Zorrilla, de los pocos políticos respetados por todos los actores de la escena municipal malagueña, se retira ya a sus cuarteles de invierno formalmente mañana 25, en el pleno municipal. No deja la militancia activa, solo aparca la exposición cotidiana al no considerarse ya figura pública
Ofrece un decepcionante balance de la Málaga de 2011 a 2021. “He de reconocer una frustración: echando la vista atrás, a junio de 2011, cuando tomé posesión como concejal, veo con tristeza cómo los grandes problemas de la ciudad permanecen y se cronifican”
“Me encontré con una ciudad en los puestos de cabeza en cuanto a paro, pobreza y pobreza infantil. Casi 10 años después, para nuestra vergüenza, una de cada 4 personas está en paro, la mayoría mujeres, y uno de cada 2 jóvenes. Una de cada 4 familias (más de 128.000 personas) está en situación de pobreza o en riesgo de pobreza en nuestra ciudad. Y casi 4 de cada 10 malagueños/as (37,53%), la mitad de los menores de 16 años, viven en hogares que ‘no llegan a final de mes”
OPINIÓN. Contra viento y marea
Por Eduardo Zorrilla
24/02/21. Opinión. ‘El ‘gatopardismo’ de De la Torre’ es el último artículo que publica (de momento, esperemos) Eduardo Zorrilla en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com y en los medios en general, puesto que abandona la vida pública diaria para trabajar como abogado en la Diputación de Málaga, tras un concurso oposición por el que entró en la bolsa de trabajo de la entidad supramunicipal. Y lo hace...
...tras haber renunciado a su acta de concejal en el grupo municipal de IU en el Ayuntamiento de Málaga, del que también era su portavoz. Lo sustituye una gran concejala, Remedios Ramos, que por esas cosas de las injusticias políticas, no entró en las últimas municipales.
Zorrilla es de los pocos políticos respetados por todos los actores de la escena municipal malagueña, por su compromiso constante con el más débil y por la seriedad de sus planteamientos de izquierda. El alcalde De la Torre se libra de un gran rival político. Tal vez el único de su talla en ese Consistorio. Se retira a sus cuarteles de invierno. No deja la militancia activa en IU, solo aparca la exposición cotidiana al no considerarse ya figura pública.
El casi exconcejal, renuncia formalmente mañana día 25 en el pleno municipal, hace un decepcionante balance de la Málaga de 2011 a 2021. “He de reconocer una frustración: echando la vista atrás, a junio de 2011, cuando tomé posesión como concejal, veo con tristeza cómo los grandes problemas de la ciudad permanecen y se cronifican”. Entiende que la ciudad no ha ido para mejor, o no para mejor de casi todos.
“Me encontré con una ciudad en los puestos de cabeza en cuanto a paro, pobreza y pobreza infantil. Casi 10 años después, para nuestra vergüenza, una de cada 4 personas está en paro, la mayoría mujeres, y uno de cada 2 jóvenes. Una de cada 4 familias (más de 128.000 personas) está en situación de pobreza o en riesgo de pobreza en nuestra ciudad. Y casi 4 de cada 10 malagueños/as (37,53%), la mitad de los menores de 16 años, viven en hogares que ‘no llegan a final de mes”.
Merece la pena leer esta ‘penúltima’ reflexión de un buen político de izquierdas, algo muy difícil de encontrar hoy en día…
El ‘gatopardismo’ de De la Torre
Tras casi diez años en el consistorio, este mes de febrero de 2021 he renunciado a mi acta de concejal en el Ayuntamiento de Málaga. Para mí ha sido un honor representar a más de 25.000 votantes de IU y Podemos en estas últimas municipales, y un privilegio ser concejal de mi ciudad. Una experiencia muy enriquecedora, pero que siempre he entendido necesariamente limitada en lo temporal.
Sin embargo, he de reconocer también una frustración: echando la vista atrás, a junio de 2011, cuando tomé posesión como concejal, veo con tristeza cómo los grandes problemas de la ciudad permanecen y se cronifican.
Me encontré con una ciudad en los puestos de cabeza en cuanto a paro, pobreza y pobreza infantil.
Casi diez años después, en la “ciudad del paraíso” de nuestro querido Vicente Aleixandre, para nuestra vergüenza, una de cada cuatro personas está en paro, la mayoría mujeres, y uno de cada dos jóvenes. Una de cada cuatro familias (más de 128.000 personas) está en situación de pobreza o en riesgo de pobreza en nuestra ciudad. Y casi cuatro de cada diez malagueños/as (37,53%), la mitad de los menores de 16 años, viven en hogares que “no llegan a final de mes”.
La “smart city” de la que presume nuestro alcalde es una de las ciudades más desiguales de España y de Europa, donde el 10% de la población más rica acapara el 23% de la riqueza y el 10% más pobre apenas el 3%. Esta desigualdad va también por barrios: el distrito Este, el más rico, triplica la renta media de distritos como Campanillas o Carretera de Cádiz. Y hablamos de media en todo el distrito, la diferencia entre según qué barrios de uno y otros distritos es mucho mayor. Esta desigualdad tiene una incidencia directa en la salud: la esperanza de vida media entre el distrito Este y otros distritos dista siete años, algo que se está evidenciando aún más con los datos de incidencia por barrios de la pandemia.
En 2011, Málaga estaba bastante atrasada respecto a otras ciudades en indicadores de sostenibilidad (m2 zona verde/habitante y número de árboles por habitante) y en materia de movilidad sostenible. Hoy, en 2021, la “ciudad sostenible” que De la Torre quiere promover como sede de la Expo Internacional 2027 sobre sostenibilidad urbana, está más atrasada si cabe en esta materia. Seguimos muy por debajo de la ratio recomendada por la OMS y la UE (15 y 20 m2 zona verde/habitante). Según el OMAU, los distritos más densamente poblados de la ciudad (Cruz de Humilladero y Carretera de Cádiz) apenas llegan a 2 m2 de zona verde por habitante. Por lo demás, aunque se aprobó un Plan Director de Arbolado en la ciudad, se ha utilizado fundamentalmente para talar árboles de gran porte en numerosas calles y barrios de nuestra ciudad, a veces con la tan “poderosa razón” de que “manchaban los coches”.
En cuanto a la movilidad sostenible, hemos pasado de ser una ciudad atrasada, con una movilidad de mediados del siglo XX (la época en que quedó anclada la mentalidad de De la Torre), a ser una ciudad hostil con la bicicleta. Mientras ciudades de todo el mundo han aprovechado la disminución de tráfico que ha traído la pandemia para implementar una malla de carriles exclusivos para bicis y vehículos de movilidad personal, disminuyendo la contaminación y mejorando los índices de salud, la “Málaga sostenible” de nuestro alcalde se ha convertido en una ciudad hostil que persigue y sanciona a los ciclistas, incluso menores, por no jugarse la vida compartiendo la calzada con coches, autobuses y camiones a toda velocidad.
Cuando llegué al Ayuntamiento en 2011, los convenios urbanísticos especulativos que De la Torre firmó en 2008, al calor de la “época del pelotazo”, para edificar grandes torres en cada suelo industrial que había quedado libre (Repsol, Martiricos, La Térmica, Flex, Cortefiel, Amoniaco, etc.) se encontraban paralizados como consecuencia de la crisis financiera e inmobiliaria. Hoy el alcalde, se apresura a reactivarlos y suma nuevos proyectos faraónicos (rascacielos del puerto, Muelle de Heredia, Estación de autobuses, etc.).
En este sentido, es sumamente significativo que un organismo municipal como el OMAU, en su Informe sobre el mercado inmobiliario del segundo trimestre de 2020, afirme de forma tajante y literal que a pesar de “las indicaciones de la Agenda Urbana o los Objetivos de Desarrollo Sostenible que tanto publicita la administración, lo cierto es que la construcción sostenible no se divisa por ningún lado”, así como que “los modelos de urbanización no se diferencian de los realizados hace décadas, como si el tiempo no hubiese pasado y no estuviésemos en un periodo de emergencia climática”. Nada que añadir al respecto.
Por último, y por no extenderme demasiado, al comienzo de mi etapa como concejal, el gobierno municipal del PP experimentaba una suerte de “simulacro de presupuestos participativos”, una experiencia muy limitada y precaria que, al menos, parecía un tímido intento de explorar una senda de profundización de la democracia local mediante mecanismos de participación directa de la ciudadanía, tal y como lo hacían y hacen otras muchas ciudades del mundo. Poco tiempo después, el “demócrata de toda la vida” de nuestro alcalde dio carpetazo a la corta y timorata experiencia y hoy se muestra enemigo de que la ciudadanía sea consultada directamente sobre los grandes proyectos de ciudad: Bosque Urbano en los terrenos de Repsol, plaza de la Merced abierta, o sobre construir o no un rascacielos en el puerto.
En ciencia política, el ‘gatopardismo’ alude a la paradoja expuesta por Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su novela original, “El gatopardo”, que dio título a la película de Visconti del mismo nombre: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Esta parece ser la filosofía de nuestro alcalde con respecto a nuestra ciudad y a su “capacidad de adaptación” a cada época.
A lo largo de su larga trayectoria política institucional, que ha transcurrido por diversas épocas (dictadura franquista, período pre-democrático 1975-1978, y período constitucional hasta nuestros días), De la Torre, como los personajes de ‘El gatopardo’, ha hecho gala de una gran capacidad para adaptarse a las distintas etapas y regímenes políticos, pero también de asumir aparentemente los postulados en boga (“Smart city”, “ciudad sostenible”, “democracia participativa”), pero sólo como propaganda hueca.
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