OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias
13/12/19. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘Ojos apropiados’ y ‘Aquellas navidades (1973)’...
Ojos apropiados
“Le presentamos un producto innovador creado para llenar el importante vacío de inteligencia emocional.
Nuestros globos oculares se presentan en cajitas enteramente de metal para no contaminarlos con motas provenientes del forro, resultarían molestas dentro de las cuencas.
Recomendamos tener un fondo básico que permita las combinaciones idóneas al sentimiento requerido.
Si no quiere desentonar con su tristeza, el par ‘Allegra nº 2’ simula la felicidad a la perfección.
‘Sapiens nº 14’ dan aspecto totalmente intelectual sin parecer pedante.
Para situaciones donde sea apropiado mostrarse sensible ‘Dolors nº 99’ que incluye opciones ‘lacrimógena’ y ‘rímel indeleble’.
Todos los modelos son aptos para lavavajillas.
Facilidad de colocación (incluyen pistola de silicona quirúrgica y conexión para el nervio óptico). Prácticamente eternos, sin las miserias propias de los que traemos de serie.
ADVERTENCIAS:
-Deben conservarse en su embalaje original. Se aconseja no meterlos en bolsillos ni frotarlos con paños que dejen pelusas.
-Los iris están hechos de material inalterable pero las pestañas no las cubre la garantía. Disponemos de recambios de diversa longitud y tonalidad.
-No usar en mascotas, menores ni almas cándidas, cortocircuitan por sinceridad inalterable.
A la venta en franquicias sin escrúpulos, somos líderes en falsedad sin receta. Pruébelos sin compromiso.
Si no consigue embaucar quizá le devolvamos su dinero.
Nuestros productos se fabrican con hipocresía de altísima gama”.
Aquellas navidades (1973)
Yo sabía que llegaban las Pascuas cuando plantaban la tómbola. El feriante, a horcajadas en una escalera tijera infinita, se desplazaba sobre ella como un malabarista para alcanzar la pepona o el balón.
Una vez me tocó un teléfono góndola azul, con timbre como los de verdad. Mi madre lo guardó para reyes.
Nos vestían de pastoras “sui géneris”, cargando con el kilo de garbanzos para los pobres como quien lleva pan a las palomas.
Al son de la lotería se empezaban los dulces comprados en la tienda del barrio con “la cartilla”, abierta desde septiembre y nutrida por las vueltas. En diciembre el dinerillo acumulado se trocaba en roscos de vino, mantecaos y polvorones, que no se enranciaban porque duraban justo las fiestas.
El turrón blando y duro sin más chalauras, si acaso el de chocolate Suchard, objeto de deseo apilado tras el mostrador como lingotes de oro.
Los borrachuelos se encargaban en la panadería cercana donde siempre olía a crema fresca y piñitas dorándose en el horno.
Casa Blas proveía de frutos secos. Usábamos las puertas como cascanueces, saltándoles el barniz para disgusto de los mayores, aunque ellos hacían lo mismo con tiesas arencas envueltas en periódico.
Las comidas sencillas y contundentes: sopa con picadillo de la sabrosa momia que solo venía en pascuas, ensaladilla rusa adornada como un Fabergé con morrones, aceitunas y ronchones de huevo duro. Langostinos llevameacasa.
Carne mechá a cuchillo o rape en salsa.
Refrescos y sidra mundialmente famosa para trasegar tan exótico banquete.
Los abuelos perpetuaban el ritual de apretar mantecaos y polvorones antes de desenvolverlos para compactarlos sin desperdiciar mijita.
Y a bajar la bola con maríbrizar.
Los comercios bullían pero al cierre el centro tornaba a limbo para descanso de sus moradores, a salvo aún de las luciérnagas.
Cada cual se enroscaba en su casa, al amor de un libro, un juego o una afición.
Eran navidades tan acogedoras como un seno materno.
Gastar y relumbrar no eran la norma. Bueno, un poquito sí, pero solo lo preciso que requería nuestra condición humana.
Puede leer aquí anteriores entregas de Dela Uvedoble:
- 10/12/19 ‘Dientes, dientes’ y ‘Transición (1978)’
- 29/11/19 ‘Purísimo’ y ‘Genio y figura’
- 22/11/19 ‘El mote’ y ‘Templada sabe mejor’