OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias

29/05/20. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘Mujeres de vida alegre (1920)’ y ‘Luna a secas’...

Mujeres de vida alegre (1920)


Eran siete las muchachas compartiendo rouge y penas, de estas últimas lo que más.


Dormían de día pues llegaban entrada la mañana con diez años más a cuestas aunque la mayor no había cumplido veintiocho.

Les subían agua caliente y se frotaban enérgicamente con jabón de olor metiéndose después en amplios camisones. Bajaban a desayunar cebá de puchero y pan con aceite, parecían estudiantes tras una noche preparando exámenes.

Ese día Florita no bajó. Su cliente se había empeñado en atiborrarla de churros mojados en aguardiente; ¡como se reía el mamón viéndola atragantarse! La compensó con un billete grande por la broma.

Había vomitado las tripas pero con eso pagaba cuatro meses de Internado del niño. Ahora quería dormir y que se asentara el estómago.

Atardecido comían en la cocina de la pensión. Dolores, la cocinera, las apreciaba mucho; había ayudado a abortar a varias con hierbas muy efectivas si la falta era poca y remediado enfermedades a la que su oficio exponía. No todos querían usar gomas higiénicas de “La Francesa” y había dura competencia con las pupilas de “Concha, la gamberra” entrenadas en lo más infame.

Mientras comían hablaban de cosas alegres. Alguna dejaba caer confidencias al oído comprensivo de Dolores que no juzgaba, da igual ser explotada por el mismo cabrón que por uno distinto cada noche.

Empujada a prostituirse por la misma sociedad que las demonizaba, la muchacha desvirgada por el novio bocón quedaba marcada, si salía barriga peor, sus propios padres renegaban de ellas por ser unas perdías.

Debían marchar a la capital donde, sin informes, no las aceptaban en casa bien alguna y si la señora los pedía al cura del lugar menos.

La lagartona podía seducir al pater familia, corromper al hijo sano, ser nefasto ejemplo para la hija mozuela.

Cada noche, antes de salir, pasaban a despedirse de Dolores, “por si no nos vemos más. En esto no sabe una con quien se la juega”.

La cocinera las besaba y mientras se afanaba entre ollas rezaba por ellas, no al dios de las beatas, vengativo e inconmovible, sino al de las mujeres más desgraciadas entre las desgraciadas, las prostitutas.

Hasta la más miserable de las decentes las despreciaba por “no haber sabido guardarse”, la violación nunca era creída, ponzoñosa calumnia a hombres de bien para sacarles dinero o casorio.

-“Dolores, lo jago por mi niño pero no soy puta. Trabajo con el jigo porque no me quéa otra”.

Hoy Florita no volvió. La encontraron en el puerto, la boca llena de buñuelos, los ojos muy abiertos.

Solo una nota en el periódico. “Prostituta hallada muerta”.

Entre todas la enterraron y siguieron manteniendo al hijo.

Nadie creyó a las seis meretrices que señalaron al asesino, claro está que un hombre de alcurnia y adorador nocturno no alterna con rameras.

Juraron los colegas que estuvieron de ejercicios espirituales.

El sacerdote ratificó la declaración, siempre desayunaban juntos tras comulgar fervorosamente.

Sin falta.

Luna a secas


Despierto siendo aún noche y con dolor de cabeza; al incorporarme para abrir el cajón de la mesita buscando remedio la postura me procura un ángulo de ventana nunca antes percibido.

Por un juego de reflejos veo la Luna menguante colgada del tendedero. Dudo que prenda alguna le haya quedado jamás tan blanca a la mejor lavandera.

No recuerdo haberla incluido ayer en la colada pero al ser pequeñita se infiltraría enganchada a las sábanas por una de sus puntas.

Hago la foto para perpetuar y creerme el milagro de haber tenido a la luna tan a mi disposición. De ahora en adelante por preñada o roja que esté tendrá que reconocerme que una vez le lavé la cara.

Ya no está, se ha ido, quizá porque tiene que cumplir con su horario nocturno.

Tal vez un vientecillo juguetón la haya volado al tejado vecino o tirado al suelo para alegría de los gatos.

Habrá que espiarla si es que es posible pues siete de cada veintiocho días los pasa escondida.

Como los calcetines que se pierden.

La próxima Luna nueva miraré en mi lavadora.

Puede leer aquí anteriores entregas de Dela Uvedoble:
- 22/05/20 ‘Maestro lencero’ y ‘Gamberrada’
- 15/05/20 ‘El escote (1958)’ y ‘El rabúo’
- 08/05/20 ‘La Gurrita’ y ‘Dora menguante’
- 30/04/20 ‘Mamá’ y ‘Croquetas’
- 24/04/20 ‘De segunda mano’ y ‘Benditas letras’
- 17/04/20 ‘Antoñito busca novia (1949)’ y ‘Tita Concha (1960)’
- 03/04/20 ‘Ardiente fe’ y ‘Aprovechando’
- 27/03/20 ‘Raro domingo’ y ‘Hilo’
- 20/03/20 ‘El tiro por la culata’ y ‘Amantes de papel’
- 13/03/20 ‘Simple future’ y ‘De negros y fetiches’
- 06/03/20 ‘Primera y última (1950)’ y ‘Error de embalaje’
- 02/03/20 ‘Blas Infante’ y ‘Amo’
- 21/02/20 ‘Morado y carnal (1932)’ y ‘Carnestolendas (2020)’
- 14/02/20 ‘Amor memorable (1950)’ y ‘Sexo, autoengaño y Tinder’
- 07/02/20 ‘Medio médium’ y ‘Abierto por obras’
- 31/01/20 ‘Graduación’ y ‘Los miauserables’
- 24/01/20 ‘Pedro Pan’ y ‘Ataduras’
- 17/01/20 ‘La sota de bastos (1905)’ y ‘Todo calculado’
- 10/01/20 ‘Sueño oriental’ y ‘Donde las dan...’
- 20/12/19 ‘Cifras y letras gordas (1985)’ y ‘Buenanoche (Un corralón de Málaga, 1910)’
- 13/12/19 ‘Ojos apropiados’ y ‘Aquellas navidades (1973)’
- 10/12/19 ‘Dientes, dientes’ y ‘Transición (1978)’
- 29/11/19 ‘Purísimo’ y ‘Genio y figura’
- 22/11/19 ‘El mote’ y ‘Templada sabe mejor’