OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias
15/05/20. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘El escote (1958)’ y ‘El rabúo’...
El escote (1958)
El pueblo andaba revolicáo con el casamiento, sobre todo por ver las hechuras de la madrina, señorita de la capital que paraba allí por temporadas.
La novia pensó que con tal testigo su boda sería inolvidable.
Acertó.
Las golondrinas llegaron con sus gorjeos, ella con tintineos de semanario, frufrú de cancán y perfume.
Tabú como todo entonces.
A las autóctonas les prevelicaban sus mudas de nailon puestas a secar. Sugerentes combinaciones, prácticos medios visos, fajitas con liguero para las medias de costura trasera y los camisones casi tontitos, espabilados de día por las mañanitas pastel.
Para la boda lució mantilla, vestido de raso negro con sobrefalda de tul y tacones de aguja.
Una racial Bette Davis aterrizada en la Axarquía.
La comitiva avanzaba gloriosa hacia la iglesia, andando para bien lucirse. Detrás se iba añadiendo todo el pueblo.
Ante el altar se persignaron. El monaguillo precedió al oficiante, que estrenaba puesto.
Y empezó el tangay litúrgico:
-“No habrá boda hasta que la madrina no se cubra el escote”.
Los parroquianos se cuajaron, las parroquianas desenfundaron las lenguas.
El sacerdote confinó a los interesados en la sacristía. Allí la novia prorrumpió en llanto.
-“¡Ay, que no me cazo… 12 año de novio y po mor der descote…!”
-“¡Por Dio, Aurorita, tápate!”, apremiaba el novio abanicando a su futura con la “Hoja Parroquial”.
Apenas se le veían las clavículas pero la Jezabel involuntaria ardía en bochorno.
Jamás ningún hueso, quitando la quijada asesina de Abel, fue tan denostado.
Una señora de negro con reclinatorio fijo salvó el apuro. Con un gastado velo de misa que llevaba en el bolso cubrió píamente el casus belli.
El Páter engordó tres kilos, cumplida su misión de guardián del templo, olvidando que hasta Cristo admiró los cabellos de la Magdalena.
La novia se sonó y fueron dadas las bendiciones.
Pasó esa noche el siervo de Dios abrazado al cilicio, sabedor que la tentación estuvo en sus ojos no en el trocito de piel femenina.
Hubo más comidilla en el convite que salchichón y queso de bola.
El “descote” tenía mejor miga que el pan de artesa.
El rabúo
La primavera de 1910 quedó en la memoria colectiva del mundo por ser año de visita del cometa Halley, “la Estrella er rabo” como la llamaron los malagueños (más que por guasa por lo descriptivo del nombre y la dificultad de pronunciar el vocablo extranjero).
La brillante estela de este cuerpo celeste suscitaba temor a una humanidad poco dada a calibrar los hechos naturales de forma científica. Algunos terrícolas, obnubilados por lo que creían el inminente fin del mundo, se suicidaron para no morir como consecuencia de este.
Los humanos somos incoherentes.
Astrólogos del tres al cuarto y videntes de pacotilla aseguraban oír ya a los ángeles tocar las trompetas citando al Juicio Final.
Málaga, fascinada y atrevida, subió a Gibralfaro para ver al Rabúo más de cerca, la inexistente contaminación lumínica de entonces permitía admirarlo en su esplendor.
La mayoría estaba cierta de que su cola, agitándose como la de un perro contento, mandaría a la humanidad a tomar viento y no precisamente a la Farola.
El 19 de mayo atravesamos su estela formada por gas cianógeno que si bien es venenoso se desintegraba antes de llegar a nuestra atmósfera. Fue como atravesar niebla sideral.
No faltaron avispados que vendieron a elevado precio máscaras “anticometas” para protegerse de sus malignos efluvios. De los dos mil millones de almas que entonces habitaban el planeta algunas fueron lo bastante cándidas y pudientes para permitirse tal profilaxis.
Las madres de familia ofrecían el rosario a la Virgen de la Estrella para que intercediera por Nos ante su Hijo librándolos de la Ira Divina.
Estaban firmemente convencidas de era el anuncio de grandes desgracias, justo castigo por ser pecadores pero pasaron los días, se fue el astro arrastrando el rabo y solo se llevó prendidos en él a quienes empujaron superstición o cobardía.
Brindaban los compadres en Casa de Guardia por haber salido vivos de esta hecha.
-“¡Ojú, meno má que no ha pasaó ná!”, decía uno.
-“¡Digo!”, contestaba otro.
-“Maestro rellena, que si guerve noh pille bebío!”.
-“¡Digo!”.
Puede leer aquí anteriores entregas de Dela Uvedoble:
- 08/05/20 ‘La Gurrita’ y ‘Dora menguante’
- 30/04/20 ‘Mamá’ y ‘Croquetas’
- 24/04/20 ‘De segunda mano’ y ‘Benditas letras’
- 17/04/20 ‘Antoñito busca novia (1949)’ y ‘Tita Concha (1960)’
- 03/04/20 ‘Ardiente fe’ y ‘Aprovechando’
- 27/03/20 ‘Raro domingo’ y ‘Hilo’
- 20/03/20 ‘El tiro por la culata’ y ‘Amantes de papel’
- 13/03/20 ‘Simple future’ y ‘De negros y fetiches’
- 06/03/20 ‘Primera y última (1950)’ y ‘Error de embalaje’
- 02/03/20 ‘Blas Infante’ y ‘Amo’
- 21/02/20 ‘Morado y carnal (1932)’ y ‘Carnestolendas (2020)’
- 14/02/20 ‘Amor memorable (1950)’ y ‘Sexo, autoengaño y Tinder’
- 07/02/20 ‘Medio médium’ y ‘Abierto por obras’
- 31/01/20 ‘Graduación’ y ‘Los miauserables’
- 24/01/20 ‘Pedro Pan’ y ‘Ataduras’
- 17/01/20 ‘La sota de bastos (1905)’ y ‘Todo calculado’
- 10/01/20 ‘Sueño oriental’ y ‘Donde las dan...’
- 20/12/19 ‘Cifras y letras gordas (1985)’ y ‘Buenanoche (Un corralón de Málaga, 1910)’
- 13/12/19 ‘Ojos apropiados’ y ‘Aquellas navidades (1973)’
- 10/12/19 ‘Dientes, dientes’ y ‘Transición (1978)’
- 29/11/19 ‘Purísimo’ y ‘Genio y figura’
- 22/11/19 ‘El mote’ y ‘Templada sabe mejor’