Cuando el PSOE-A deje de ser una empresa de empleo, fijo o temporal, de los cargos agraciados por la fidelidad silenciosa de los corderos, estaremos empezando a ver alguna posibilidad de regeneración”

OPINIÓN. Mascarón de proa
Por Carlos Hernández Pezzi. Arquitecto


11/01/19. Opinión. El arquitecto Carlos Hernández Pezzi reflexiona en su  nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el nuevo año que nos va a tocar vivir y sobre la necesidad de que partidos de los llamados de izquierda, como el PSOE, no olviden “que no hay una “izquierda verdadera”, o “auténtica”, sino un conjunto de sectores progresistas y solidarios, caracterizados por...

...muchas sensibilidades de izquierdas que están más que necesitados, también, de regeneración y cooperación”, denuncia Hernández Pezzi.

2019: El año del cambio

EN un alarde de perspicacia política inusual en su partido, el inefable candidato del PSOE-A a la alcaldía, Dani Pérez fija en La Opinión de Málaga (9/1/2019) el 2019 como “el año del cambio”. Por una vez, las palabras del concejal tienen tanto de acierto, que no se sabe cómo pueden acoplarse a las anteriores declaraciones travesuras del portavoz socialista, que ha visto traicionados sus desvelos por Juan Cassá y las políticas de la derecha en el Ayuntamiento por el tsunami de derechas que asolará Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga. Ahora, un día antes del pacto ultraderechista ha clamado porque “hace falta una regeneración en el Ayuntamiento, que abra sus puertas y se dé paso a una nueva generación y un cambio político”. Pérez, por su parte, ha sido el abanderado de las políticas de derechas que han practicado los de la coalición del gobierno municipal que ahora se extiende al gobierno andaluz, sin que el PSOE lo entienda, ni siquiera se lo explique. En los asuntos principales, desde la Torre del Puerto, al turismo masivo, la gentrificación urbanística y la especulación inmobiliaria, el portavoz de la “oposición mayoritaria” ha sido el adalid de las políticas públicas conservadoras, que ahora se van a implantar sin complejos; no sólo en Málaga sino en toda Andalucía. Para legitimar la copia, la gente del común suele preferir el original; para videos, prefiere los que se hacen con una idea innovadora y no los que no tienen ni pizca de gracia, como ese de la puerta del Salón de Plenos en los que el joven líder municipal socialista intentaba frenar la llegada de la derecha al ayuntamiento, sujetando las puertas, cuando él mismo les ha franqueado la entrada tantas veces, con su resignado voto, su abstención cómplice, o su descarado peloteo a los poderes fácticos.


SEGÚN José Antonio Sau, en la rueda de prensa, J.L. Ruiz Espejo, como secretario general, sostuvo que “el PSOE se confirma como lo que siempre ha sido; el único partido responsable y de progreso capaz de ofrecer desde las instituciones soluciones a las personas”. También acierta. Tiene poco de gracioso que el partido socialista tenga que decir que es el único partido “responsable y de progreso”, cuando su línea de flotación viene marcada por la apresurada renuncia de incontables portavoces para irse a otros cargos y prebendas, dada la insignificancia política de su mediocridad actual. Pero tiene razón: Es el único gran responsable por su mayoría en la izquierda  A las “personas” las ha dejado a merced del conformismo con los caciques malagueños y andaluces, despreciando a todos los que estuvieran bajo su soberbia, amparado siempre por líderes de la derrota permanente. La muy consentida y muy retribuida oposición, dirigida hasta hace poco por el insuperable Francisco Conejo, en su día concejal y muñidor de la estrategia del descalabro, fue dirigida, por el ex miembro del equipo local de la leal alternativa. Ahora que está sin escaño, falta por ver cómo pasará a la historia de fracasos del PSOE, - eso sí, supliendo a alguien de la lista para volver a ser diputado -. Su lugar, como número tres del fracaso andaluz, se ha buscado a la vez desde la prepotencia y la resignación. Ha pasado a la infra-historia de un PSOE hermético, carente de principios e ideas, preocupado por mantener fieles a los cargos pagados a costa de las instituciones.

LA izquierda malagueña ha tenido mala suerte, es verdad. Pero también ha habido mucha, mucha, muchísima mala leche. Ni siquiera ahora que han perdido su juguete se atreven los socialistas a reconocer a Izquierda Unida, Unidos Podemos, Adelante Andalucía u otros grupos ecologistas y colectivos alternativos. La soberbia, porque es ignorante y rencorosa, tardará en apagarse. Los que hemos defendido la idea de tender puentes y unir sensibilidades, hemos fracasado estrepitosamente. A costa de perder nuestro perfil,- o del ataque a la reputación personal por esta causa -, se nos ha vilipendiado, como si hubiera que defender al PSOE-A como el partido “único responsable”, para hacer frente a todo desde su atalaya fundacional del 28F en adelante. Ahora toca pagar por esto.

NO ha habido manera de aplacar esa división, de minimizarla. A todos lo que lo intentamos se nos ha despreciado, silenciado, - o cosas peores -, que no vienen a cuento. Y no sólo porque las izquierdas de las denominadas “confluencias”, de las “mareas”, o de las “resacas” lo hagan tan mal como se ha comprobado, sino porque el partido máximo “responsable” tenía que arrinconar el pacto que salvó a Griñán, (gracias a IU), de un gobierno de Javier Arenas. El pacto de Pérez con Ciudadanos, le va a ir mucho mejor a De la Torre con C´s. Ahora se da cuenta mucha gente de los límites que no se pueden traspasa. Susana Díaz y su grupito de socialistas pretorianos de Sevilla y sus delegaciones hace mucho que los traspasó.

LÁSTIMA
que, en la ciudad de Málaga, la izquierda no haya estado a la altura de la demanda de unidad, o se haya convertido en una caricatura. Las honrosas excepciones que todos conocemos, los líderes que han defendido políticas realmente contrarias, que se han puesto al frente de los problemas de la ciudadanía con valor y honestidad, como Eduardo Zorrilla, tienen mucho que decir en el futuro, pero el “año del cambio” que augura Pérez será amargo para muchos. Empezó antes de que Susana Díaz convocara, - para perderlas -, las elecciones anticipadas. Estaba ya esculpido en la izquierda cainita que ahora se queja del resultado de las elecciones. En lugar de pelearse “a cara de perro” hubieran hecho mejor sus líderes en tender algunos puentes, moderar sus antipatías y no andar sucumbiendo siempre a la tentación de dar lecciones de intolerancia a diestro y siniestro.


PARA que este año sea de cambios hacia la cordura, hay que asumir que la izquierda es otra cosa; que es múltiple, que se construye desde la unidad, la diversidad y la crítica, ya que la teoría no dice cuál es el partido “elegido” y cuál es el divino líder “carismático” que “rige” la secta de los preferidos del destino. Hay que saber tolerar el debate y la discrepancia, dejándose de monsergas sobre asuntos que sólo interesan a los que fueron agraciados con el favor del aparato y sus puestos de trabajo. Cuando el PSOE-A deje de ser una empresa de empleo, fijo o temporal, de los cargos agraciados por la fidelidad silenciosa de los corderos, estaremos empezando a ver alguna posibilidad de regeneración. Pero no nos olvidemos que no hay una “izquierda verdadera”, o “auténtica”, sino un conjunto de sectores progresistas y solidarios, caracterizados por muchas sensibilidades de izquierdas que están más que necesitados, también, de regeneración y cooperación. En Málaga, como en todas partes, las responsabilidades son muchas en toda España. Eso  después de que la mayoría de los ciudadanos pasaran de la primaria indignación del “no nos representan” a la compleja acción pública democrática y a ejercer sus compromisos representativos e institucionales.

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