La comunidad científica confirma que los animales tienen la capacidad de experimentar sensaciones complejas y emociones tales como dolor, ansiedad, miedo, alegría y deseo. Sin embargo, no poseen un lenguaje articulado para defenderse por sí mismos, por eso necesitan y merecen respeto y protección. Su tratamiento y su regulación por el Derecho debe ser conforme a esta realidad”

OPINIÓN. Animales en sociedad. Por Rosario Monter
Abogada especializada en Derecho y Bienestar Animal y presidenta de la Fundación Nacional A Salvo

29/11/18. 
Opinión. La abogada especializada en Derecho y Bienestar Animal, Rosario Monter, estrena colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com bajo el título Animales en sociedad. La fundadora y presidenta de la Fundación Nacional A Salvo (AQUÍ), primera entidad a nivel estatal que se dedica a promover acciones en favor de los animales, abordará quincenalmente...

...temas relacionados con estos seres vivos con el objetivo de concienciar a la población de la necesidad de acabar con el maltrato hacia ellos. “En los últimos años se ha producido un cambio de sensibilidad hacia el trato que se debe dispensar a los animales, lo que ha llevado a promover cambios normativos importantes en su consideración y protección legal. Así, ha surgido una rama del Derecho, el Derecho Animal”, explica Monter. Promotora de la Reforma del Código Penal en delito de maltrato animal y promotora y presidenta de honor de la Federación para la Defensa y el Bienestar de los Animales de la provincia de Málaga, Tidus. Es la titular del despacho de abogados ‘Por Derecho Animal’, bufete pionero especializado en la formación y defensa legar de los animales en la Costa del Sol. También fue promotora y coordinadora de la Sección de Derecho y Bienestar Animal del Colegio de Abogados de Málaga hasta junio de este año.

La concienciación, la información, la formación y la educación son pilares básicos para avanzar hacia una sociedad más justa para todos los seres vivos que compartimos el planeta

AGRADEZCO enormemente a la Revista EL OBSERVADOR su interés y colaboración para la puesta en marcha de este nuevo y novedoso espacio dedicado a los animales. Desde esta nueva sección, que me honra coordinar, vamos a informar a la sociedad sobre el ámbito de los derechos de los animales, su protección y bienestar. Comentaremos noticias donde los animales sean los protagonistas y analizaremos casos de maltrato animal.

AFORTUNADAMENTE en los últimos años se ha producido un cambio de sensibilidad hacia el trato que se debe dispensar a los animales, lo que ha llevado a promover cambios normativos importantes en su consideración y protección legal.

ASÍ, ha surgido una rama del Derecho, el Derecho Animal, como una materia autónoma e interdisciplinar, (y ya consolidada en algunos lugares del mundo), con un objetivo propio, y como colección de derecho positivo y jurisprudencia cuya finalidad es la protección, respeto, fomento y defensa de los derechos de los animales.

LA concienciación, la información, la formación y la educación son pilares básicos para avanzar hacia una sociedad más justa para todos los seres vivos que compartimos el planeta.

EL Derecho ha regulado la relación entre animales (no humanos) y la especie humana desde el principio de la humanidad. Esta regulación se ha basado en el concepto de dominación del ser humano frente al animal, que ha sido utilizado para su uso y disfrute, de tal manera que los animales han adquirido la consideración legal de “cosas” en propiedad, bienes muebles, concretamente semovientes.

SIN embargo, los fundamentos éticos, filosóficos y científicos han evolucionado hacia una concepción social del animal como ser sintiente, alejándose de la premisa antropocéntrica, y han conllevado reformas constitucionales y del Código Civil relevantes en distintos países del mundo.

LA comunidad científica confirma que los animales tienen la capacidad de experimentar sensaciones complejas y emociones tales como dolor, ansiedad, aburrimiento, angustia, miedo, alegría y deseo. Sin embargo, los animales no poseen un lenguaje articulado para argumentar y defenderse por sí mismos, por eso necesitan y merecen respeto y protección. Su tratamiento y su regulación por el Derecho debe ser conforme a esta realidad.

SURGE así un movimiento internacional con un cambio de concepción en la consideración a los animales como entidades no sólo físicas, sino también psíquicas, y teniendo en cuenta la naturaleza física y etológica de los mismos, cuantificados en la calidad de vida de los animales, el llamado bienestar animal. Así, las primeras normas que recogen éste nuevo concepto llegan del Consejo de Europa, a la par que la Unión Europea recoge este nuevo concepto (Resolución de 1994, del Parlamento Europeo, sobre bienestar animal y el Protocolo número 33 de bienestar animal anejo al Tratado de Amsterdam).“Al formular y aplicar las políticas de la Unión en materia de agricultura pesca y transporte, mercado interior, investigación y desarrollo tecnológico y espacio, la Unión y los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles…”.

LA ‘Declaración de Cambridge sobre la conciencia’ del 2012, (manifiesto hecho por neurocientíficos de renombrado prestigio) concluye que los animales no humanos tienen conciencia y capacidad para percibir su propia existencia y el mundo a su alrededor.

CUANDO hablamos de derechos de los animales, el criterio de igualdad con los animales es justamente su capacidad de sentir. Parafraseando la célebre frase de Jeremy Bentham (1748-1832), padre del utilitarismo y uno de los primeros filósofos en tratar los derechos de los animales seriamente reivindicando la idea de igualdad y poniendo el acento en la facultad de sentir como la característica capital que le confiere a un ser un derecho a una consideración igual. Nos dice: “No debemos preguntarnos si pueden razonar o si pueden hablar, sino si pueden sufrir. Si un ser sufre no puede existir justificación moral para rehusar tomar ese sufrimiento en consideración. No importa la naturaleza del ser, el principio de igualdad requiere que su sufrimiento se considere igual al sufrimiento semejante de cualquier otro ser”.

GRACIAS a un cambio de mentalidad a nivel mundial sobre los derechos de los animales y al reconocimiento de su capacidad de sentir, el Derecho Animal debe ser el reflejo de una sociedad cuyo propósito sea la erradicación de la violencia y de la crueldad hacia los animales, así como de minimizar el sufrimiento de otros seres vivos. Estamos hablando de empatía, de ética y de justicia. Que son palabras mayores.

LA forma en que usamos a los animales, los esclavizamos, no habla de los animales: habla de nosotros, habla de nuestra sociedad. Tenemos el deber moral de construir una comunidad ética donde la protección animal es indispensable, porque proteger a los más débiles nos dignifica. Así, la dignidad de la humanidad no puede estar disociada del respeto que el hombre debe a su entorno y a los animales que habitan en él.

CASOS como el del gatito, llamado Broken, reventado a patadas por unos niños, o perros ahorcados y quemados vivos, son casos que nos alertan de que algo grave pasa en la sociedad, que no ha cumplido con la responsabilidad sobre los más débiles, ni con el derecho a la educación en la paz.

LOS numerosos casos de maltrato animal en nuestro país no son un problema y una responsabilidad de nadie, sino de todos (políticos, administraciones, jueces y fiscales, formadores, abogados, etc.) y sólo lograremos un cambio real y efectivo, cuando logremos un cambio de pensamiento en nuestra concepción de la convivencia y la responsabilidad moral de nuestra vida y de los más débiles, en definitiva incorporando a los animales en nuestro círculo moral y ético.

ESTA incorporación debe hacerse teniendo en consideración los siguientes principios: Los animales sienten y pueden sufrir; la crueldad animal debe ser erradicada; las necesidades de bienestar animal deben ser respetadas.

QUIERO terminar con una preciosa frase de la película de Walt Disney La Dama y el Vagabundo que dice: “En toda la historia del mundo hay algo que el dinero no ha podido comprar jamás…el movimiento de la cola de un perro”.