“Al líder conservador le estorban los partidos minoritarios; no entiende la aritmética parlamentaria y le molesta que éstos tengan la capacidad de formar parte de pactos de legislatura o de gobierno”
OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático
26/01/23. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la idea de Feijóo de que gobierne la lista más votada: “Puestos a regenerar las instituciones, se le podría haber ocurrido la posibilidad de listas abiertas en las elecciones, la prohibición de admitir tránsfugas en las listas, que sus señorías no puedan...
...ocupar cargos en empresas del IBEX una vez cesados, o la limitación de legislaturas”.
La lista de los más listos
Ahí está el tío. Cuando pensábamos que Feijóo era peor que Casado o que el anónimo M. Rajoy, llega el nuevo presidente de los genoveses para poner el listón mucho más alto que el de sus predecesores.
Ha tenido una idea genial, consistente en que tras unas elecciones, sean municipales, autonómicas o generales, gobierne la lista más votada. Así, a bote pronto, es muy buena idea. Pero como suele suceder en estos casos, si a los populares se les ocurre algo que te parece una excelente ocurrencia, es que esconde un gatito encerrado.
Porque, cosa rara en Feijóo, confunde investidura con gobierno. Las probabilidades de que un partido con el mayor número de votos pero en minoría sea capaz de sacar adelante unos presupuestos o aprobar una ley son las mismas que las de ser británico en Magaluf y usar el ascensor para bajar a la piscina: prácticamente nulas. El ser investido como presidente o alcalde no implica un poder mágico que otorgue una mayoría necesaria en cada una de las votaciones que se llevan a cabo cada día en las instituciones, a no ser que se pacte con otros partidos, con lo cual lo de la lista más votada es una inutilidad. Es como pretender ganar la Champions por tener más tiempo la posesión del balón.
Por otra parte, este tipo de proyecto siempre aparece cuando el PP lo tiene oscuro para obtener mayorías. Porque, en realidad, lo que el líder de la derecha quiere decir es que gobierne la lista más votada, en el caso de que sea la suya. Son numerosos los ejemplos en los que el PP tiene el bastón de mando sin que se cumpla la “premisa Feijóo”. Ya han salido a la palestra presidentes autonómicos y alcaldes populares para manifestar cierta discordancia con la propuesta. Que con las cosas de comer no se juega.
La cuestión o las cuestiones de fondo aparecen en cuanto uno le da un par de vueltas al tema. Al líder conservador le estorban los partidos minoritarios; no entiende la aritmética parlamentaria y le molesta que éstos tengan la capacidad de formar parte de pactos de legislatura o de gobierno. Es más, les parece ilegítima, antidemocrática y más cercano a una obra de Mary Shelley que a la Constitución. El partido mayoritario no tiene por qué representar a la mayoría de los españoles que son representados en las Cámaras. Así que, desde el punto de vista de una regeneración democrática de las instituciones, la propuesta no es tan democrática como pudiera parecer.
El otro aspecto a considerar respecto a la propuesta del presidente del PP es que lo que en realidad quiere es no tener que pactar con VOX porque los números no le dan. Por mucho que lo estiren. Por más vueltas que le den. No dan. No suman sin la participación de la extrema derecha. Feijóo se ve abocado a tener que tragar con ese compañero de viaje si quiere llegar a la presidencia del gobierno del Estado. Por no hablar de todas las ocurrencias habidas y por haber que sabemos que pueden llegar; no hay más que tirar de hemeroteca y ver los ejemplos de VOX en Andalucía con la caza en los colegios o los más recientes de García-Gallardo en Castilla y León.
Puestos a regenerar las instituciones, se le podría haber ocurrido la posibilidad de listas abiertas en las elecciones, la prohibición de admitir tránsfugas en las listas, que sus señorías no puedan ocupar cargos en empresas del IBEX una vez cesados, o la limitación de legislaturas. Pero claro, eso sí que serían buenas ideas, no como la de gobernar sea como sea.
¿La idea, será suya o de Guardiola?
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