Esta gentuza de Abogados Cristianos, una suerte de meapilas, vigilantes de la paja en el ojo ajeno mientras tragan vigas en el propio, callan como putas en Cuaresma ante los casos de pederastia en el seno de la Iglesia

OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático


09/01/25. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la ofensa a los sentimientos religiosos: “Porque los símbolos no son sagrados; lo que es sagrado es la persona. Venerar una imagen es, dicho desde la misma Biblia, idolatría. Si quieren buscar una imagen de Dios, la tienen en los niños que mueren de...

...hambre en Gaza, en los desaparecidos en las aguas del Mediterráneo, en un mantero que pierde la vida por el simple hecho de intentar ganársela. Eso sí que ofende, no ya a los sentimientos religiosos, sino a la propia definición de humanidad”.

El Timo de la Estampita

De veras, hice un propósito de enmienda para este año que empieza. Les prometo que me juré a mí mismo no dejar que me hirviera la sangre ante determinadas noticias. Pero es que me lo ponen muy difícil. Muy, muy difícil.


No habían esperado ni a que se cumpliera un día del año nuevo cuando la fachosfera, alimentada su maquinaria con coñac y puros, montó en cólera ante lo que ellos han autodenominado "ofensa a los sentimientos religiosos". Habría que decirles que, para empezar, no hablen por todos. Yo, como cristiano, no me he sentido ofendido por el gag protagonizado por Lalachús durante las campanadas de Fin de Año, de la misma manera que no me ofendí cuando lo hicieron Alaska y su marido, Fernando Alonso, Cristiano Ronaldo, o cuando veo almanaques con el Cautivo vistiendo los colores del Málaga C.F. Porque los símbolos no son sagrados; lo que es sagrado es la persona. Venerar una imagen es, dicho desde la misma Biblia, idolatría. Si quieren buscar una imagen de Dios, la tienen en los niños que mueren de hambre en Gaza, en los desaparecidos en las aguas del Mediterráneo, en un mantero que pierde la vida por el simple hecho de intentar ganársela. Eso sí que ofende, no ya a los sentimientos religiosos, sino a la propia definición de humanidad.


Esta gentuza de Abogados Cristianos, una suerte de meapilas, vigilantes de la paja en el ojo ajeno mientras tragan vigas en el propio, callan como putas en Cuaresma ante los casos de pederastia en el seno de la Iglesia. Eso, para ellos, no ofende a nadie ni debe ser investigado, como defiende el partido de ultraderecha VOX, que se niega a todo aquello que tenga que ver con cualquier intento de limpieza en las sacristías. Habría que recordarles que los violadores que visten túnicas de vivos colores no son drags, sino curas. Por acotar el tema.

Tampoco parece ofensivo para ellos que se ataque a una persona por su aspecto, por su imagen o por su peso. Eso debe ser muy cristiano y muy religioso en su asqueroso mundo santurrón y rancio. Un mundo en el que habita Savater, un tipejo que, tras su periplo de partido en partido y desde su apolínea imagen de Hércules hecho carne, se permite el lujo de llamar "Bitelchús o como se llame la gorda esa" a la cómica. Al final, va a resultar que la Savater buena era la cantante. ¡Manda cojones!

Los que se han rasgado las vestiduras, sangrando por todos los poros de su cuerpo, son los mismos que no han visto ningún problema en que, en una cabalgata de Reyes, se coree "Pedro Sánchez, hijo de puta". Porque eso no es aleccionar a niños ni va en contra de nada en absoluto. Les pasa igual que al presidente de la Conferencia Episcopal, un tipo que, no hace mucho, excusaba a un alcalde que cantaba una canción repugnante, propia de ser un himno de un club de pederastas, hablando de "una sociedad excesivamente puritana". Porque ofenderse por un chiste sobre violar a una niña es ser un puritano, pero que nadie ponga la cabeza de una vaquilla a una estampita, porque eso sí que es grave. Pocas cabezas está cortando mi tocayo el Papa. Muy pocas para las que deberían rodar.

A mí, particularmente, me ofende que una institución que recibe centenares de millones de euros anuales de los contribuyentes se permita el lujo de inmatricular bienes, no pagar impuestos como el IBI, mientras hace negocio con esas propiedades, además de priorizar sus medios de comunicación y basureo sobre Cáritas. Me ofende que quienes dicen que no se pueden expresar libremente porque vivimos en una dictadura narco-bolivariana-comunista y añoran tiempos pasados en los que se sentían más libres, sean los mismos que lloran en cuanto se hace un chiste sobre ellos y se adjudican la voz de todos los que compartimos sus mismas creencias.

En resumidas cuentas, ya está tardando mucho el Gobierno en retirar cualquier delito relacionado con la ofensa a los sentimientos religiosos, aunque estoy seguro de que jueces y fiscales ya encontrarían la manera de retorcer la ley hasta el límite de la luxación para empapelar a todo aquel que se salga de su asquerosa y nauseabunda doctrina.

Pobres. Pobres hombres. Tan pobres que sólo tienen mala leche

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