Para asombro de propios y extraños, estamos deslumbrados por la iluminación y el espectáculo, sin exigir al gobierno municipal que haga sus deberes, dejando de vivir a lo grande por encima de nuestras posibilidades, nuestra calidad de vida. Así sigue, ya casi en 2019, nuestra ciudad desigual y desequilibrada por tanto hormigón indigerible

OPINIÓN. Mascarón de proa
Por Carlos Hernández Pezzi. Arquitecto


28/12/18. Opinión. El arquitecto Carlos Hernández Pezzi reflexiona en su  nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los deseos expresados por el alcalde de Málaga Paco de la Torre en forma de proyectos urbanísticos para la ciudad. “Sea cuál sea la coalición que forme la derecha en su probable pacto, seguramente considerando que le da lo mismo, ha propuesto una serie...

...de obras de infraestructuras, de puentes, soterramientos, plazas-puente para el Guadalmedina, hospitales, carriles-bici, accesos rodados, edificio de Correos, parques de Arraijanal y Benítez, proyectos de urbanización, eliminación de aulas prefabricadas, etc., etc. Algunas de sus propias carencias (o ineficacias) formuladas en forma de reivindicación neutra y objetiva”, denuncia Hernández Pezzi.

Deseos de hormigón

FIEL a su carácter monolítico, el alcalde de Málaga ha escrito sus buenos deseos (26) a los Reyes Magos y a Papá Noel, a la vez, con idea de que fragüen como éste material en sus días (28). Sea cuál sea la coalición que forme la derecha en su probable pacto, seguramente considerando que le da lo mismo, ha propuesto una serie de obras de infraestructuras, de puentes, soterramientos, plazas-puente para el Guadalmedina, hospitales, carriles-bici, accesos rodados, edificio de Correos, parques de Arraijanal y Benítez, proyectos de urbanización, eliminación de aulas prefabricadas, etc., etc. Algunas de sus propias carencias (o ineficacias) formuladas en forma de reivindicación neutra y objetiva.

CON la férrea voluntad de mantenerse en sus trece, Don “erre que erre” no ha esperado ni a que se forme el gobierno para encomendarse a los nuevos gestores, quizá, por si acaso alguien se le adelanta, aquí, o en otra provincia o ciudad donde el PP haya perdido menos votos que él. Ya se sabe que a una izquierda nominativa que sólo quiere postularse como alternativa blanda a la derecha, - como es la del PSOE de esta ciudad -, suele sucederle, por triplicado ejemplar, que la gente prefiera el original a la copia. Y así, sin liderazgo alguno, el alcalde tiene que mandar cartas de peticiones a la autoridad competente, antes de que la oposición mayoritaria se despierte de la pesadilla que ha vivido el 2 de diciembre y tenga que hacer oposición también a la Junta que fue su excusa para no hacer oposición, o, si acaso, nada más que “un poquito”.

LA desagregación y pérdida de influencia de la izquierda a la izquierda del PSOE, esa que despreció e ignoró Susana Díaz, es tan patente que la pérdida de votos ha hecho el efecto de “ducha fría”. Es lo que cabía esperar de los inciertos y errabundos posicionamientos izquierdistas sobre algunos temas de España que se quedaron oscurecidos ante la llegada de la simplificación por antonomasia, esa que implica la exculpación de la extrema derecha por José María Aznar y sus discípulos. Lástima que tanta sopa de letras, siglas y autenticidades “progresistas” dé al traste con una posible alternativa a la de “la puntita nada más”, o “un poco menos de altura, por favor”,…que es lo que se ha puesto de moda mientras duró el cortejo de Daniel Pérez a Juan Cassá, un ejemplo de fotonovela recurrente en estos pagos. Tampoco se puede decir que la gente haya aprendido mucho de la desunión de las municipales en 2015 y de sus efectos primarios y postreros. Se sabe que el “ombliguismo” frente al hormigón es un remedio muy poco eficiente; y así nos va, con la notable excepción de algún portavoz municipal, por cierto tan excluido y menoscabado por el PSOE local.

ES verdad que el experimento de Andalucía tiene que ver con lo que se ha hecho antes en España, -que no es, ni más ni menos, que “desarrollismo” sin paliativos-. Desarrollismo, expolio y saqueo de rentas son la triple experiencia de este país. Un país que no hace, ni hará a este paso la transición energética, ni la reforma constitucional, ni la democracia avanzada que exige la década del PP de Rajoy, que ha devuelto el protagonismo a la desregulación del mercado capitalista extremo. Pese a quién pese, el barniz de sostenibilidad que se le ha querido dar a la ciudad de Málaga, no ha ocultado la especulación inmobiliaria hasta 2011 y, después, la destrucción, concesión arbitraria o pérdida de patrimonio que la terca voluntad del regidor malagueño ha puesto en manos de promotores, instituciones foráneas y/o entidades de inversión, sin preguntar por la forma y el precio. Ya en 2015, el programa electoral del PP era papel mojado y la inefable abstención de la izquierda dejó otro mandato a de la Torre con el inestimable apoyo de C´s. Tal generosidad ha costado otra década de atraso de las medidas de redistribución y mejora del bienestar de Málaga. Esto es así hasta si contamos sólo a partir de 2008. Y es que el gobierno municipal se perpetúa, de vez en vez, por unos pocos de votos. Los que ha perdido el PP en diciembre, los recuperará, en parte, en mayo. Lo demás será división y abstención de la izquierda, según los pronósticos más avezados.

ESTO de ser español y malagueño parece que se ha convertido en patrimonio particular, es decir, privatizado para uso de las clases dirigentes. La consecuencia es que el alcalde, hasta cuando duerme, sueña con obras, infraestructuras y negocios inteligentes de las grandes o medianas compañías. Los macro-números del turismo le vienen muy bien para justificar que la gente casi no vaya ni a votarle a él, ni tampoco a los que deberían haber construido una alternativa viable desde una posición de izquierdas creíbles y solventes, unidas en torno a un programa atractivo y diferenciador. Ya sabemos lo que da el discurso españolista de “nuestra Andalucía” a los partidos de la derecha. Ahora nos falta comprobar cómo, frente a la autocomplacencia acrítica del PSOE-A y sus insignes perdedores natos, la derecha desprovista de disimulo, se llena de desarrollismo y alcanza las cotas de desnaturalización y privatización de los servicios y las garantías públicas en las que Málaga (y Andalucía) se han ido quedando muy atrás.

LA carta de buenos deseos del alcalde de la Torre esconde la beatificación del desarrollismo que, por burocracia, o desidia, la Junta de Andalucía se negó a realizar. Otras son cosas del Estado, pero de la Torre no distingue entre Estado y Comunidad Autónoma, porque lo que quiere es la primacía de Málaga sobre todas las cosas. Se sabe que las cartas a sus majestades los reyes magos tienen a veces claves inescrutables; no parece haber idea mejor que repetir machaconamente lo que se quiere, para conseguir una caricatura de lo que realmente necesita esta ciudad, que es una revisión del crecimiento insostenible e improductivo y una mejora real de las condiciones de vida y bienestar de sus habitantes.

MIENTRAS tanto, seguimos encantados de la imagen externa, aunque estemos excluidos de las rentas internas, económicas y de recursos naturales que la ciudad debería producir. Para asombro de propios y extraños, estamos deslumbrados por la iluminación y el espectáculo, sin exigir al gobierno municipal que haga sus deberes, dejando de vivir a lo grande por encima de nuestras posibilidades, nuestra calidad de vida. Así sigue, ya casi en 2019, nuestra ciudad desigual y desequilibrada por tanto hormigón indigerible.

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