“Hay algo verdaderamente alarmante en lo manifestado por los obispos, me refiero a la invocación que la jerarquía católica hace al papel del Rey al que piden que ayude al adelanto electoral”

OPINIÓN. Charlas con Nadie

Por Manuel Camas
. Abogado

24/06/25.
Opinión. El conocido abogado Manuel Camas escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la Iglesia: “Los obispos tienen derecho a decir lo que quieran, como cualquier otro ciudadano, todos podemos opinar libremente con el límite único de respetar el honor de los demás, no injuriar, no calumniar (por eso lo que escuchamos en los debates...

...de nuestro Congreso es lamentable e inaceptable). Lo que ocurre con la Iglesia cuando se convierte en opinadora política es que se coloca en el escenario político y el sitio que ocupa con sus opiniones nos recuerda a quiénes apoya”.

Con la Iglesia hemos topado

Intentábamos Nadie y yo tomarnos con algo de humor las manifestaciones del presidente de la Conferencia Episcopal Española, arzobispo de Valladolid, Luis Argüello y de su portavoz, el obispo auxiliar de Toledo, César García Magán. Don Quijote y Sancho buscaban durante la noche el alcázar de doña Dulcinea por las callejuelas del Toboso y dice don Quijote: - Con la iglesia hemos dado, Sancho.

Con la variante topado por dado, se ha convertido en frase proverbial para indicar un enfrentamiento con una autoridad a la que puede resultar problemático contradecir.


Lo señalaba Enric Juliana en su artículo de la Vanguardia del pasado sábado: Los obispos vuelven al ardor político: La presidencia de la Conferencia Episcopal española pide la convocatoria de elecciones anticipadas y sugiere que el Rey intervenga para propiciarlas. 

Los obispos han tenido salida de pata de banco, expresión que en un uso popular del lenguaje hace referencia a las inoportunidades y majaderías que algunos dicen. También podríamos añadir eso de que éramos pocos, y parió la abuela, que según el refranero se emplea para señalar el aumento de algo malo que ya había en exceso.


Los obispos tienen derecho a decir lo que quieran, como cualquier otro ciudadano, todos podemos opinar libremente con el límite único de respetar el honor de los demás, no injuriar, no calumniar (por eso lo que escuchamos en los debates de nuestro Congreso es lamentable e inaceptable). Lo que ocurre con la Iglesia cuando se convierte en opinadora política es que se coloca en el escenario político y el sitio que ocupa con sus opiniones nos recuerda a quiénes apoya.


Pocas veces, recuerden alguna, la Conferencia Episcopal Española se refiere a su propia doctrina social, no hablan de luchar contra la desigualdad, la defensa del inmigrante, la protección de los trabajadores, al reparto justo de la riqueza, alguna vez los han escuchado referirse a la violencia de género, o a los accidentes laborales, al estado de las listas de espera sanitarias, el cambio climático, a la escasez y carestía de la vivienda, al cuidado de los mayores, a las pensiones, a la jornada laboral.

Al final solo se expresan para apoyar a determinadas fuerzas políticas, las que han pedido elecciones, el PP y VOX, aunque juntas no alcanzan a representar a la mayoría de los españoles, por eso no hay elecciones, a ellos ahora se suma inocentemente la Iglesia Católica. Esos partidos no llevan en sus programas nada ni por asomo parecido a la doctrina social de la Iglesia, pero coinciden los intereses y el deseo de imponernos una determinada moralidad en materias como el matrimonio, el divorcio, el aborto, la eutanasia y tantas otras cuestiones que predican de manera trasnochada. La herencia del papado de Francisco es que se vean antiguas algunas cosas, la manifestación de los obispos después de estar doce años callados hace que sus opiniones políticas dejen un fuerte olor a naftalina.

Pero dicho eso, hay algo verdaderamente alarmante en lo manifestado por los obispos, me refiero a la invocación que la jerarquía católica hace al papel del Rey al que piden que ayude al adelanto electoral.

El papel del Rey en nuestra Constitución es simbólico, representa al Estado, sin capacidad política alguna. Que el Rey se mantenga exclusivamente en el cumplimiento de su papel es lo único que puede mantener a la monarquía que, si hiciese lo que la Iglesia le pide, quedaría deslegitimada y sin argumento constitucional alguno que pudiese hacerla pervivir. La monarquía resolvió un problema político, el de quién ostentaría la representación del Estado, se defendió que daba continuidad histórica (permanencia), para algunos tenía valor sentimental, nada más, el Rey es solamente un símbolo, pedirle algo más es pedirle que se salte la ley, sus funciones son exclusivamente las que le atribuye la propia Constitución y las leyes, ya hemos visto recientemente y a lo largo de la historia las consecuencias que tiene para la institución conductas al margen de esos límites.

El Rey carece de papel discreto o indiscreto en lo que se refiere a la convocatoria de elecciones y a cualquier otra cuestión política, cuidado con los incautos que pretenden otorgarle otro tipo de capacidades, si el Rey opina incluso sugiere, se acabará la institución, no es para lo que los españoles la mantenemos, no representa a nadie, por eso y solo por eso puede representarnos a todos, al Estado.

Los obispos no solo han sido inoportunos, sino que sobre todo se han conducido como ignorantes de nuestros mandatos constitucionales y desde luego imprudentes metiendo al Rey en un problema, han transmitido a la sociedad una sensación de que puede hacer lo que no puede y de es amanera dañan una institución que deberíamos preservar.

Y mientras hablamos de esto, muertes en Irán, como en Ucrania, Gaza y Cisjordania. La mejor herramienta de la paz es el Derecho, sin él es la fuerza la que campa por sus respetos.


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