“Estamos hablando de ‘smart city’ desde hace más de una década, pero la inteligencia urbana empieza por preparar a las ciudades para que sus ciudadanos vivan seguros en un entorno ambiental de calidad real de vida”

OPINIÓN. Mascarón de proa
Por Carlos Hernández Pezzi. Arquitecto


03/11/17. Opinión. El arquitecto Carlos Hernández Pezzi recoge en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com los problemas de infraestructuras de los que adolece la ciudad de Málaga. Las redes de saneamiento, las estaciones de depuración, los presupuestos de mantenimiento y las infraestructuras soterradas son algunos de los ejemplos que se recogen en este texto...

...“Estamos hablando de ‘smart city’ desde hace más de una década, pero la inteligencia urbana empieza por preparar a las ciudades para que sus ciudadanos vivan seguros en un entorno ambiental de calidad real de vida” asegura Pezzi.

Lo que no se ve en Málaga

AL convertirse en una ciudad escaparate, Málaga ha perdido de vista lo que queda oculto de lo mucho que le falta por resolver. Los graves problemas de infraestructura se han resuelto casi siempre en superficie, no en subterráneo. Estamos hablando de "smart city" desde hace más de una década, pero la inteligencia urbana empieza por preparar a las ciudades para que sus ciudadanos vivan seguros en un entorno ambiental de calidad real de vida. Eso no se consigue con rascacielos singulares que destrocen su paisaje, sino con la labor callada de la ingeniería de aguas, las redes de de saneamiento, las infraestructuras soterradas, los emisarios y las estaciones de depuración, los presupuestos de mantenimiento y conservación, etc. Ahí llevamos un retraso que nos hace ser menos "resilientes". La resiliencia es la capacidad de las ciudades para hacer frente a los desastre; los temporales, incendios, riadas y movimientos telúricos son cosas evitables, mitigables y previsibles que se minimizan en las ciudades inteligentes y se descuidan en las mediocres.

HAN bastado los 56 l/m2 de agua medidos en las únicas lluvias de octubre de este otoño de sequía, para aflorar y extender los hedores del saneamiento unitario de las zonas centrales. Al no ser todavía separativos los colectores, - es decir, las tuberías de aguas negras y de lluvia por separado -, las anheladas precipitaciones del mes pasado, han desprendido detritus y han llenado de malos olores muchos barrios, que no cuentan con el saneamiento moderno y las redes adecuadas. También los arroyos y la escasa depuración dejan efectos nauseabundos, a la vista o al olfato, en calles y en plazas. Así como también en las turísticas playas. Mientras el Alcalde corifeo renunciaba a imponer un impresentable canon de Emasa, al que quería asignar la previa deuda contraída hace años (que su "ingeniería" financiera le llevó a gastar en otras cosas más "vendibles" ante la opinión pública), la Junta de Andalucía no gasta en saneamiento de Málaga su canon autonómico más que en un 11%, las administraciones y sus técnicos turiferarios siguen prometiendo la Arcadia feliz de la depuradora de Nerja y otras falsedades aplazadas siempre "al año próximo", que nunca se ven en funcionamiento ni en superficie, ni bajo tierra, ni en años lluviosos, ni secos.

HAY veces que la ciudadanía corriente lo expresa de forma más convincente de cómo lo hacemos los urbanistas o los políticos. Una amiga, - que no es técnica -, Ana García Díaz, lo ha expresado con meridiana claridad en un comentario de facebook: "Comencemos por sanear las alcantarillas y las redes de vertidos; dar vida al río para unir los dos márgenes con bello y práctico sentido, reverdecer la ciudad para purificarla, trasvasar litros de agua del Soho a las barriadas, replantar nuestros montes... poco puede hacernos tanto daño a la mayoría de malagueños como un supositorio qatarí... señores políticos, tomen el pulso al ciudadano de a pie y sean pedagógicos en sus propuestas." Guadalmedina y otros cursos o ramblas de arroyos son objeto de pasarelas y badenes; no de saneamiento, ajardinamiento, reforestación de riberas, puentes, canales y defensas. El puente de la CN-340 sobre el Guadalhorce es objeto de litigio, cuando lo fue de siniestro en su día. Las riadas periódicas inundan el Metro, el aparcamiento de la Plaza de la Marina o El Corte Inglés se inundan con reincidencia cíclica. El Monte de Gibralfaro es un Parque tan falso de repoblación, como harto de talas duras; como en el del Campamento Benitez, los "accidentales repobladores" políticos llevan muchos años haciéndose fotos de color sepia. Los entornos de la Catedral se pavimentan, en vez de crear más zonas verdes para aliviar la fealdad en los barrios de la desigualdad. Aquí, en Málaga, se estilan más los tochos especulativos, los puentes-plaza, el hormigón "embovedable" por tramos y lo de soterrar las arterias de tráfico, en vez de las de tren. Se quiere hacer creer en el coche eléctrico, en vez de proyectar una ciudad sostenible que no tenga que recurrir al  vehículo privado. En 2018 la flota de la EMT expelerá CO2 a toneladas. A. García Díaz cita a Einstein: "Dar ejemplo no es la principal forma de influir en los demás, es la única". Yo le doy a ella la palabra. Sinceramente creo que mejora los discursos oficiales.

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20/10/17 Málaga en menos manos