OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias
03/07/20. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘Condenado’ y ‘Julio, hoz en puño’...
Condenado
Al patio se accedía traspasando dos portales en eterna semi penumbra, un fogonazo de luz cuajada en cal deslumbraba al pisarlo.
Cuentan que esa casa trinitaria fue posada a mediados del XIX, que por eso tiene dos puertas calle, una de ellas conformaba el paso para carros y bestias por quedar cerca del pozo y su abrevadero.
Tiempo ha que se hizo otra humilde vivienda con ese trozo de finca, cuando la fonda se convirtió en casa vecinos.
Siempre estuvo el patio adornado con geranios, blincarosas y hortensias, a estas últimas les hacían el sortilegio de azularlas enterrando un clavo junto al tallo. Se disponían los tiestos rodeando el alcorque del chilindro florecido menos las gitanillas zanquilargas que se colgaban en las paredes.
Para regarlas se concertó matrimonio entre caña y jarrillo lata que llegaban donde hiciera menester.
El agua se cosechaba en las entrañas del pozo alzándola en cubo atado a soga encarrujada en polea, hasta que el dueño-casa se apiadó e instaló una bomba escandalosa y rabona que agradecieron las espaldas.
Aunque el brocal era alto las madres contaban espeluznantes historias a su prole para alejarlos de allí: “no asercarse que se cayó un chavea, y no lo pudieron sacá, si vé que o asomái oh arrastra pa que jueguéi con él”.
Cuchicheaban las comadres mientras restregaban en la lavadera sus pobres ropas que una mujer, enloquecida por la muerte repentina del esposo, se había arrojado dentro, “la sacaron encuero, con el purpo de anzuelo clavaó en laj cuencah. Lo sojo se queáron en el fondo, brillando”.
Las historias, amén de espantar a la chiquillería del peligro, daban brío morboso a las mujeres que las creían de tanto versarlas. Así les era más fácil olvidarse del picor de los sabañones cuando metían las manos en el agua helada de los lebrillos.
Por crueldad o aburrimiento algunos zangolotinos arrojaban gatos vivos a la oquedad. Lo metían en un saco para cegarlo del peligro y guardarse de sus uñas mientras apostaban sobre cuánto tiempo tardaría en ahogarse. Alertadas por los agónicos maullidos acudían las comadres a darles escobazos, “¡canallah, miserableh, que esa agua é pa bebé!”, lamentando más el empuerque que el crimen.
La finca inició su decadencia cuando aparecieron, flotando en el pozo como Ofelias dentonas, ratas muertas y lo cegaron condenándolo con escombros.
Sobre él sembraron plataneras. Algún vecino viejo jura oír al ahogadito llamar a otros niños para tener compaña, otros lo achacan al viento que hace crujir sus hojas laceradas.
Sigue habitando el agua bajo el patio, ya huérfano de macetas.
En lo profundo, el muertecito juega a las canicas con los ojos de la suicida enamorada.
Julio, hoz en puño
El séptimo mes se representa coronado de espigas y en honor a Julio Cesar lleva el nombre.
Las mieses listas para la recolección llenarán los silos asegurando alimento para el invierno. En la antigüedad, los labradores trenzaban, con las últimas gavillas, un muñeco al que atribuían ser espíritu del trigo, presidiendo las fiestas de la cosecha y quedando en el granero todo el año, protegiéndola.
Es Julio un efebo bronceado y lujurioso flanqueado por una virgen marinera que bendice la mar y un guerrero enfebrecido sobre un caballo blanco.
Caprichoso en su trato pues tanto agosta los campos como apedrea con granizo, así dice el viejo refrán: “en verano nube negra, mala como suegra”.
A Castilla la transforma en océano de oro mientras en la Costa la muchedumbre se sumerge en el azul líquido para aliviarse de la ardentía. Mes de asueto y siesta para quien pueda.
Sus cortas noches insomnes están hechas para el goce; el bochorno disipa la vergüenza de la desnudez y aviva los deseos ante la vista de piel ajena.
Treinta y un días de incendio nos esperan.
*Ilustración del libro “Theatrum Sanitatis”.
Puede leer aquí anteriores entregas de Dela Uvedoble:
- 26/06/20 ‘San Juanito’ y ‘El año extraviado’
- 19/06/20 ‘Cuando las colchas adornaban los balcones (1971)’ y ‘Veintidós’
- 12/06/20 ‘El trece pá San Antonio’ y ‘Calores (1973)’
- 05/06/20 ‘El descoque (1933)’ y ‘Junio’
- 29/05/20 ‘Mujeres de vida alegre (1920)’ y ‘Luna a secas’
- 22/05/20 ‘Maestro lencero’ y ‘Gamberrada’
- 15/05/20 ‘El escote (1958)’ y ‘El rabúo’
- 08/05/20 ‘La Gurrita’ y ‘Dora menguante’
- 30/04/20 ‘Mamá’ y ‘Croquetas’
- 24/04/20 ‘De segunda mano’ y ‘Benditas letras’
- 17/04/20 ‘Antoñito busca novia (1949)’ y ‘Tita Concha (1960)’
- 03/04/20 ‘Ardiente fe’ y ‘Aprovechando’
- 27/03/20 ‘Raro domingo’ y ‘Hilo’
- 20/03/20 ‘El tiro por la culata’ y ‘Amantes de papel’
- 13/03/20 ‘Simple future’ y ‘De negros y fetiches’
- 06/03/20 ‘Primera y última (1950)’ y ‘Error de embalaje’
- 02/03/20 ‘Blas Infante’ y ‘Amo’
- 21/02/20 ‘Morado y carnal (1932)’ y ‘Carnestolendas (2020)’
- 14/02/20 ‘Amor memorable (1950)’ y ‘Sexo, autoengaño y Tinder’
- 07/02/20 ‘Medio médium’ y ‘Abierto por obras’
- 31/01/20 ‘Graduación’ y ‘Los miauserables’
- 24/01/20 ‘Pedro Pan’ y ‘Ataduras’
- 17/01/20 ‘La sota de bastos (1905)’ y ‘Todo calculado’
- 10/01/20 ‘Sueño oriental’ y ‘Donde las dan...’
- 20/12/19 ‘Cifras y letras gordas (1985)’ y ‘Buenanoche (Un corralón de Málaga, 1910)’
- 13/12/19 ‘Ojos apropiados’ y ‘Aquellas navidades (1973)’
- 10/12/19 ‘Dientes, dientes’ y ‘Transición (1978)’
- 29/11/19 ‘Purísimo’ y ‘Genio y figura’
- 22/11/19 ‘El mote’ y ‘Templada sabe mejor’