“Un rápido repaso a la lista da menos de una decena de galerías de arte contemporáneo en la capital, lo que no es comparable con la bulimia de museos convertidos en excusas para fabricar todavía más consumo turístico masivo; pero no valor añadido y empleo aquí y ahora”
OPINIÓN. Mascarón de proa
Por Carlos Hernández Pezzi. Arquitecto
08/06/18. Opinión. El arquitecto Carlos Hernández Pezzi habla en su nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre lo que denomina el “capitalismo artístico” que impera en la ciudad. “Estoy completamente en contra del pensamiento único, de la competitividad capitalista, de las firmas y de las carreras individuales de los artistas compitiendo entre sí. Creo que esta ciudad se...
...merece un giro hacia la economía digna; poner en valor la humildad, el rigor, el trabajo colaborativo, la igualdad y la cooperación entre artistas y empresas”.
“SIGUE siendo muy arriesgado utilizar la noción de ‘industria cultural’ porque esta anega los discursos políticos que la utilizan sin saber de qué hablan: la ‘política cultural’ del PP va desde la propaganda hasta la promoción mercantil de la ciudad. El ‘city marketing’ compite por baremos internacionales, pero solo para que las empresas saquen beneficios del perfil ‘inteligente’ de las ciudades designadas por los operadores tecnológicos y turísticos. De los artistas se habla sin citar su precariedad, pero está claro que hay una precaria industria cultural. Las empresas también sobreviven heroicamente a la ciudad de museos oficiales, - sufragados por la administración y dirigidos por personal de confianza-”, explica Pezzi.
Galerías de arte e industria cultural malagueña
A la pregunta ¿con qué sustrato se alimenta una política cultural? se puede contestar de muchas maneras. Las señas de identidad de Málaga hasta los años 80 cuentan con los referentes de Litoral, los colectivos 7/10 y Palmo, el Taller Gravura y el Ateneo y, sobre todo, con los artistas, colectivos, y proyectos (homenaje a Picasso), muy prolijos para mencionarlos ahora.
MÁLAGA está de moda por su “política cultural”, - mejor “turístico-cultural” o como registro de “marca de ciudad”-, que convergen en 2003, gracias al I y II Plan Estratégico. El CAC (Centro de Arte Contemporáneo) promovido y concesionado por el Ayuntamiento y el MPM (Museo Picasso Málaga), por la Junta de Andalucía, coinciden con la calle Larios, en ser los tres acontecimientos, junto con las infraestructuras de transporte, que permiten alcanzar las cifras récord de turistas. Málaga se identifica como ciudad de museos, ya que han aumentado en diez años de 19 a 37, o más. Las demandas ciudadanas por el Museo de la Aduana (tras 20 años), la Facultad de Bellas Artes y la Escuela de Arquitectura, son esenciales en la gran eclosión de artistas y arquitectos jóvenes. Hasta entonces había pocos referentes culturales, como la Facultad de Historia del Arte y el Colegio de Arquitectos y su galería. El Museo de Málaga alberga desde 2016 Bellas Artes y el Arqueológico Provincial (15.000 referencias en arqueología y colección pictórica de 2.000 obras de los siglos XIX y XX). Quinto museo más grande de España y el mayor de Andalucía (tras cerrarse, en 1997, la colección originaria, de 1886).
UN rápido repaso a la lista da menos de una decena de galerías de arte contemporáneo en la capital, lo que no es comparable con la bulimia de museos convertidos en excusas para fabricar todavía más consumo turístico masivo; pero no valor añadido y empleo aquí y ahora. A los galeristas y coleccionistas no se les puede calificar del todo como industria, sino más bien como tozudos supervivientes sin apoyos oficiales. No hay comparación con las generosas subvenciones, franquicias o concesiones municipales a los centros del “capitalismo artístico” imperante. Sin contrapesos, la cultura oficial, dirigida por un puñado de personas, se erige en pensamiento único del alcalde sobre lo que es arte y cultura. Por eso destacan más el riesgo y la innovación del sector privado malagueño, sometido a naufragios y resurrecciones, siempre asfixiados por lo que Rogelio López Cuenca denominó “cultura macdonalizada” en El elefante blanco y la marabunta (López Cuenca 2015).
PARADÓJICAMENTE, han surgido nuevos modelos de la modernidad. Transversalidad, experimentación e invención son sellos comunes. Estamos ante imaginativas propuestas, - ni mucho menos se da aquí una relación antológica o exhaustiva -. Sí que señalamos su carácter innovador y emergente frente al modelo tradicional. Por ejemplo, la galería de arte -domicilio particular- del profesor y crítico Pedro Alarcón, Casa Sostoa, consolidada a un alto nivel de calidad y proyección. La galería de selecta obra gráfica y libros de artista de Yolanda Ochando (2004). La galería “online” y “offline” no presencial. Eldevenir Art Gallery, que se sale de cualquier estereotipo, dirigida con gran inteligencia multidisciplinar por María Rosa Jurado (2016), rompiendo los clichés y prejuicios de lo que se entendía por “galerista” antes de la recesión. Artistas reconocidos y emergentes se adhieren, - con la misma ilusión y generosidad que destilan los galeristas -, a la hora de apostar por lo contemporáneo.
OTRAS galerías representan un contenido diferente, abierto en las exposiciones y proyectos. Son la GalerÍa Isabel Hurley (2007), que promociona artistas emergentes, ‘midcareer’ y consolidados, fomentando el coleccionismo, mediante un proyecto internacional y multicultural. JMGallery (desde 2004), con Javier Marín al frente, propone desafíos y aventuras excelentes, - como Columna JM -, con una cantera amplísima, descubriendo nuevos y consolidados inconformistas artistas malagueños, con presencia en ARCO. Nuevos colectivos como Los Interventores, Javier Hirschfeld y Alfonso Silva, cultivan campos multidisciplinares, “manufacturas” o quehacer “industrial” en comisariados, formación y ediciones.
TALLER Gravura y Francisco Aguilar como artista, son el paradigma de lo que está emergiendo. En su figura cristaliza el hilo y se amalgama de historia, identidad, formación y producción, lo que falta en esta ciudad de exhibición y “pay per view”. En Gravura (1979) Paco Aguilar desarrolla el Grabado Calcográfico: talleres, clases, edición y exposiciones. A partir de 1989, con Mariana Martín e Inmaculada Carrasco, se concibe el taller como un centro de producción contemporánea de obra gráfica original sobre papel y escultura. Lo atestiguan piezas de Paco Aguilar, José Faria, Enrique Brinkmann, Chema Lumbreras, Óscar Pérez, Michele Lehmann, Lorenzo Saval, Ángel l. Calvo Capa, Pablo Alonso Herráinz, Francisco Peinado, Christian Bozon, Vargas Machuca, Javier Roz, Natalia Resnik, José Antonio Diazdel, Rafael Alvarado, Sebastián Navas, José Ganfornina, Eryk Pall, Ana Bellido o Stefan Von Reiswitz, entre otros, que avalan un concepto artístico de “trabajo compartido”.
CASO aparte es GACMA, empresa que se mueve a escala industrial, de marquetería, exhibición y coleccionismo en Santa Bárbara, con una sala de 500 metros cuadrados, con mayor proyección en la enmarcación, montaje y organización de muestras de mayor tamaño. ARCO 2009; 4 ediciones de UNDER 35 y 22 Exposiciones. Fundación GACMA (desde 2007), elabora informes e investigación sobre arte andaluz.
SIGUE siendo muy arriesgado utilizar la noción de “industria cultural” porque esta anega los discursos políticos que la utilizan sin saber de qué hablan: la “política cultural” del PP va desde la propaganda hasta la promoción mercantil de la ciudad. El “city marketing” compite por baremos internacionales, pero solo para que las empresas saquen beneficios del perfil “inteligente” de las ciudades designadas por los operadores tecnológicos y turísticos. De los artistas se habla sin citar su precariedad, pero está claro que hay una precaria industria cultural. Las empresas también sobreviven heroicamente a la ciudad de museos oficiales, - sufragados por la administración y dirigidos por personal de confianza -.
LOS artistas son consustanciales a la nueva gestión productiva. Como ejemplo la ilustradora Anabel Pek Perujo Pérez. Vinculada a la industria del vídeo, la música y la edición. Ese nuevo polifacetismo multitarea crea la función social del arte que no sirve sólo de escaparate a las colecciones de las firmas famosas, -o de coleccionistas ricos con “licencia para explotar”-. Nuevo galerismo, nuevo coleccionismo para nuevos artistas, nuevos gestores, nuevas empresas. Y nueva industria tecnológica, como Animum Creativity Advanced School, diseño, animación en 3D, BIM para arquitectura, animación digital y formación. Genera internet technologies trabaja en diseño, audiovisual, etc. Telecomunicaciones, Internet, Media y Entretenimiento, (M.E.D.I.A.). MLK Producciones&Proyectos (1999) se expande, dedicada a cine, audiovisual, comunicación, arqueología, patrimonio, documentación e investigación.
SOY coleccionista de arte malagueño contemporáneo hace muchos años, pero en galerismo, trabajo artístico, arte y política, me considero “amateur”. Sin embargo, como arquitecto, he sido empresario y crítico. Estoy completamente en contra del pensamiento único, de la competitividad capitalista, de las firmas y de las carreras individuales de los artistas compitiendo entre sí. Creo que esta ciudad se merece un giro hacia la economía digna; poner en valor la humildad, el rigor, el trabajo colaborativo, la igualdad y la cooperación entre artistas y empresas. Los “sustratos interactivos” se vislumbran en estos ejemplos de nuevo tipo transversal que han de hacer de Málaga una “ciudad de artistas”, artística, industrial, cultural y socialmente inteligente, productiva, solidaria de verdad. La precariedad industrial y la de las personas en el actual mercadeo del arte y los museos locales no me parecen de recibo.
INVERTIR la incipiente exclusión que queda como única salida de los artistas, de su contexto y de las empresas de la industria tecnológica de la cultura, lleva a considerarlos como los verdaderos agentes de la clase creativa por excelencia de la producción sostenible. Por vocación social, anticipan la Málaga inteligente del futuro.
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