“Saltó la noticia cuando se descubrió que la candidata de Vox, Macarena Olona, era una recién aterrizada a Salobreña, donde se empadronó sin que existan pruebas de que esta localidad constituya su primera residencia”

OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático


19/05/22. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre el empadronamiento de Macarena Olona en Salobrelña: “Con la inscripción en el censo no es suficiente, no basta, no es la diana sobre la que deben caer los paracaidistas. Uno puede censarse donde le plazca, pero hay que probar que se es vecino...

...de esa localidad, que uno reside en ella de manera habitual, que es conocido por sus vecinos, que se le ha visto por allí yendo al colmado, paseando, tomándose una caña”.

Fraude en el padrón, unos se pican, otros non

No ha llegado a empezar la campaña electoral de las próximas elecciones autonómicas y ya la tenemos liada, y bien liada. Era algo de esperar, cuando algunas formaciones políticas piensan que la Ley es algo que ha de aplicarse con rigurosidad para todos menos para uno. Y que los ciudadanos nos chupamos el dedo y somos tontos.


Saltó la noticia cuando se descubrió que la candidata de VOX, Macarena Olona, era una recién aterrizada a Salobreña, donde se empadronó sin que existan pruebas de que esta localidad constituya su primera residencia, es decir, el lugar donde pasa la mayor parte de su tiempo. Como era de esperar, sus fieles seguidores han salido en su defensa, primero utilizando el “y tú más”. Después, en un alarde de cuñadismo propio de un país en el que le das una patada a una piedra y sale un epidemiólogo, un virólogo, tres vulcanólogos y dos expertos en geopolítica, intentaron quitarle hierro al asunto intentando retorcer lo que la Ley expresa para estos supuestos.

Esto es más fácil de lo que parece. Según la Ley 1/9/1986, para poder ejercer el sufragio pasivo “deben tener la condición de electores”. Y esta misma ley nos dice que “los electores son los que tienen condición política de andaluces”. ¿Y quiénes son los que tienen condición política de andaluces? Los que tienen vecindad administrativa en cualquiera de los municipios de Andalucía. Es decir, ser vecino y la inscripción en el censo.

Ojo, con la inscripción en el censo no es suficiente, no basta, no es la diana sobre la que deben caer los paracaidistas. Uno puede censarse donde le plazca, pero hay que probar que se es vecino de esa localidad, que uno reside en ella de manera habitual, que es conocido por sus vecinos, que se le ha visto por allí yendo al colmado, paseando, tomándose una caña. En resumen, viviendo donde se afirma que uno vive. Si se prueba lo contrario, si se hayan evidencias de que dicha persona ni vive ni se le espera, se está cometiendo un fraude de ley. La almendra del tema no es que se haya formalizado el papeleo, sino que lo que se ha firmado sea real.


Y no lo es. De hecho, la persona que ha ofrecido su domicilio para dicho empadronamiento, ha declarado que, si afirmara que su casa es el domicilio habitual de la Sra. Olona, estaría mintiendo. Esta declaración no viene de alguien sospechoso de querer actuar en contra de la, de momento, candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía, sino del mismísmo líder de la formación en Granada. Prueba más que evidente de que se ha mentido a la administración para poder empadronarse y, de esa manera, tener derecho a ser elegible en las elecciones autonómicas.

Todo este uso fraudulento de la ley no me extraña, puesto que la clase política de este país es especialista en no cumplir las mismas leyes que ellos promulgan. Pero el hecho de que otros casos no se hayan denunciado no implica que hagamos la vista gorda o miremos hacia otro lado. Andaluces Levantaos es, de momento, la única formación que ha presentado alegaciones en la Junta Electoral sobre este tema, lo que me lleva a preguntarme el por qué del silencio del resto de partidos que se presentan a las elecciones del 19 de Junio. ¿Por qué no se suman a dicha denuncia? ¿Tienen algo que ocultar? ¿Les da igual que se cumpla la ley electoral? ¿No quieren tocarles las narices a sus futuribles socios de gobierno?

En resumidas cuentas, no basta con decir Graná, o enfundarse en un traje de gitana y darse un paseo por la Feria para ser andaluza y poder aterrizar seis meses antes de unas elecciones. No es suficiente con rellenar un documento. Hay que ser ciudadano andaluz, le pese a quien le pese. Sobre todo a esa parte de la “prensa” nacional que piensa que, detrás de esta denuncia, no hay más que un intento de promoción.

Cuando alguien me pegunta el por qué decimos Viva Andalucía Libre, si libres ya estamos, casos como éste nos sirven de respuesta. ¿De qué queremos librarnos? De gente así, de personas que nos usan para intereses bastardos, que no creen en nuestra Autonomía, en nuestra Historia, en lo grande que fuimos, en el potencial de lo que somos, libres de los que quieren que sigamos siendo pueblo de vasallos, de señoritos a caballo. Libres de ellos. Dueños de nosotros.

Viva Andalucía Libre

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