“Resulta sumamente hipócrita alarmarse y arrancarse el cuero cabelludo a tirones por la letra de una canción, y no chistar ante el hecho de que un país que masacra a inocentes participe en ese festival”
OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático
08/02/24. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre ‘Zorra’, la canción elegida para Eurovisión: "Pero ahí tenemos a ese maremagnum de españoles que, o no han oído la canción, o la han oído y no la han entendido, o aun peor, la han oído, entendido pero la usan como arma para atacar, de nuevo, a la mujer...
...Escandalizados por una letra que reivindica, no la palabra zorra, sino a la mujer que sufre el insulto por triunfar”.
Zorra
La lectura es y será siempre el mejor aliado del que podemos disponer. Nos acompaña en nuestros momentos de relax, nos instruye y nos informa. Puede llegar a emocionarnos, sacarnos una carcajada o hundirnos en el sofá, presos del miedo más irracional. Porque la palabra escrita es el plano sobre el que podemos construir cualquier mundo que se le haya antojado al autor.
Pero claro, leer sin comprender lo que se lee es tan inútil como la primera rebanada de un pan de molde, tan práctico como la tirilla del abrefácil de un CD. Si lo que leemos no pasa por el tamiz del entendimiento, no es más que una pérdida de tiempo y un quebradero de cabeza. Lo mismo podría decirse de la capacidad de entender lo que se ve o lo que se oye, aunque pienso que van fuertemente unidas a la habilidad de entender lo escrito.
Todo esto viene a cuento de la canción seleccionada para representar a España en el próximo festival de Eurovisión. Éste es un evento que, particularmente, me atrae tanto como la ingesta de cucarachas o que Feijoo me explique algo de Química Orgánica, sobre todo si tenemos en cuenta ese doble rasero, maloliente y rancio, que discrimina a según qué países, mientras que a otros les hace la vista gorda.
Si no la han escuchado, deberían hacerlo y analizar, desde un punto de vista desapasionado, su letra. En ella podemos leer que una mujer recibe el apelativo de zorra cuando las cosas le van bien, cuando triunfa, cuando se divierte, por el simple hecho, no de triunfar o de pasarlo bien, si no por el de ser mujer.
Todos conocemos, sin lugar a dudas, a mujeres señaladas y estigmatizadas por alcanzar cotas de poder, fama y triunfo. Marcadas por ese desdén machista, esa mirada zafia de refilón, esas lenguas viperinas de múltiples filos que afirman, sin pudor, que “seguro que ha llegado arrodillándose mucho”, “a quién se habrá tirado para llegar ahí”, o piropos del mismo nauseabundo estilo. Todos hemos visto y oído improperios parecidos en los medios, en nuestro ambiente más cercano, en el trabajo. Porque, cuando la mujer triunfa, no lo hace por sus méritos, no lo hace por su valía, no lo hace por su preparación. Lo hace porque se ha servido del macho alfa para ascender, porque se ha pasado por la piedra a todo lo que se meneaba para conseguir su puesto. Por ser una zorra.
Porque tú, hombretón, puedes llegar a casa a la hora que se te antoje, pero ella, si lo hace, es una zorra. Porque tú has llegado a tu posición laboral por tu sabiduría y buen hacer, pero ella lo ha conseguido por ser tan zorra. Entiéndase, no zorra por astuta ni por ser un mamífero cánido de menos de un metro de longitud, de costumbres crepusculares y nocturnas. Zorra, por puta.
Pero ahí tenemos a ese maremagnum de españoles que, o no han oído la canción, o la han oído y no la han entendido, o aun peor, la han oído, entendido pero la usan como arma para atacar, de nuevo, a la mujer. Escandalizados por una letra que reivindica, no la palabra zorra, sino a la mujer que sufre el insulto por triunfar. Sacándose los ojos por ver las nalgas de dos hombres, los mismos ojos que brillaban lascivos cuando el culo era el de Chanel. Porque un culo puede ser ofensivo, dependiendo del sexo del portador. Así son, como si ellos no tuvieran uno o no perdieran la más mínima oportunidad por besar alguno.
Si quieren ofenderse, háganlo, porque están en su derecho. Pero resulta sumamente hipócrita alarmarse y arrancarse el cuero cabelludo a tirones por la letra de una canción, y no chistar ante el hecho de que un país que masacra a inocentes participe en ese festival. No sean tan cortitos de entendederas como para creer que pueden usar la palabra zorra sin más, porque sigue siendo un insulto asqueroso y denigrante. Estas cosas hay que decirlas, porque seguro que ya a alguno se le ha ocurrido la absurda idea de meterla entre sus frases hechas para referirse a las mujeres en general. Ante la duda sobre si usarla o no, prueben con las mujeres de su círculo más cercano. Si su madre le parte la boca de un alpargatazo, o su mujer lo manda al sofá un par de noches, es que no está bien usarla para hablar con ellas. De nada.
No se ofendan tanto, en serio. Rigoberta Bandini canta que “quiere ser una perra”, Zahara tiene un álbum llamado Puta, y no podemos olvidar a las maravillosas Vulpes cuando querían ser “una zorra”, ABC mediante. Si tanto les molesta, el Benidorm Fest tiene sus puertas abiertas para todo aquel que se quiera presentar. Podrían preparar una performance con el Oratorio de Ferraz, un muñeco de trapo y cantar “Me gusta la fruta”.
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