“En este momento no hay agenda disponible para su centro de salud en los próximos 14 días. Inténtelo más adelante o contacte con su centro de salud”

OPINIÓN. Observando. Por Rafa Fuentes
Doctor en Económicas y Empresariales

15/09/20. 
Opinión. El exconcejal y reconocido militante socialista, Rafa Fuentes, escribe en su columna de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la odisea de pedir una cita para el médico de cabecera: “Busco el teléfono de mi Centro de Salud en internet y empiezo a llamar por teléfono.  Una llamada, dos llamadas, tres llamadas,… diez llamadas,… veinte llamadas…, no te exagero,...

...una tarde de lunes y ratos en mi mañana de trabajo del martes, llamando por teléfono y nada de nada, nadie me contesta”.

Inseguridad Social

Soy usuario de la Sanidad Pública, no tengo seguro privado y voy, como tú, de vez en cuando al médico de “cabecera”.

Hace tres semanas tenía un problema de salud y me dirigí a la página web de la Consejería de Salud para pedir cita de atención primaria. Introduje los datos de la tarjeta sanitaria, del día de nacimiento y de mi DNI, y entré a la web de la Consejería.

No tengo suerte, pensé, algo ha fallado, ya que la web me decía “no es posible facilitarle cita en una fecha próxima. Por favor, contacte con su centro de salud”.

Entendí que algo había hecho mal y lo volví a intentar. Volví a fracasar, me volvía a salir ese mensaje en la pantalla de mi ordenador. Lo volví a intentar. Volví a fracasar.

Apagué el ordenador y volví a encenderlo, como método infalible cuando algo falla.

Cuarto, quinto y sexto intento y vuelve a salirme el mismo mensaje. Me cabreo.

Entonces me acuerdo de que hay una “app” de la Consejería. Entro en internet buscando como se llama la aplicación y, después encuentro que es “Salud Responde”. Me voy a mi móvil y me descargo la aplicación, relleno datos y más datos y ya la tengo operativa.

Un sentimiento de felicidad me invade al pensar que lograré pedir mi cita al médico. Entro a la app, en el apartado “Pedir Cita Médica” y me dice, finamente, que me vaya al carajo, con el siguiente mensajito “En este momento no hay agenda disponible para su centro de salud en los próximos 14 días. Inténtelo más adelante o contacte con su centro de salud”.

Vuelvo a la depresión y al desánimo, pero como soy muy obediente hago lo que me dice la puñetera app, me dispongo a contactar por teléfono con mi Centro de Salud.

Busco el teléfono de mi Centro de Salud en internet y empiezo a llamar por teléfono.  Una llamada, dos llamadas, tres llamadas,… diez llamadas,… veinte llamadas…, no te exagero, una tarde de lunes y ratos en mi mañana de trabajo del martes, llamando por teléfono y nada de nada, nadie me contesta.

Ya cabreado, muy cabreado.

Me dice una compañera que debo llamar al número de teléfono de Salud Responde, le digo que miré en la web y la app, pero me dice que cree que hay un número de teléfono y vuelvo a buscar en internet. Me sale en Google un número muy raro, un 955 54 50 60. Extrañado de que sea un número de Sevilla, me dispongo a llamar.

Me acuerdo de la impotencia que deben sentir nuestros mayores, cuando deban seguir todos estos pasos y no sepan bajarse una app o buscar en internet… o simplemente no tengan ordenador.  Me indigno al pensar que nadie ha pensado en ellos.

Empiezo a llamar el martes por la tarde a ese teléfono y me dice una maquinita que estoy en séptimo lugar, grito “bravo y alzo el puño”, mi hija me mira con cara asustada, cree que ha empezado mi demencia. Pasa al sexto lugar, al quinto, al cuarto, al tercero,… entro en estado orgásmico, me llega, me llega,… está en el segundo lugar… y se corta la llamada. Espero que nunca hayas tenido esta sensación.

Vuelvo a gritar “máquina de mierdaaaaa”, mi hija vuelve a mirarme, ahora con cara de preocupación.

Hago la misma operación otras veinte o treinta veces el martes y miércoles, y siempre el mismo resultado. Se me saltan las lágrimas de no poder hacer esa simple gestión, pienso que me estoy haciendo mayor y que no sé usar los medios on line.

Me lleno de paciencia, me olvido de todo y centro todos mis esfuerzos en una única dirección, sacar un número para el médico.

Me llama un amigo para tomar una cerveza al día siguiente, le digo que no puedo, que estoy centrado en sacar una cita para el médico. Se ríe de mí, y me pregunta si me pasa algo, le contesto que no, pero que estoy centrado en esa gestión. Insiste, ahora en serio, que si me pasa algo. Le digo que ya lo llamo yo y que le tengo que colgar, que tengo que llamar a Salud Responde. Le cuelgo sin despedirme.

Empiezo a llamar a Salud Responde. Imposible, después de cuarenta llamadas y más de cinco horas perdidas, me siento un inútil gilipollas que es incapaz de pedir una simple cita para el médico.

Convoco conmigo mismo un Comité de Emergencia y llego a una conclusión evidente, es imposible pedir cita por internet, por la app y por teléfono, así que tomo la decisión de que al día siguiente iría a mi Centro de Salud.

Jueves por la tarde, termino de trabajar y voy directo al Centro de Salud.

Me lleno de excitación cuando veo que solo hay una cola con unas quince personas y una funcionaria atendiendo. La alegría me inunda, estoy a punto de conseguirlo.

Una hora y media de pie (la mitad en la calle al sol) y me llega el turno, estaba feliz como cuando nacieron mis hijos, no sé bien explicaros esa sensación de bienestar, ¡iba a conseguirlo!

Me toca, tartamudeo, pero logro serenarme y decir “Buenas tardes, señora, necesitaría un número para mi médico”.

La señora funcionaria me mira y con cara de pensar “otro más”, me dice que debo venir por la mañana, que por la tarde no podía darme número.

Me altero, pero pienso que la funcionaria no tiene ninguna culpa. Le digo que trabajo y que no puedo venir de 9 a 14 h. a pedir cita para el médico.

Me dice que es el único procedimiento que hay, que los otros están colapsados y no funciona nada, la propia funcionaria me dice que lo siente, pero que es un desastre. En un acto del que no me siento nada orgulloso, le digo que no entiendo nada, que nunca ha estado peor la Seguridad Social y me voy sin darle las buenas tardes.

Viernes por la mañana, pido permiso en mi trabajo para “ir un momento a pedir cita al médico”, explicando mi odisea. Afortunadamente, trabajo donde me autorizan a que falte un par de hora en mi horario de trabajo por este tipo de motivos, pero me acuerdo de los millones de andaluces y andaluzas que no pueden hacerlo. Además, no fueron un par de horas, salí a las 9:20 h. y volví a las 13:10 h. después de esperar pacientemente en una interminable cola, también la mayor parte en la calle y a pleno sol.

Dejé todos mis datos y me dijeron que mi médico “ya me llamaría”. Eso… que me llamaría, no sé si a ti te ha llamado.

Esta es la actual Sanidad Pública Andaluza, de lo que realmente me ha pasado, contada con un poco de humor, para no desesperarnos, cabrearnos, indignarnos y llorar de la pena de a donde están llevando el que era uno de los mejores sistemas sanitarios de Europa.

Ahora en serio, que pena de la lamentable situación de la Sanidad Pública Andaluza.

Puede leer aquí anteriores entregas de Rafa Fuentes:
- 09/09/20 Cuarto Poder
- 07/07/20 Soy violable
- 30/06/20 No pasa nada
- 23/06/20 La familia
- 16/06/20 Doblada
- 09/06/20 Lo que no dicen
- 02/06/20 Justicia vital
- 26/05/20 Injustificable
- 19/05/20 Borja Mari
- 12/05/20 El acta no es tuya
- 05/05/20 Propuestas
- 29/04/20 Imagínate
- 21/04/20 Manda güevos
- 14/04/20 9 días con Pablo
- 07/04/20 Eres liberal
- 31/03/20 Cabrones y solidarios

- 24/03/20 CoronaDefensa
- 17/03/20 Ridículo
- 10/03/20 8M
- 03/03/20 Cínicos
- 25/02/20 Letrillas
- 18/02/20 Dignidad
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