No hay que ser vidente para aventurar lo que pasará en las próximas municipales: Cassá habrá ingresado en el PP, que lo incluirá en las listas de algún municipio de la provincia en el que tenga la elección como concejal asegurada para, a continuación, ser elegido para la Diputación Provincial y seguir manteniendo sus retribuciones del erario público"

OPINIÓN. Contra viento y marea. Por Eduardo Zorrilla
Concejal Portavoz del Grupo Municipal Adelante


27/01/21. 
Opinión. Eduardo Zorrilla, concejal de Adelante en el Ayuntamiento de Málaga, escribe en su columna en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el tránsfuga Cassa: “Finalmente, y tras los manejos de “fontanería” de Elías Bendodo, que sigue siendo el “factótum del PP malagueño, el PP anunció el acuerdo con Juan Cassá para integrarlo en el equipo de gobierno de...

...Diputación (¡nada menos que como portavoz del mismo!) con una mejora sustancial de sus emolumentos: sumando los 500 euros mensuales por sus asistencias a los órganos municipales, más de 90.000 euros anuales, más de lo que cobra el alcalde”.

La democracia a subasta

El martes 4 de mayo, en pleno confinamiento decretado en la “primera ola” de la pandemia, el concejal del grupo municipal en el Ayuntamiento de Málaga, Juan Cassá, que encabezó la lista de su formación como candidato a alcalde en las pasadas elecciones municipales, anunció que abandonaba su formación política y los grupos municipales de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Málaga y en la Diputación Provincial.


El anuncio provocó un terremoto político local al dejar al gobierno municipal de De la Torre en minoría en el Ayuntamiento de Málaga.

La dirección de Ciudadanos, el partido bajo cuyas siglas había concurrido a las elecciones, le solicitó la entrega del acta de concejal, y consiguientemente de su condición de diputado provincial.

Sin embargo, y a pesar de haber firmado el código ético de su partido que le obligaba a ello en tales circunstancias, Juan Cassá se negó.

A partir de ese momento se abrieron toda una serie de conjeturas sobre las intenciones del ex portavoz de Ciudadanos y la posibilidad de que dejara a De la Torre sin el gobierno municipal propiciando una moción de censura. Cassá permanecía ilocalizable para los medios locales, mientras que en el PSOE ni afirmaban ni desmentían la posibilidad, alentando así los rumores y la incertidumbre.

Tan sólo desde el grupo municipal de la coalición de Izquierda Unida y Podemos, imprescindible en cualquier cálculo para una hipotética moción de censura, desmentimos rotundamente nuestra disposición a ello, una posibilidad que ni tan siquiera nos llegamos a plantear en plena crisis sanitaria, social y humana.

Nuestras prioridades y preocupaciones estaban en otras cuestiones, apenas 13 días antes, el 21 de abril, dirigí un correo a los portavoces de todos los grupos políticos municipales y al alcalde proponiendo un “Pacto por Málaga”, mediante la convocatoria a las fuerzas políticas, sindicatos y asociaciones empresariales, colectivos sociales, profesionales, representantes de la Universidad, etc., para consensuar las bases sobre las que acometer la reconstrucción económica y social de la ciudad sin dejar a nadie atrás.

Mientras Cassá se escondía, el PSOE callaba, y el alcalde permanecía hospitalizado por un accidente cerebro-vascular, entre las decenas de cargos políticos del PP en el Ayuntamiento, que en su mayoría no han conocido otra dedicación profesional desde su más tierna juventud, cundía el pánico por la eventual pérdida del gobierno.

También cundía el nerviosismo entre algunos medios de comunicación locales, los que más han apoyado a De la Torre durante todo este tiempo y los más beneficiados o dependientes de los repartos de la publicidad institucional.

Más penoso, si cabe, era el papel de Ciudadanos, que exigía a Cassá la entrega del acta y amenazaba al PP, con una pose de falsa dignidad pero sin atreverse a dar el paso, con abandonar los gobiernos de Ayuntamiento y Diputación, si ese partido no se decidía a romper con el ya concejal y diputado tránsfuga.

Finalmente, y tras los manejos de “fontanería” de Elías Bendodo, que sigue siendo el “factótum del PP malagueño, el PP anunció el acuerdo con Juan Cassá para integrarlo en el equipo de gobierno de Diputación (¡nada menos que como portavoz del mismo!) con una mejora sustancial de sus emolumentos: sumando los 500 euros mensuales por sus asistencias a los órganos municipales, más de 90.000 euros anuales, más de lo que cobra el alcalde.

Hasta ahí la parte conocida del acuerdo PP-Cassá. Pero a Juan Cassá, que llegó a la política sin una trayectoria de compromiso político y más preocupado por medrar que por otra cosa (él mismo se autodefinía como un “buscavidas”), le preocupaba sobre todo su continuidad en esa posición privilegiada más allá de 2023, consciente que tras su salida de Ciudadanos era su fecha de caducidad.

Por ello, no hay que ser vidente para aventurar lo que pasará en las próximas municipales: Cassá habrá ingresado en el PP, que lo incluirá en las listas de algún municipio de la provincia en el que tenga la elección como concejal asegurada para, a continuación, ser elegido para la Diputación Provincial y seguir manteniendo sus retribuciones del erario público.

A partir de ese momento, las aguas volvieron a la calma.

Los cachorros peperos amamantados durante 25 años en la corporación municipal respiraron tranquilos.

También se sosegaron aquellos medios para los que, durante el tiempo en que duró la incertidumbre, Juan Cassá se había convertido en el peor exponente de la política y casi de la especie humana. Resulta que ahora Juan Cassá no era tan malo, al fin y al cabo “da estabilidad” a la política local.

Y qué decir de Ciudadanos. Sus dirigentes y representantes públicos “se la envainaron” y continuaron participando en los gobiernos de Diputación y Ayuntamiento junto al Partido Popular que había pactado con su traidor. Una situación semejante a la de esos matrimonios acomodados en los que el cónyuge públicamente engañado, prefiere pasar la vergüenza pública, y la indignidad, sin romper la relación, todo sea por mantener el estatus económico y social. Su portavoz en el Ayuntamiento pasó de ser considerada la concejala número 15 del PP a ser la 16, y ello sin evidenciar mucho su malestar (“la procesión iba por dentro”).

En la actualidad, el mismo concejal que la pasada corporación rompió el Pacto de investidura con el PP por el escándalo de los 7.000 expedientes sin tramitar, por el que llegó a llevar ante la Fiscalía a la concejala Porras y al concejal Pomares, y que acusaba al alcalde de mentiroso, sólo interviene ocasionalmente en las comisiones y el Pleno (seguramente para tratar de justificar en algo los 500 euros mensuales que cobra por asistir a estos órganos) para alabar al alcalde, como un perrito faldero que se esfuerza en mostrar su fidelidad a su amo, causando verdadera vergüenza ajena y sonrojo no sólo a la oposición sino a los ahora suyos.

Vergüenza para toda la ciudadanía, y sobre todo para quienes votaron al concejal “auto subastado”, al ver unos cómo Juan Cassá ha usado sus votos para auto subastarse al mejor postor, y todo ello con el único fin del beneficio propio.

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