OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias

02/03/20. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘Blas Infante’ y ‘Amo’...

Blas Infante


Breve nombre para gran personalidad.


Me ciño a escribir sobre su sentir humanamente animalista.

“El hombre cruel con los animales lo será también con los mismos hombres. La crueldad es siempre una cosa misma, aún cuando cambie su objeto”, reza la IX norma de sus “Mandamientos de Dios en favor de los animales”.

Dejó escrita para los niños que entonces gustaban de usar el tirachinas para abatir aves “La plegaria de los pájaros”, explicándoles dulcemente por qué no deben hacerlo.

En los años veinte se colocaron azulejos con esa oración en la puerta de los colegios. Hoy día debiendo estar en todos los centros de enseñanza solo se conserva en seis.

Se postula antitaurino en el poema “Sobre el toro de lidia” y ominosa fue su muerte como la del bravo en la plaza, fusilado en una cuneta en agosto del 36, sin juicio ni sentencia, junto a otros dos detenidos.

Cuatro años después de matarlo el Tribunal de Responsabilidades Políticas lo condenó a muerte por: “...formar parte de una candidatura revolucionaria y significarse como propagandista de un partido regionalista andaluz”.

Impusieron una multa a su familia tras el asesinato infame y la sentencia surrealista.

A los acaparadores no convenía su justa idea de que los recursos del planeta son propiedad de la humanidad siendo todos responsables de cuidarlo. La propiedad privada es respetable, los bienes de la naturaleza son herencia en condominio.

Temo que su mensaje haya quedado reducido a un día de fiesta en el que colegios y peñas hacen un almuerzo típico andaluz.

Blas Infante quiso desterrar de Andalucía crueles tradiciones que la embrutecen porque la amaba y la quería libre e instruida.

Cuando el humano aprenda a respetar animales y entorno...

Lo demás vendrá por añadidura.


Amo


“La semana pasada llovió mucho y Amo no vino. Tenemos hambre, sed no porque los bidones de agua verdosa se han llenado por las goteras.

Nos acurrucamos para olvidarnos del frío aunque estamos ya tan nerviosos por el encierro que acabamos peleándonos.

Luchamos por el trozo del chamizo donde da el sol, todos no cabemos y los más fuertes defienden el sitio a dentelladas.

Oímos el coche de Amo. Nos abren las puertas, nos amarran a un palo y nos enganchan tras el vehículo. Otras veces nos meten en un chenil con ruedas y varios pisos y nos llevan muy lejos.

Cuando nos sueltan corremos como locos. Hay multitud de olores. También ruidos fuertes de las escopetas. Los Amos hablan muy alto y beben de botellas que sacan de su chamarreta.

Al volver casi siempre falta algún hermano. No lo buscan porque Amo dice “mas hay de su casta que de la nuestra”. Además las hembras no dejan de parir y nunca mengua la rehala.

Hoy he estado torpe, me he doblado una pata al llevarle el conejo al Amo. Me dieron ganas de devorarlo pero debo esperar al rancho si no quiero probar sus botas.

Llegamos a “casa” ávidos por comer pan duro, hoy aumentado con arroz del que ha sobrado a los Amos.

Aunque casi todos tenemos nombre nos llaman por silbidos. A mi me ha dicho, “¡Eh tú, ioputa, ven pa cá!”.

Me toca la pata y aulló de dolor. Amo me sube al coche, quizás me lleve a curar.

Bajamos y me pasa una cuerda por el cuello. Me acaricia y es tan agradable que mi cola se mueve de placer. Nunca me había sentido así.

“Has servido bien pero la has cagao tío”, (yo no entiendo por qué me dice tío, me puso Entregáo de nombre). “Te va a costá cara la bulla”.

Siento la áspera cuerda apretando mi cuello. Amo me ha izado con ella y quedo colgado de la rama de un árbol.

Mis patas apenas tocan el suelo, ¡me asfixio!

Pasan muchas horas y no puedo más. El castigo no acaba aunque lo merezco por no haber cumplido.

Ya solo siento el olor de mis orines.

Amo no volverá”.

Puede leer aquí anteriores entregas de Dela Uvedoble:
- 21/02/20 ‘Morado y carnal (1932)’ y ‘Carnestolendas (2020)’
- 14/02/20 ‘Amor memorable (1950)’ y ‘Sexo, autoengaño y Tinder’
- 07/02/20 ‘Medio médium’ y ‘Abierto por obras’
- 31/01/20 ‘Graduación’ y ‘Los miauserables’
- 24/01/20 ‘Pedro Pan’ y ‘Ataduras’
- 17/01/20 ‘La sota de bastos (1905)’ y ‘Todo calculado’
- 10/01/20 ‘Sueño oriental’ y ‘Donde las dan...’
- 20/12/19 ‘Cifras y letras gordas (1985)’ y ‘Buenanoche (Un corralón de Málaga, 1910)’
- 13/12/19 ‘Ojos apropiados’ y ‘Aquellas navidades (1973)’
- 10/12/19 ‘Dientes, dientes’ y ‘Transición (1978)’
- 29/11/19 ‘Purísimo’ y ‘Genio y figura’
- 22/11/19 ‘El mote’ y ‘Templada sabe mejor’