“Ellos no son racistas, porque tienen un amigo negro, pero son conscientes de la invasión y de la sustitución de la raza europea por la africana (sic)”
OPINIÓN. Boquerón en vinagre. Por Francisco Palacios Chaves
Programador informático
30/01/25. Opinión. El programador informático Francisco Palacios escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el racismo: “Lo que les escandaliza no es el hecho de que el español no sea mayoritario en un pueblo, ciudad o pedanía. Lo que les pone los pelos como mangos de paraguas es el color de piel mayoritario. Porque, si no, no se entiende la alarma ante...
...el hecho de que sean marroquíes, en contraposición con su relajada postura ante una mayoría anglófona”.
No cabe ni uno más
La estrella televisiva de la 1, David Broncano, estuvo muy acertado al incluir entre sus preguntas clásicas la de si el personaje entrevistado era más racista que machista o viceversa, siempre partiendo del hecho de que dicha persona no fuese tertuliano de cualquier medio de la fachosfera o miembro del gobierno Trump. Y lo estuvo porque, en buena medida, todos seguimos conservando alguna mala costumbre, heredada de una educación basada en valores carpetovetónicos, que nos hace caer en micromachismos o en comportamientos un tanto racistas, si no estamos pendientes de eliminarlos en cuanto asoman.
Uno de esos grandes medios de comunicación que van sentando cátedra de periodismo en cada línea, dejaba estos días atrás un titular en el que afirmaban, tras un arduo trabajo de investigación, que “en España ya hay más marroquíes que asturianos y en algunos municipios los españoles no son ni la primera ni la segunda nacionalidad”. El artículo, en su cuerpo principal, también se refiere a la comunidad venezolana y colombiana. Así, de un vistazo, uno puede llegar a pensar que está pidiendo incentivos para que los asturianos olviden los condones y se dediquen a procrear, como Dios manda, frente a los que manda Alá o Maduro. Pero luego, después de echarle un somero vistazo al artículo, uno cae en la cuenta que no es más que la racistada de turno, la enésima petición de auxilio de la fachosfera ante las maniobras de reemplazo de la Agenda woke, sea esto lo que sea.
A los periodistas de este medio se les ha pasado, seguramente sin querer, que esto que le sucede a los cántabros ocurre en muchas más localidades del país, Sin ir más lejos, un simple vistazo por el INE nos lleva a encontrar una gran cantidad de municipios en los que los españoles están en franca minoría. La diferencia es que la nacionalidad mayoritaria en estas localidades es la inglesa o la finlandesa, y desde hace décadas. Esto parece que no le ha provocado ninguna desazón a la dirección de dicho medio, contento con el hecho de que esas nacionalidades sean mayoritarias, frente a otros casos.
De lo que se deduce que lo que les escandaliza no es el hecho de que el español no sea mayoritario en un pueblo, ciudad o pedanía. Lo que les pone los pelos como mangos de paraguas es el color de piel mayoritario. Porque, si no, no se entiende la alarma ante el hecho de que sean marroquíes, en contraposición con su relajada postura ante una mayoría anglófona, por ejemplo, o el hecho de que se pudiesen comprar nacionalidades a golpe de talonario chino.
Claro, luego pasa lo que pasa, que aparece un titular de ese porte y la riada de heces de costumbre arrasa con todo en cuestión de minutos. Gente sin memoria, sin cultura y con una visión del mundo tan estrecha como la que permiten sus orejeras, ensucia todo lo que toca y deja muy a las claras que ellos no son racistas, porque tienen un amigo negro, pero son conscientes de la invasión y de la sustitución de la raza europea por la africana (sic). Se extrañan de que el pueblo no se levante en armas y se defienda ante la avenida silenciosa que llena nuestras calles de mezquitas, burkas y delincuencia. Ellos no son racistas, ni conspiranóicos, pero no tienen la menor duda de que el Plan Kalerghi, sea lo que sea, sigue en marcha, movido por las alargadas manos de Soros, buscando que la mayoría racial en este planeta sea la africana.
Toda esta gentuza, que no tiene otro nombre, se olvida de que el español no es más que la suma de todas las culturas que pasaron por esta tierra, durante siglos de invasiones y ocupaciones, desde los fenicios a las suecas en Torremolinos, desde los romanos a los venezolanos en el barrio de Salamanca. Tampoco recuerdan cuando éramos nosotros los que cogíamos un barco o un tren, armados con poco más que una maleta de cartón, para buscarse la vida en Argentina, Méjico o Alemania, sin más permiso de trabajo que un hatillo al hombro, ni más cultura que la de trabajar de sol a sol por unas migajas de pan.
A Broncano le diría que todo el trabajo que se ha hecho durante años para eliminar el machismo va dando sus frutos, lenta e inexorablemente. Pero se hace necesario hacer la misma labor para sacar de la mente del españolito esa idea supremacista de hombre blanco hetero que domina el mundo porque así lo quiso Dios.
En España no cabe ni uno más. Emigrantes no. Racistas.
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