“Comparto experiencias. Me gusta crear curiosidad. Llevo de viaje. Traigo a la realidad. Hablo. Leo”
OPINIÓN. Ratonadas. Por Alicia Ratón Pérez
Escritora y creadora audiovisual
Autora del libro ‘La razón animal’, editado por Amazon.es
04/12/19. Opinión. Alicia Ratón Pérez, escritora y creadora audiovisual, entrega una nueva colaboración semanal a EL OBSERVADOR / revistaelobservador.com. La autora de La razón animal, libro editado por Amazon.es, ofrece sus colaboraciones en diferentes soportes. Desde un vídeo a ilustraciones e imágenes, fotografías o poemas. Hoy acompaña uno de sus textos, Capítulo II. Howard Jackson, con un...
...vídeo de producción propia.
Capítulo II. Howard Jackson
https://youtu.be/oRBWMd5DHOg
Me recibe con un abrazo. Su blanca sonrisa contrasta con su color de piel.
Howard hace que en dos minutos ya le quiera tener en mi vida. Estar a su lado es evolucionar, es aprender que sí, que puedes salvarte, incluso de ti mismo.
Nació en Liberia, en 1967. Tuvo una infancia feliz y siempre tuvo claro que la justicia era su meta. Con diecisiete años, cursaba estudios de ciencias políticas. Vivía en una residencia de estudiantes, era feliz. Aunque el conflicto rodeaba su vida, y una segunda guerra civil frenaba todo intento de crecimiento. Una noche, mientras descansaba, llegaron los militares, y sin cuidado alguno le metieron, a él y sus compañeros, en camionetas, les llevaron a campamentos en los que su infancia no sería lo único que aprenderían a fulminar.
En dos días deberían aprender el funcionamiento de sus armas. Aprender a matar callando. A dejarse drogar para interiorizar la rabia sin ningún tipo de duda. A insonorizar sus pensamientos y eliminar el dolor de sus cuerpos.
Howard es, probablemente la persona más fuerte que conozco. Consiguió escapar junto a dos compis (como se llamaban entre ellos), reptando en silencio, librándose así de un disparo seguro. Evitando que uno de esos militares malvados se llevasen una condecoración por eliminar rebeldes, que no querían servir a su país.
Empezó su propia guerra contra el destino.
Durante tres años, vagaba sin rumbo planeado. Buscando paz y estabilidad. Cruzó desiertos. Perdió el rumbo.
Le costaba cumplir sus necesidades básicas, omite vivencias, que advierte, nadie debería conocer. Necesito que la vida me permita no sentirme culpable por todo lo que habrán visto sus ojos. El ser humano alberga mucho peligro en su interior, y depende del momento en el que abra los ojos, reconduce sus energías hacia el aprendizaje, o hacia la oscuridad más terrible.
El desierto le acogía.
Le escondía.
Le consumía.
Le guiaba.
Tras muchos pasos, muchas miradas al horizonte, al cielo, a su interior, Argelia.
Tierra en paz.
Un profesor y su familia cuidaron de Howard como si de uno más se tratase. Agradece.
Me cuenta que hubo otra familia que también le dio asilo. Una familia adinerada, que con el tiempo le convirtieron al islamismo.
En Liberia, la religión predominante es el cristianismo.
Fue tierra utilizada por EEUU para librarse de esclavos tras su abolición.
Howard Jackson, seguía buscando su lugar. Entre risas me hace referencia a los días de misa en familia, cuando hacían lecturas y en la biblia describían el cielo y el infierno.
Afirma que, su llegada a Melilla, le hizo comprender lo que era el paraíso.
En Melilla, vivió bien. La población era amable.
Pero con la ayuda de la Cruz Roja, consiguió llegar a Sevilla. Al principio fue alojado en un campamento de refugiados. Donde le daban de comer tres veces al día, podía hacer deporte, bañarse y pasar horas en la biblioteca, siendo el centro de atención de sus compañeros.
Ha pasado por muchas camas, admiro su capacidad de poder seguir soñando.
Ha sentido la gratitud y el desdén. Ha sido objetivo de mafias, compañero de causa, confesor de maleantes, consejero de amigos y defensor de justicia.
Actualmente sigue creciendo y estudiando derecho.
Busca lo que le dará la libertad. Terminar sus estudios, y poder tener independencia. Le aterra ver que depende de la solidaridad del mundo. Sabe que eso, no siempre es seguro.
Sonríe, sonríe y ¡me hace sonreír!
Es un rey que se disfraza de princesa para poder vivir.
Ese es uno de tantos personajes que le ayudan a olvidar lo malo, a refugiarse en canciones y danzas mientras se busca la vida.
Es cariñoso, inteligente, educado y atento.
La vida se ha despistado con él, y él, en cambio, regala bondad a su paso.
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