfrutarlo y que lo disfruten, pero precisamente por eso debemos opinar y no permitir que todo valga, nuestra Semana Santa debe protegerse y para eso necesita respeto. No me gustó ver los vídeos que en grupos de WhatsApp se remitían, no me gustó porque no me pareció adecuado al valor inmenso que tiene nuestra Semana Santa, no me gustó verla prescindir de tantas cosas hasta volverla artificial.
Ya me dolió el cambio de recorrido de nuestras procesiones por la propia Málaga, se rompieron recuerdos y tradiciones haciéndolo, si fue por motivos de seguridad como se esgrime lo entiendo, pero me cuesta comprender las enormes barreras visuales que se han ido añadiendo en partes esenciales del recorrido que impiden, si no has pagado el acceso a unas sillas, observar las procesiones en nuestras calles, aunque sea desde la distancia, parece privatizada y mercantilizada.
Ignacio Martínez destacaba en las páginas de Málaga Hoy el escaso público que asistió al desfile por Roma, pocos más que los que se trasladaron desde nuestras ciudades, algunos paisanos que por circunstancias estaban o viven en Roma, pero también subrayaba el coste millonario que ha supuesto para Junta de Andalucía, Canal Sur, Ayuntamientos y Diputaciones: traslados de imágenes y acompañantes, montajes, desmontajes, transporte, equipos de televisión, retransmisión, etc. Me parece necesario que se rindan cuentas del acierto o desacierto de esos gastos realizados con dinero público. Alguien debe explicar los motivos, desde luego no pueden ser solo religiosos habiendo dinero público por medio, la ausencia de representación de las jerarquías eclesiásticas ha sido casi absoluta y lo ha subrayado.
Si se trataba de fortalecer el turismo cultural a nuestras ciudades por lo atractivo de nuestras celebraciones desde luego el evento fue un fracaso, posiblemente contraproducente, mal medido y muy caro, alguien debería explicar la desmesura y dar cuentas del porqué y de la estrategia. Si de lo que se trataba es de contentar al propio electorado poco queda que añadir.
Encima llovió esperemos que las obras de nuestro arte no se mojaran. Pedro Luis Gómez en Diario SUR, escribía: la Esperanza no cabe en Roma. Se refería a la necesidad de instalar un tinglao, lo pronuncio como andaluz, el trono ya montado no podía pasar por la puerta de las Iglesias. No caber también significa no haber lugar. Así que en Roma montamos entre todos un tinglao, en otra acepción la palabra significa artificio.
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