“Moreno Bonilla continúa en su papel de boya, flotando sobre la ola, dejándose llevar por ella y esperando su momento. Lo que tiene claro es que, mientras no sea necesario, no va a tocar nada”

OPINIÓN. Boquerón en vinagre
. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático


17/02/22. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre el resultado de las elecciones en Castilla y León, que le han quitado a Moreno Bonilla las ganas de convocarlas en Andalucía: “Está muy tranquilo con su socio, en caída libre, sin frenos, cuesta abajo y achuchando con las pestañas, conocedor...

...de que no es necesario un anticipo electoral para hacer desaparecer al partido naranja. Sobre todo, después de lo visto el pasado domingo”.

No toques. ¿Por qué tocas?

Si hay un deporte al que parece que los dirigentes del PP son grandes aficionados, es el surf. Ven una ola y se tiran sobre ella, esperando que los lleve suavemente y los deposite en la playa como quien deja un bebé en el moisés.


Pero claro, las cosas no salen siempre como se piensan. La estrategia de Casado parece diseñada por un think tank del PSOE, y donde antes existía un gobierno cómodo y sin sobresaltos, ahora tenemos un resultado electoral con más trampas que en una de aquellas viejas películas de Fu Manchú.

Hace cierta gracia oír a los dirigentes de la derecha congraciarse de los resultados obtenidos en CyL, cuando los datos son inapelables: en 2011, la derecha obtuvo el 51% de los votos. Ahora, PP y VOX juntos, el 48%. Un bastinazo. Se congratulan de quitarse de en medio a Ciudadanos, algo que no necesita más que el paso de los días para que suceda, a cambio de necesitar el apoyo de VOX para hacerse con la presidencia de la Junta castellano-leonesa. Algo que, como ya ha adelantado el líder de la España que madruga para disfrazarse, no les va a salir gratis. Una cosa que no entiendo: no hay ningún sitio donde aparezca escrito, de manera explícita o implícita, que un porcentaje de votos, por muy elevado que sea, dé derecho a un número de cargos en cualquier institución. Parece que hay que gente que la aritmética, sea parlamentaria o de otro tipo, no la llevan muy bien. Los pactos se construyen a partir de necesidades, no de tantos por ciento ni ataques de testiculina.

Los que pretendían surfear a rebufo de la ola de Ayuso han sido revolcados por la misma. Y Moreno Bonilla se ha quedado en el chiringuito, se ha quitado el traje de neopreno y, visto lo visto, ha decidido que no es el momento de subirse a la tabla. Está muy tranquilo con su socio, en caída libre, sin frenos, cuesta abajo y achuchando con las pestañas, conocedor de que no es necesario un anticipo electoral para hacer desaparecer al partido naranja. Sobre todo, después de lo visto el pasado domingo.


¿Son extrapolables los resultados manchegos a unos posibles comicios autonómicos en Andalucía? Ambas comunidades son tan parecidas como un huevo y una castaña. CyL es una comunidad básicamente rural, de ciudades pequeñas y de población muy envejecida, un caldo de cultivo muy propicio para la derecha. Sin jóvenes no hay rebelión, sin industria no hay lucha obrera. El votante de derechas de toda la vida se ha tirado, en parte, en los brazos de VOX por desafección, en parte en partidos localistas, como reacción a 35 años de un régimen que podría pasar a la historia como “los vaciadores de la España vaciada”.

La idiosincrasia andaluza es bien distinta. Una población más joven, mayor importancia del sector industrial, y con ciudades de mayor tamaño. Por eso, aquí la derecha ha llegado al gobierno gracias a una carambola a tres bandas. La única similitud, salvando las distancias, es la posible irrupción con fuerza de los partidos andalucistas, con menos potencia por aquello de la ley D´Hondt, pero con la suficiente importancia como para tenerlos en cuenta. El primer paso hacia Madrid es poner una pica en las Siete Llagas.

Mientras Casado sigue cantando victoria donde no lo haría ni Pirro, mientras la izquierda sigue buscando culpables, enfrascados entre los que creen que los que se acercan son galgos y los que piensan que son podencos, mientras las formaciones andalucistas siguen en su labor de crecer y recuperar el mensaje perdido tras años de régimen socialista, Moreno Bonilla continúa en su papel de boya, flotando sobre la ola, dejándose llevar por ella y esperando su momento. Lo que tiene claro es que, mientras no sea necesario, no va a tocar nada. Que luego pasa lo que pasa.

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