“El sentimiento de orgullo por un país no se basa en sus gobernantes, por muy a favor o en contra que se esté de ellos. El orgullo se basa en sus gentes, en su Historia, en sus costumbres”

OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático


09/11/23. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las declaraciones de Pablo Motos, referentes a la libertad de expresión y a la posible amnistía: “No sintió vergüenza cuando murieron más de 7000 ancianos en sus residencias, ahogados, solos, desamparados, por el simple hecho de no tener...

...un seguro privado. Tampoco la sintió cuando se perdonaron a decenas de miles de delincuentes defraudadores, que habían escondido sus ganancias para no tener que rendir cuentas ante Hacienda”.

Lo de la vergüenza

Yo no lo he visto de primera mano, Dios me libre. Pero los titulares de todos los medios y las redes sociales echan humo con las declaraciones de Pablo Motos, referentes a la libertad de expresión y a la posible amnistía por parte del gobierno en funciones.


El popular periodista defendió que “me rebelo absolutamente a esta mierda de no poder tener libertad de expresión, a cambio de que no te digan una palabra”. Hombre, decir que no tiene libertad de expresión un tipo que lidera un programa de televisión en prime time y que dice lo que se le pasa por la mente, que critica al gobierno y a su presidente cada vez que se le antoja, teniendo la certeza de que, a la salida del programa, no van a estar esperándolo un par de lecheras para llevárselo al cuartelillo, es uno de los mejores chistes que se ha podido oír en su programa. Ha tenido la oportunidad de entrevistar al presidente del gobierno en funciones, criticarle y echarle en cara todo lo que considerara conveniente, con la total y absoluta libertad que nos otorgan las leyes de las que nos hemos dotado todos. Pero él se siente amordazado.


Quizás sea un error de concepto. Este señor puede decir lo que le parezca, que para eso tiene derecho. El mismo, exactamente el mismo, que tenemos los demás de criticar y valorar sus opiniones. Puede ser que lo que quiere decir es que él tiene el derecho opinar sin ningún tipo de control, y ese control debe ejercerse sobre los que le critican, porque no tienen derecho a ello.

Porque claro, él puede decir que "si ahora viajara fuera y me preguntaran de dónde soy, diría europeo, porque no quiero decir que soy español, un lugar donde parece ser que hay presos políticos y, por lo tanto, este no es un sitio libre. Nunca había sentido vergüenza de ser español”. Por supuesto que puede decirlo, faltaría más. Pero a uno se le ocurren tantas ocasiones en las que se pudo sentir vergüenza y no lo sintió, que no puede reprimir el hecho de recordárselas.

No sintió vergüenza cuando murieron más de 7000 ancianos en sus residencias, ahogados, solos, desamparados, por el simple hecho de no tener un seguro privado. Tampoco la sintió cuando se perdonaron a decenas de miles de delincuentes defraudadores, que habían escondido sus ganancias para no tener que rendir cuentas ante Hacienda. Unos defraudadores que se niegan a participar en la financiación de la sanidad o de la educación pública, y aman tanto a Suiza o a Panamá como a España, quizás más.

No se avergonzó de ser español cuando un gobierno mintió a todo un país tras el peor atentado de nuestra Historia, por sacar un rédito electoral. Un rédito que, afortunadamente, se les volvió en contra y los puso en su lugar, en el de la oposición. Ni siquiera se ruborizó cuando nuestros jóvenes tenían que irse del país para buscarse las habichuelas mientras la ministra hablaba de movilidad exterior. Quizás a él no, pero a mí me dio muchísima vergüenza ver como, mientras que se le estaba interpelando en una moción de censura por parte de los representantes de este país, el presidente en ese momento había dejado como representante a un bolso sobre el escaño. La verdad, en eso salimos ganando.

El sentimiento de orgullo por un país no se basa en sus gobernantes, por muy a favor o en contra que se esté de ellos. El orgullo se basa en sus gentes, en su Historia, en sus costumbres. El orgullo tiene la fuerza de sus artistas, de sus científicos, de los que escribieron con renglones rectos en el libro de su pasado. Si tu orgullo de ser español  depende del político de turno, o no tienes ni idea de lo que es el orgullo, o tu concepto de ser español es bastante limitado, tirando a pobre.

Eso sí, hay algo en lo que le doy la razón. Él siente vergüenza de ser español, y yo la siento de que él lo sea.

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