OPINIÓN. Relatos torpes. Por Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias

25/09/20. Opinión. La escritora Dela Uvedoble continúa su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con dos relatos acompañados de una imagen cada uno. Esta hilvanadora de historias nos regala todas las semanas dos textos con su imagen correspondiente dentro de la sección Relatos torpes. Hoy nos ofrece ‘La visita’ y ‘Gourmets’...

La visita


Después de subir las escaleras las piernas quedaban con ese dolor fantasma del que hablan los amputados. Solo eran cuatro pisos más dos tramos de buhardilla pero con peldaños tan empinados que se antojaba más cómodo escalar el Monte Coronáo con viento en contra.


Una vez recuperado el resuello se daba una voz, “¡Mamá Petra!” porque golpear aunque fuese con los nudillos los mal ensamblados tablones de la puerta la hubiese desarmado.

Había que esperar unos minutos mientras se oía un arrastrar de pies y un “¡ya voy!” alegre. Le encantaba recibir visitas ya que no eran muy frecuentes. Al abrir aparecía un rostro de luna tersa cuya juventud aparente desmentían el pelo blanco y la figura de alcayata.

-¡Ay, que alegría, hijas, y que altísima está la niña!, -decía invariablemente.

Hablaba un castellano puro, con eses cristalinas. Alguna expresión andaluza coloreaba su conversación pero los cincuenta años vividos en Málaga no trastocaron su acento abulense.

-Teresita, ¿sabes que yo llevé a tu madre a cristianar?

La nena si lo sabía, siempre se lo preguntaba pero recordaba lo contenta que se ponía contándolo y respondió que no.

-¡Uy, pues era más chiquita...! Mi marido, que en gloria esté, fue el padrino y cuando salimos de los Mártires nos estaba esperando toda la chiquillería del barrio cantando: “¡Padrino lagarto, eche usted los cuartos!”, ja ja ja... él había cambiado un sin fin de perrillas chicas y alguna gorda y las tiraba al aire... los niños acudían como gorriones al pan... ¿te acuerdas?, ¡Ay que tonta!, si no habías nacido como te vas a acordar...

-Por la vece que me lo ha contáo, madrina.

-Es que soy una vieja pesada, hija.

Mientras hablaban una caterva de gatos salía de debajo de sus faldas. Uno chiquito, rabicortúo, trepó hasta su regazo buscando una de sus manos y chupándola, amasando como si mamara.

-Para estos también soy la madrina, -dijo-.

La extraña escena, vista al contraluz de la única ventana, parecía irreal, creíble únicamente por el olor a orines y puchero rancio que impregnaba el pobre cuarto.

-Nena, toma de la cómoda lo que más te guste.

-Mamá Petra, no, que son su recuerdoh...

-Esos los llevó aquí-, y se señalaba la sien, -y aquí-, indicaba el corazón.

Teresita se subió a un taburete para escoger entre los mil cachivaches cubiertos de polvo. Eligió un joyero cuya tapa era un busto de mujer, tallado en cristal; al abrirlo vieron en su interior multitud de cuentas blancas.

-¿Son de un collar roto?- preguntaron.

Mamá Petra reía mostrando una encía despoblada y blancuzca.

-No, hijas, son mis dientes. Según se caían los iba guardando por si alguna vez alguien pudiera volver a pegármelos.

El gato mamón dio un último chupetazo, levantó la cabeza mostrando los ojos adormilados y saltó al suelo arañando al desperezarse la pata del taburete, Niña Teresa dio un repullo y los dientes cayeron al suelo, desperdigándose. Los mininos jugaron con ellos, desplazándonoslos de aquí para allá.

-A estos sinvergüencillas les convengo desdentada, así yo me bebo el caldo y ellos se comen la carne.

Esa fue la última vez que la vieron viva, poco después la encontraron sentadita en su butaca con el gatillo esmirriado comiéndole los dedos. Los demás se habían ido por los tejados.

Cuando se enteró Teresa corrió a mirar el joyero.

Dentro, la sonrisa de Petra esperaba inútilmente al dentista.

Gourmets


A la señora se le había antojado salmorejo aunque ya pasaba el mediodía y no daría tiempo a enfriarlo, pero quien paga manda y allá que se puso a aviarlo. Además quería almorzar a la una, como siempre.

Desrabó los tomates después de lavarlos y los corto a cuartos poniéndolos en un bol, luego desmenuzó dos bollos de pan, masa madre, ya duros.

Fue a la despensa por una botella de aceite (los señores dicen AOVE), un Picual de Jaén de precio desorbitado. De un cofre de madera extrajo con mucho cuidado un elegante frasquito de vinagre de Módena, a mil euros el cuartillo.

Añadió dos ajos de Pedroñeras, convenientemente descorazonados para quitarles bravura y sal rosa del Himalaya.

Mezcló bien con las manos (¡ay si la vieran!), para empapuzar el pan con los sabores y encontrando muy espesa la preparación le añadió un chorro de agua embotellada, muy fría.

La batidora americana modelo vintage renqueó hasta volver sabrosa mixtura los ingredientes pero tardando más de lo acostumbrado y sonando como un motocarro fundío. “Mientras más bulla tiene una...” rezongaba la cocinera.

Al probarlo lo notó riquísimo pero rasposo al paladar, “que raro” se dijo, triturando otra vez para suavizarlo pero sin variar el resultado.

El reloj corría y bonita era la señora para contrariarla. Al guardar los carísimos ingredientes no encontró el tapón de la botella de agua así que la vertió en la jarra de murano donde viajaría hasta el mantel.

Volcó en una antigua fuente granaína el contundente mejunje metiéndolo en la nevera y rezando para que el frío mejorara la textura.

A la una en punto estaban los señores sentados a la mesa, salpicando los cuencos de salmorejo con jamón “Joselito” y huevo de codorniz. Los vio revolver delicadamente con la cuchara, llevársela a la boca y tragar.

-Hoy te ha salido rotundo, como con más cuerpo...

-Gracias, señora- contestó aliviada mientras servía un Verdejo de Cáceres a su justa temperatura.

Enjuagaba los platos para meterlos en el lavavajillas cuando notó algo raro entre las cuchillas de la batidora. Cuidadosamente hurgó con los dedos sacando, aterrada, medio tapón de plástico.

La otra mitad, con certeza, transitaba ya por los glamurosos intestinos de los señores Gourmets.

Puede leer aquí anteriores entregas de Dela Uvedoble:
- 18/09/20 ‘Desahogo’ y ‘¡A galope, a galope!’
- 11/09/20 ‘Er Mosquito (1945)’ y ‘Cosquillitas’
- 10/07/20 ‘Contacto’ y ‘Ojos que no ven...’
- 03/07/20 ‘Condenado’ y ‘Julio, hoz en puño’
- 26/06/20 ‘San Juanito’ y ‘El año extraviado’
- 19/06/20 ‘Cuando las colchas adornaban los balcones (1971)’ y ‘Veintidós’
- 12/06/20 ‘El trece pá San Antonio’ y ‘Calores (1973)’
- 05/06/20 ‘El descoque (1933)’ y ‘Junio’
- 29/05/20 ‘Mujeres de vida alegre (1920)’ y ‘Luna a secas’
- 22/05/20 ‘Maestro lencero’ y ‘Gamberrada’
- 15/05/20 ‘El escote (1958)’ y ‘El rabúo’
- 08/05/20 ‘La Gurrita’ y ‘Dora menguante’
- 30/04/20 ‘Mamá’ y ‘Croquetas’
- 24/04/20 ‘De segunda mano’ y ‘Benditas letras’
- 17/04/20 ‘Antoñito busca novia (1949)’ y ‘Tita Concha (1960)’
- 03/04/20 ‘Ardiente fe’ y ‘Aprovechando’
- 27/03/20 ‘Raro domingo’ y ‘Hilo’
- 20/03/20 ‘El tiro por la culata’ y ‘Amantes de papel’
- 13/03/20 ‘Simple future’ y ‘De negros y fetiches’
- 06/03/20 ‘Primera y última (1950)’ y ‘Error de embalaje’
- 02/03/20 ‘Blas Infante’ y ‘Amo’
- 21/02/20 ‘Morado y carnal (1932)’ y ‘Carnestolendas (2020)’
- 14/02/20 ‘Amor memorable (1950)’ y ‘Sexo, autoengaño y Tinder’
- 07/02/20 ‘Medio médium’ y ‘Abierto por obras’
- 31/01/20 ‘Graduación’ y ‘Los miauserables’
- 24/01/20 ‘Pedro Pan’ y ‘Ataduras’
- 17/01/20 ‘La sota de bastos (1905)’ y ‘Todo calculado’
- 10/01/20 ‘Sueño oriental’ y ‘Donde las dan...’
- 20/12/19 ‘Cifras y letras gordas (1985)’ y ‘Buenanoche (Un corralón de Málaga, 1910)’
- 13/12/19 ‘Ojos apropiados’ y ‘Aquellas navidades (1973)’
- 10/12/19 ‘Dientes, dientes’ y ‘Transición (1978)’
- 29/11/19 ‘Purísimo’ y ‘Genio y figura’
- 22/11/19 ‘El mote’ y ‘Templada sabe mejor’