“Le llaman rumpología a la técnica de leer el futuro a través de los accidentes que presenta la puerta de atrás, ay, por Dios, el mapamundi, o sea, el anillo de Saturno o nalgatorio”
OPINIÓN. El lector vago. Por Miguel A. Moreta-Lara
Escritor a veces
18/06/25. Opinión. El escritor Miguel A. Moreta en su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com de esta semana escribe sobre los culos: “El glúteo republicano de Mr Trompeta, según propia confesión, debe de estar brilloso, relamido por los próceres del mundo. Supongo que el mandatario patoso lo propicia, vamos, que irá de culo y estará con el ojete al aire, rodeado de...
...banderas estrelladas (donde cada estrella puede ser un agujero negro), para facilitar la veneración y el júbilo babeante de los líderes besucones”.
Culo republicano
El glúteo republicano de Mr Trompeta, según propia confesión, debe de estar brilloso, relamido por los próceres del mundo. Supongo que el mandatario patoso lo propicia, vamos, que irá de culo y estará con el ojete al aire, rodeado de banderas estrelladas (donde cada estrella puede ser un agujero negro), para facilitar la veneración y el júbilo babeante de los líderes besucones. Imagino, entre ellos, al homunculo [no tilde] argentino de la motosierra, piropeando arrobado el ano del amo con acento –que me perdone Carlitos- gardeliano:
-Mirá, qué pan dulce viene por acá. ¡Comélo qu’está partido!
A la vista del sieso usamericano (¡ay, qué grupa de jaca jerezana!) nuestro gran homófobo don Francisco de Quevedo (autor del clásico opusculo [sin tilde] Gracias y desgracias del ojo del culo) de seguro no hubiera ahorrado algún soneto rabadillesco con el que eternizar tan egregio trancahigo. Despidamos, de quevediana mano, al insigne ojete del americano con este final del “Epitafio a un bujarrón”:
Pero si honrar pretendes su memoria,
di que goze de mierda, y no de gloria;
y pues tanta lisonja se le hace,
di: «Requiescat in culo, mas no in pace».
Los seguidores trumpistas son muy de culo veo, culo quiero. En USA, país de fieros terraplanistas, se toman muy en serio esto del estudio e interpretación de la cagadera, quiero decir, del pompis o rulé, del ojo que no ve, para entendernos: la trufa o el tralalá. Le llaman rumpología a la técnica de leer el futuro a través de los accidentes que presenta la puerta de atrás, ay, por Dios, el mapamundi, o sea, el anillo de Saturno o nalgatorio. La mamá de Sylvester Stallone, Jackie -ya fenecida-, fue una acreditada rumpóloga que les leyó rectamente el tafanario, es decir, el monoculo [sin tilde] o asentaderas, a gentes muy distinguidas.
Mi cuate Pepe Proudhon, que es muy gozador de músicas rap y hip-hop, me comenta que en la actualidad hay mucho culto a las posaderas (pandero, hogaza o cachas, le dice), y asegura que el booty dance y el twerk ha disparado la atracción por ese final de la espalda, el bottom, la base, el cuadril, el fundamento del todo. Discutimos si la tendencia es más masculina que femenina y si se someten más las mujeres que los hombres a la gluteoplastia. Reculamos pues ante la línea histórica que va de la venus de Willendorf hasta Betty Boop, pasando por el imaginado traspuntín que ocultaban aquellos polisones y guardainfantes de hace siglos. No nos ponemos de acuerdo, pero coincidimos en que vende mucho el sécula seculorum, amén. Como me ha pillado de pose aforística le regalo un definitivo “a tomar por el saco”, que es obviamente un cul-de-sac (y, a la vez, una señal de tráfico).
A uno le gustaría caer de culo, como dicen que caen los suertudos (custodios ellos de su ojote trasero), pero empiezo a sospechar que este articulo [sin tilde] está yendo de culo: “Alá –dice un proverbio marroquí- da silla a quien no tiene culo” (¿o es al revés?) y para no dar más por culo, le robo al maestro Ramón Buenaventura una palabra (espigada entre los anglos que inventan mucho en esto de las lexías) con la que autofustigarme: anuscript, escribir con el culo, pero también guión de una peli porno.
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