Aunque los sanitarios se esforzaron por frenar la expansión del virus, con un alto número de infectados, no pudieron evitar que la epidemia alcanzase casi 1.500 defunciones en la capital hasta diciembre cuando la gripe comenzó a remitir

OPINIÓN. Viejos periódicos. Por Julio Fernández-Sanguino
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales

14/09/20. 
Opinión. Julio Fernández-Sanguino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, realiza una nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en la que habla sobre el rebrote de la gripe en Málaga en 1918: “En relación con Málaga, se aprecia que, al igual que en el resto de España, la gripe en la primavera de 1918 tuvo una escasa incidencia; pues, aunque afectó a unas tres mil...

...personas, causó muy pocas muertes. Sin embargo, en el otoño se produjo un rebrote generalizado y mortífero”.

El rebrote de la gripe en Málaga en el otoño de 1918 y su posible similitud con el actual Covid-19

Con motivo de la Covid-19, han aparecido numerosos artículos y estudios en los que se hace referencia a la epidemia de gripe de 1918, por sus evidentes similitudes y repercusiones. Por ello, resulta conveniente resaltar algunas cuestiones de la anterior pandemia por si fueran de interés en estos momentos, así como tenerlas en cuenta para un más que posible rebrote del actual coronavirus.


Las primeras noticias relevantes sobre la gripe de 1918 en España aparecieron en la prensa a finales de mayo. Los periódicos de Madrid informaron que se había propagado una epidemia de índole gripal, pero estimando que era de carácter leve. Asimismo, se señaló que en agosto habían desaparecido los caracteres epidémicos al quedar reducida la mortalidad en ese mes a cifras que se podían considerar casi normales.

Sin embargo, en septiembre se recrudeció bruscamente la epidemia de una manera terrible con una mortalidad superior al triple de la registrada en junio, sorprendiendo que la cifra de fallecidos por gripe diese un salto enorme y llegase hasta casi las ocho mil defunciones en Madrid. Asimismo, los periódicos señalaron posteriormente que no era aventurado afirmar que un gran número de fallecidos por otras enfermedades, principalmente por bronquitis y neumonía, se debían igualmente a la gripe, por lo que los efectos destructores de la epidemia en su conjunto habían sido desoladores. La enfermedad estaría presente con carácter epidémico desde primeros de septiembre hasta mediados de diciembre de 1918.

En relación con Málaga, se aprecia que, al igual que en el resto de España, la gripe en la primavera de 1918 tuvo una escasa incidencia; pues, aunque afectó a unas tres mil personas, causó muy pocas muertes. Sin embargo, en el otoño se produjo un rebrote generalizado y mortífero. La tercera oleada entre febrero y mayo de 1919 afectó a un número de personas reducido, aunque la mortalidad fue elevada entre los jóvenes afectados.

Centrándonos en el rebrote del otoño de 1918, La Unión Mercantil de Málaga daba la voz de alarma el día 15 de septiembre por la epidemia gripal que de nuevo invadía España. El primer foco se detectó en un cuartel de la capital dos días después y la pandemia se fue extendiendo rápidamente por la provincia, comenzando los fallecimientos en Antequera el día 25 siguiente. Ningún núcleo de población malagueño se libró de los efectos de la epidemia como señala el historiador Elías de Mateo Avilés.

A pesar de las evidencias, los periódicos de primeros de octubre, entre ellos La Acción de Madrid del día 3, informaron que, con objeto de cortar la campaña alarmista, el gobernador civil de Málaga había publicado una nota desmintiendo la existencia de tifus en el hospital, así como que el estado sanitario de la capital era inmejorable en aquellos momentos.

Sin embargo, la situación no era todo lo halagüeña que se había previsto y a lo largo de la pandemia se tuvieron que ir adoptando medidas para combatirla, sin que faltasen críticas por considerarlas tardías e insuficientes. Se pueden destacar la desinfección y limpieza periódica de los vagones de ferrocarril y de los tranvías, el retraso del curso escolar y la posterior decisión de no autorizar la apertura de los centros de enseñanza, la supresión de fiestas y la prohibición de visitar los cementerios el día de los difuntos. Asimismo, desde diferentes instancias se pidió que se guardasen las prevenciones higiénicas y que cumpliesen las medidas profilácticas dictadas por las autoridades civiles y sanitarias.

En la provincia las cosas no mejorarían, como recogió la prensa de entonces. Se puede citar a El Liberal de Madrid que el 29 de noviembre de 1918 informaba de la comunicación de la Junta de Sanidad de Gaucín al gobernador civil solicitando medicamentos y desinfectantes, ya que la epidemia se seguía propagando de manera alarmante en ese pueblo con 22 nuevos contagios y 12 defunciones. Por último, cabe señalar que, cuando la situación se hizo insostenible, se adoptaron prevenciones de control y cuarentena en los accesos a la capital.

Por otro lado, se acordó la desinfección de teatros, cines y locales de espectáculos públicos, pues no se llegaron a clausurar al igual que en resto del país. Al ver los periódicos del otoño de 1918, puede sorprender que en una misma hoja figuren noticias sobre la suspensión del curso académico por el temor a la gripe junto con reseñas de corridas de toros y anuncios de las funciones de teatro que se celebraban.

Parece que la aglomeración de gente con motivo de los espectáculos mencionados no fuese causa de alarma en aquellos momentos, al igual que hoy día sucede con algunos festejos y botellones. En este sentido, La Unión ilustrada de Málaga informaba el 31 de octubre de la cancelación de la función en el teatro principal por decisión de la primera actriz, señalándose: “peor para ella, aquí no tenemos gripe, y, si la tenemos, no ha querido todavía expansionarse, mientras que donde vaya no sabemos cómo andarán de microbios”.

Aunque los sanitarios se esforzaron por frenar la expansión del virus, con un alto número de infectados, no pudieron evitar que la epidemia alcanzase casi 1.500 defunciones en la capital hasta diciembre cuando la gripe comenzó a remitir. Si se tienen en cuenta los datos estandarizados, una de cada tres personas residentes en Málaga pudo haber enfermado, falleciendo uno de cada diez contagiados.

Estudiosos de esta cuestión estiman que los estragos de la pandemia se vieron favorecidos por la precaria infraestructura sanitaria de Málaga capital y de su provincia a principios del siglo XX, que había sido el principal motivo de una tasa de mortalidad mayor a la media nacional. Asimismo, articulistas destacan que las autoridades tardaron en reaccionar ante el segundo brote de gripe y la escasez de medios (verdadero mal endémico en nuestro país), así como que la propagación del virus se vio favorecida por la falta de higiene pública y la miseria de la época, cebándose en las familias hacinadas en corralones y sin recursos.

Por último, cabe señalar que los efectos de la gripe de 1918 no cayeron en el olvido en toda España. Poniendo como ejemplo unas conferencias sanitarias en el Teatro Victoria de Talavera de la Reina en abril de 1928, organizadas por la Inspección provincial de Higiene de Toledo, el Subdelegado de medicina y médico forense del partido, que tuvo una destaca labor en la lucha contra la gripe de 1918, hizo una distinción entre enfermedades comunes y las infecto contagiosas. De estas últimas, el Dr. Fernández Sanguino señaló que eran fácilmente evitables si se ponían en práctica medidas preventivas y profilácticas recomendadas por la ciencia, recordando como medios para combatirlas el aislamiento, la desinfección y la vacuna cuando se contase con ella, consideraciones que, con motivo del coronavirus, siguen de plena actualidad.

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