“Andalucía es la nación vaciada. Tiene familias sin techo, seres humanos sin papeles, niños sin libros, escuelas sin aulas, barracones de vergüenza, hospitales sin atención, enfermos sin esperanza. Tiene familias sin empleo, desahucios sin pudor, muertos en el mar sin homenajes”
OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático
30/01/20. Opinión. El programador informático Francisco Palacios continúa con su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con un artículo sobre la situación de Andalucía: “Andalucía es la nación vaciada de progreso, donde ponen a cargo de la salud sexual a una señora que niega el derecho al aborto y que lo considera una matanza. Donde se permite el lujo de tener como socios en la sombra...
...más oscura a aquellos que quieren meter la mano en la educación pública y mangonear en la educación de nuestros niños, mientras los suyos van a colegios privados”.
La nación vaciada
Uno oye el debate sobre el estado de la comunidad autónoma, y no siente más que ganas de arrancarse la piel a tiras, taparse oídos y ojos, cortarse las venas.
Andalucía es la nación vaciada. Tiene familias sin techo, seres humanos sin papeles, niños sin libros, escuelas sin aulas, barracones de vergüenza, hospitales sin atención, enfermos sin esperanza. Tiene familias sin empleo, desahucios sin pudor, muertos en el mar sin homenajes.
Vaciada de voz. Aunque ahora quieran reivindicar el protagonismo de Andalucía frente a cualquier debate territorial, nunca se le ha dado esa oportunidad de reivindicarse. Ni por parte de unos ni de otros, que de tanto hablar de andalucismo lo han vaciado de contenido, hasta convertirla en una palabra hueca más de su diccionario de bocas llenas y promesas vacías. Han tenido tiempo de que su nombre resonara entre las paredes del Congreso, que no quedara un rincón desde el que no llegara el eco de sus justas demandas. Pero la han amordazado, escondida bajo las alfombras, mezclada con sus sucios negocios. Somos su granero, la finca donde el señorito viene a recoger los votos que sembró, suelta sus migajas de limosna y vuelve a la capital, donde paga sus réditos.
Vaciada de reformas, de avances que permitan que el pobre sea un poco menos pobre a costa de que el rico lo sea un poquito menos. Para ellos, la familia es un término económico, y sólo se acuerdan de las que tienen patrimonio y riqueza para heredar, y se olvidan de la mayoría de ellas, de las que sólo pueden pasar miseria y pobreza de padres a hijos. No se piensa en regular los alquileres, o en subir el impuesto a los grandes patrimonios. Todo eso les suena a Venezuela, cuando son medidas que se adoptan en Europa, como si la mano de Maduro fuera más larga que la de un director del FMI o la de un consejero de Empleo.
Andalucía es la nación vaciada de progreso, donde ponen a cargo de la salud sexual a una señora que niega el derecho al aborto y que lo considera una matanza. Donde se permite el lujo de tener como socios en la sombra más oscura a aquellos que quieren meter la mano en la educación pública y mangonear en la educación de nuestros niños, mientras los suyos van a colegios privados.
Vaciada por el chantaje de unos compañeros de viaje que quieren derogar todo lo que signifique un avance de la sociedad, que no tienen pudor en ponerles la mano en el cuello y amenazar sin dejar a los andaluces sin presupuestos, con el daño que ello conlleva. Unos copartícipes de gobierno que tendrán que pasar por la Fiscalía por sembrar el odio en esta tierra de acogida, donde nadie es extranjero, y en la que van dejando su reguero de bilis, contaminando todo lo que tocan, que se permiten el lujo de insultar al Padre de la Patria Andaluza. Mal que les pese, eso es lo que hay. Somos patria. Y tiene un padre que se llama Blas Infante.
Vaciada de responsabilidad, pues todos los niños de Andalucía, todos, deben caer bajo su tutela, los nacidos aquí y los que volvieron a la vida al pisar tierra andaluza. Todos deben ser protegidos de la misma manera. Andalucía es la nación vaciada de educación, de respeto, de mesura y de diálogo, que patea el discurso del adversario político, que abuchea y no respeta al de enfrente, una prueba más de que se puede pasar por el colegio pero sin que el colegio pase por uno.
Andalucía es la nación vaciada, modelo de sus modelos, copia exacta de sus proyectos, de su interés. No nos vacíen más, ya no les queda nada por llevarse, por estrujar o exprimir. Lo que deberían hacer es irse, cogidos de la mano, porque, aunque pudiera parecer lo contrario, su ausencia nos llenará.
VIVA ANDALUCIA LIBRE
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