“Con el discutible apoyo a la instalación en Málaga de la Universidad Católica de Murcia UCAM, de la mano también del COE, se da otro paso más en la fidelización católica de nuestra ciudad, tan pródiga en regalos de suelos a jeques, implantación de grupos escultóricos religiosos, o estatuas de propagandistas católicos, como los que pueblan nuestras calles y glorietas”
OPINIÓN. Mascarón de proa
Por Carlos Hernández Pezzi. Arquitecto
05/04/19. Opinión. El arquitecto Carlos Hernández Pezzi reflexiona en su nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la situación creada en Málaga por el alcalde De la Torre, y como sus placas conmemorativas pueden sustituir a edificios considerados de interés social. El los derriba y luego pone una placa. “La remodelación de la Tribuna de los Pobres en Carretería corre...
...el peligro de ser recordada con otra placa, si se destina, como parece, a mejorar la accesibilidad a las procesiones de los turistas que pasan por allí. Los turistas ya están adquiriendo mucho más que derechos de ciudadanía sobre los vecinos, porque les basta cualquier "plataforma" para expulsar residentes y ocupar apartamentos turísticos. Ahora tocan más espacios públicos procesionales”, denuncia Hernández Pezzi.
El espanto y el esperpento
NO es nuevo el apoyo prestado por el alcalde "malaguita" a la iglesia católica. Llevamos 20 años de cesiones de equipamientos y locales de Servicios de Interés Público y Social a las Parroquias en los barrios. En estos días de constantes demoliciones, se propone ir distinguiendo con lápidas de recuerdo a los edificios demolidos, suelos cedidos, o a aquellos proyectos a los que se opuso, o se quiso oponer, la ciudadanía malagueña. Para compensar las pérdidas de patrimonio local, paisajístico o ambiental, el Ayuntamiento parece que va a proponer, -aprovechando los escenarios electorales-, las virtudes de unas placas "made in Francisco de la Torre" que atesoran la nostalgia por los símbolos o inmuebles desaparecidos, a la vez que estimulan el credo por sus defecciones, siempre a costa del erario público. Ahora le toca el turno a los pobres de la tribuna de los pobres de calle Carretería, que ya han alzado su voz de oposición en contra de los cambios que proponen desde urbanismo. Estamos en tiempos de procesiones y elecciones que son los peores para que no vengan políticos a dar toques de campana y a cantar el "himno de la muerte" con fervor legionario. Este año estrenamos el gobierno de la Junta de Andalucía como nuevo adalid de las coaliciones de ilustres, periodistas, coplistas, toreros y militares franquistas retirados.
AL espanto de las prácticas políticas de los obispos españoles se suma el papa. No contentos con exhibir sin pudor el apoyo a los partidos que enaltecen los valores propios de un grupo religioso o confesional, los fervientes defensores de las terapias para reconducir la homosexualidad, como el obispo de Alcalá; o los que se dedican a ocultar y perdonar los abusos de los curas pederastas, las declaraciones de su santidad, se han enseñoreado estos días de precampaña electoral, rompiendo costumbres inveteradas. El papa ha entrado de lleno en la campaña electoral, hablando sin saber, de homosexualidad, feminismo o emigración, entrometiéndose en asuntos internos de Cataluña y España. Olvida el pontífice que Polonia y otros países xenófobos centroeuropeos y latinoamericanos son ejemplos paradigmáticos de las políticas anti-emigración de gobiernos que se tildan de confesionales o casi, a la vez que plantean barreras y fronteras de todo tipo, excluyendo a las víctimas de los exilios producidos por las guerras imperiales.
EN esta coyuntura de pedir el voto para siglas de partidos concretos se unen siempre obispos y políticos. Representantes de la Conferencia Episcopal y sus franquicias mediáticas de todo tipo. Con el discutible apoyo a la instalación en Málaga de la Universidad Católica de Murcia UCAM (AQUÍ), de la mano también del COE, se da otro paso más en la fidelización católica de nuestra ciudad, tan pródiga en regalos de suelos a jeques, implantación de grupos escultóricos religiosos, o estatuas de propagandistas católicos, como los que pueblan nuestras calles y glorietas. El protocolo urbanístico acordado con la universidad murciana establece que la UCAM "solicitará la concesión demanial de un terreno de 38.651 metros cuadrados aportando una memoria y los documentos que se requieran para su tramitación en virtud de la legislación vigente. La duración de la concesión sería de 35 años prorrogables por otros 35, se establecería un canon, salvo que se acredite fehacientemente que no hay utilidad económica para la fundación concesionaria, y habría un cronograma de la implantación de los edificios, entre otros puntos." Sin problema alguno.
LAS miradas ciudadanas están puestas entretanto en los pobres y en su tribuna. La remodelación de la Tribuna de los Pobres en Carretería corre el peligro de ser recordada con otra placa, si se destina, como parece, a mejorar la accesibilidad a las procesiones de los turistas que pasan por allí. Los turistas ya están adquiriendo mucho más que derechos de ciudadanía sobre los vecinos, porque les basta cualquier "plataforma" para expulsar residentes y ocupar apartamentos turísticos. Ahora tocan más espacios públicos procesionales. El periodista Sebastián Sánchez, en el diario Málaga hoy (AQUÍ) explica que "las asociaciones Centro Antiguo, Centro Sur Soho, Centro Vecinos, y Vecinos y Comerciantes Andrés Pérez y Carretería, remitieron el pasado 25 de marzo un escrito al Ayuntamiento en el que enumeran una docena de reclamaciones que han de ser atendidas para contar con su aval a estas iniciativas. A la ya conocida negativa de los residentes a que se autoricen zonas de terrazas de bares en Carretería y Álamos, se suma su oposición a que se intervenga sobre la Tribuna de los Pobres."
¿DE qué sirve la oposición vecinal? O mejor ¿sirve de algo oponerse a los deseos del alcalde, o sirve, por el contrario, para producir el efecto perverso de que los acelera? Quedan las placas en recuerdo de los símbolos de los trabajadores, del paisaje de la bahía, o la Farola. Después de los últimos plenos, en los que la oposición ha sido vejada, empujada o insultada por el hecho de serlo, como ha puesto de manifiesto el despropósito denunciado por el periodista Teodoro León Gross, como es el relativo a la "oclocracia" malagueña, ahora tiene sentido considerar que estamos pasando del espanto de la intromisión eclesiástica en los asuntos públicos, al puro esperpento. Según Pilar R. Quirós, en el diario Sur (AQUI), que cita fuentes de la Secretaría General del Ayuntamiento, ésta "ha dado conocimiento a los grupos de la oposición del recurso contencioso-administrativo que han interpuesto los ediles populares Teresa Porras y Francisco Pomares así como el gerente de Urbanismo, José Cardador, en contra del acuerdo adoptado y aprobado en el pleno del pasado 11 de marzo por el cual se exigía la dimisión de los tres antes mencionados. La demanda se sustenta en la protección de los derechos fundamentales de la persona, entre ellos el derecho al honor, la intimidad personal y familiar, y a la propia imagen (artículo 18.1 de la Constitución); no sólo acceso de todos los españoles a la función y cargos públicos en condiciones de igualdad, sino también que los que hayan accedido a los mismos se mantengan en ellos sin perturbaciones ilegítimas (artículo 23.2 de la Constitución) y que todas las personas tienen derecho a la defensa (artículo 24 de la Constitución)." Por si faltaba algo, los concejales afectados se estrenan recurriendo el acuerdo de Pleno que los censura.
EN Málaga nacieron las pretensiones hegemónicas de las confederaciones de derechas católicas autónomas (CEDA). La pretensión de una Málaga laica no vendrá de las concesiones a los que quieren seguir teniendo aquí la reserva ideológica conservadora de España (con disfraz cofrade, ferial y turístico) pero, de momento, los indicios de electoralismo están infringiendo todos los mecanismos de neutralidad. Sabemos quién es el responsable, el alcalde de la Torre, pero no nos dejemos llevar de las ceremonias externas, porque la estructura del manto eclesiástico se teje en el interior de los convenios urbanísticos. Se ceba sin duda en la paralización del Plan Especial de Protección del Centro Histórico, cuya revisión está alevosamente paralizada hace años.
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