“El adelanto electoral es el único remedio que le quedaba al PSOE para poder detener el avance del partido conservador y sus aliados ultra conservadores”

OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático


01/06/23. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las elecciones: “Mientras se buscaban culpables, se señalaban a los responsables y se pedían cabezas rodando bajo la hoja de la guillotina, aparece el presidente del Gobierno y anuncia el anticipo de las elecciones generales para finales de Julio. Algo que pilla con...

...el pie cambiado a la oposición, que primero recela de este adelanto para, posteriormente, alegrarse de la posibilidad de poder “derogar el sanchismo” a la mayor brevedad posible”.

Playa o urna

Bueno, pues ya ha pasado el 28M, se han contado los votos, se ha saltado en los balcones como celebración de la victoria y, sobre todo, se ha esfumado esa duda sembrada por la derecha sobre un posible tongo electoral. Como ellos han ganado, no hay sospecha posible; ya se sabe que el tongo, el amaño e indecisión sobre la legalidad de unas elecciones sólo aparecen cuando la derecha pierde, o cree que puede perder.


Mientras se buscaban culpables, se señalaban a los responsables y se pedían cabezas rodando bajo la hoja de la guillotina, aparece el presidente del Gobierno y anuncia el anticipo de las elecciones generales para finales de Julio. Algo que pilla con el pie cambiado a la oposición, que primero recela de este adelanto para, posteriormente, alegrarse de la posibilidad de poder “derogar el sanchismo” a la mayor brevedad posible. Sería interesante qué significa eso, que leyes se van a abolir y qué retrocesos vamos a sufrir. Por curiosidad.

Es evidente el batacazo que se ha dado la izquierda en las urnas, con una pérdida de poder autonómico y municipal digno de hacérselo mirar. Aunque se lance el discurso de que, por ejemplo, en Andalucía han ganado en la mayoría de poblaciones. Lo que no dicen es que entre esas poblaciones no constan las de mayor población. Detalles sin importancia.

En general, no ha sabido vender los avances que se han dado en esta legislatura ni han aprendido a minimizar los errores de bulto cometidos. Siguen pensando en un mensaje para las minorías, necesario pero que no gana elecciones. Esa nueva izquierda que llegó para ganar los cielos se ha envuelto en contradicciones y  luchas intestinas que han convertido el núcleo irradiador en algo que ni es núcleo ni irradia nada en absoluto. Se han legislado leyes que, por las prisas, contenían errores groseros, y otras que básicamente no van a servir para nada, al dejar en manos de las comunidades autónomas su ejecución.

Esa manía de disgregarse en decenas de corpúsculos enfrentados entre sí, capaces de encontrar la más nimia excusa para diferenciarse y meterse el dedo en el ojo unos a otros, incapaces de encontrar los grandes parecidos que podrían aglutinarlos, convierte a la izquierda en un puzzle de difícil encaje y complicada resolución.


Mientras tanto, la derecha ha encontrado el programa perfecto, el manual para derrotar a la izquierda sin proponer una sola medida. Tenemos el más claro ejemplo en Isabel Díaz Ayuso. Una presidenta de comunidad que, durante la pandemia, tuvo el peor porcentaje de muertes de Europa, mientras ella invitaba a cañas. La estrategia de comunicación es tan simple que todos terminan cayendo en sus redes. Lo realmente importante no es que pidiera libertad y cervecitas, sino los muertos de las residencias. Y nos regodeamos en sus gracias, nos dejamos llevar por esas frases vacías de cualquier contenido y seguimos al dedo que señala, en lugar de adonde deberíamos apuntar.

Esa estrategia comunicativa llega al ciudadano; frases sencillas, simples, que no necesitan el más mínimo esfuerzo para ser digeridas y absorbidas. Un programa basado en memes, en sentencias cortas que, repetidas hasta la saciedad, se convierten en verdades, aunque te esfuerces en contrarrestarlas con datos. Porque ahí viene la otra pata del éxito genovés: los medios. Unos medios que tragan con todo lo que oigan, que no dedican ni un minuto de su tiempo a contradecir las falsedades que los candidatos les tiran a la cara,  pero que sí vuelcan todo el esfuerzo necesario en replicar esas mismas campañas simplistas que atacan a la izquierda.

El adelanto electoral es el único remedio que le quedaba al PSOE para poder detener el avance del partido conservador y sus aliados ultra conservadores. Posiblemente el argumento a utilizar sea precisamente esa oleada de pactos que va a cruzar la piel de toro de punta a cabo, avisando sobre la posibilidad de que tengamos un vicepresidente del Gobierno que no pueda pisar terreno británico.

Ha llegado el momento de no echarle la culpa al votante, sino la de asumir la autocrítica, plantearse qué futuro tiene una izquierda atomizada y si lo que anhelan es terminar disolviéndose y desapareciendo de las instituciones como Ciudadanos, o volver a ser determinantes en la formación de un gobierno progresista y no dejar la vía libre a un gobierno conservador.

Ya saben, playa o urna. Vayan decidiendo.

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