En España, la última cifra publicada de contagios de sanitarios es de más de 19.000 a 6 de abril (el 15% del total de contagios). Una cifra muy lejos de los porcentajes de cualquier país, a una distancia ya que se podría calificar como vergonzosa

OPINIÓN. El ademán espetao. Por 
Jorge Galán
Artista visual y enfermero

06/05/20. 
Opinión. El artista visual Jorge Galán nos habla en su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el coronavirus y los sanitarios contagiados: “En el colmo del desatino, ahora que empieza a escasear la munición malgastada (los sanitarios) el Ministerio de Sanidad se saca de la manga otro nuevo comodín, y lo coloca boca arriba en la mesa: conforme dicta el nuevo protocolo (31 de...

...marzo), los sanitarios contagiados que tengan síntomas leves (ausencia de fiebre o síntomas respiratorios) volverán a su labor asistencial a la semana, simplemente se colocarán guantes y mascarilla (como si hubiese alternativa) y evitarán pacientes inmunodepremidos”.

Repúblicavirus 5.0 -Recuento en el descuento-

Valga la metáfora deportiva para ilustrar este nuevo Repúblicavirus, ahora que llevamos casi dos meses de confinamiento y tocamos con la punta de los dedos su final, salvo desenlace por prórroga a expensas de repuntes. La anunciada y renombrada desescalada, con más niveles que un juego de rol, nos llevará de la mano hasta conducirnos a la nueva normalidad, que parece que no va a ser ni más normal ni mejor por ser nueva. Esta entrega tratará de poner cierto orden a las cifras que han servido de estilete entre nuestra clase política y prensa, interesadamente o no, en cuanto a la gestión de la crisis epidemiológica por parte del Gobierno en nuestro país. Trataremos de realizar un resumen lo más aséptico posible, basado en hechos y cifras, sin entrar en el lodazal de la reseña ideológica, que parece ser desmesuradamente más contaminante que incluso el propio virus a estas alturas.

Tenemos que recordar que en epidemiología los números enteros no tienen el valor real comparativo que pudiese parecer a priori, por tanto, se relativizan en función de la población, convirtiéndolos en tasas: 1.000 casos positivos a una patología concreta en España, pueden suponer un problema epidemiológico de poco calibre en comparación con 100 casos en Liechtenstein, por ejemplo, si comparamos ambas tasas de incidencia. Por otra parte, hay que mostrarse muy cuidadoso en la interpretación de datos, por diferentes motivos. El tiempo, por ejemplo, es un factor altamente condicionante, por tanto, cualquier interpretación está muy condicionada a las actuaciones realizadas en función de la referencia temporal. Esto es, en una fase de contagio exponencial, como sucede con el coronavirus, difícilmente podemos hacernos una idea aproximada a la realidad de una cifra de positivos, lo suficientemente representativa, si realizamos test de detección sólo a sintomáticos o enfermos. De igual forma, hemos visto que una evidencia tal como el fallecimiento puede estar sujeta a distintas interpretaciones. Ya hemos constatado las diferencias de contabilización al respecto entre países o entre autonomías, en relación a residencias de mayores, domicilios, gente no diagnosticada previamente, gente a la que se considera positivo por los síntomas, etc.


Sin duda, uno de los temas que más polémica ha suscitado es la prontitud o tardanza del Gobierno en decretar las medidas de confinamiento, tomando como referencia las cifras de contagios y fallecimientos en comparación con otros países. Cuestión que ha dividido al parlamento, a la prensa y a las redes sociales. Hecho al que se relaciona estrechamente con las abultadas cifras de contagios y muertes, que nos sitúan actualmente en el segundo puesto en contagios (236,899) tras EE.UU. y cuarto lugar en cuanto a fallecimientos (24.275) tras EE.UU., Italia y Reino Unido, aplicando números brutos. Las correspondientes tasas nos colocan en el primer puesto en contagios (455,3 x 100.000 habitantes) obviando países poco comparables en tamaño y población como San Marino, Andorra, Luxemburgo o Ciudad del Vaticano, y en el segundo puesto (5,19 x 100.000 habitantes) en tasa de fallecimientos tras Bélgica, si nuevamente no tenemos en cuenta a San Marino y Andorra. (Datos de la OCDE a 30/4/2020).

En nuestro país el confinamiento comenzó el pasado 14 de marzo, ese día España llegó a los 4,231 casos de coronavirus confirmados y a los 121 fallecidos, 9,01 casos por cada 100.000 habitantes y 0,25 fallecidos por cada 100.000 habitantes.

Si comparamos estas tasas con otros países de nuestro entorno, estaríamos en un puesto intermedio, eso sí, el decreto de confinamiento se realizó con menos contagios, según tasas, que en Alemania, Italia, Bélgica o Francia. Reino Unido también contaba con menos casos confirmados por cada 100.000 habitantes que España, pero con una tasa de fallecidos mayor. Desde luego, la afirmación del presidente en la votación de la segunda prórroga del estado de alarma, en la que literalmente decía que fuimos el primer país que tomó las medidas de confinamiento en todo occidente, no es cierta, pero tampoco fuimos de los que más tiempo tardaron, sólo fuimos superados por Portugal y por Reino Unido, y en este último caso sólo en cuanto a contagios, no en fallecimientos. Otra cuestión son los casos positivos sin detectar, que pueden haber sido los responsables de tan altas cifras de contagios posteriormente en España, pero ése es otro tema que ya fue tratado anteriormente en la serie Repúblicavirus, sobre el que no volveremos a insistir.

PAÍS

Inicio confinamiento

Casos (+)

Casos (+) por 100.000 habitantes

Alemania

22/3

21.463

25,88

Italia

9/3

7.375

17,15

Bélgica

18/3

1.243

10,84

Francia

17/3

6.633

9,90

España

14/3

4.231

9,01

Reino Unido

23/3

5.683

8,52

Portugal

18/3

448

4,36


Otro asunto que ha sembrado considerable controversia es la transparencia del Gabinete de Crisis en la publicación de datos epidemiológicos. En realidad, en nuestro país se realizan ruedas de prensa diarias en las que se facilita información sobre la epidemia en el territorio, pero no se están publicando algunos datos que sí se dan en otros lugares, como el número total de casos sospechosos y tampoco el número de pruebas PCR que se están realizando, como sí se publican en Italia, por ejemplo. Este último dato resulta bastante curioso, cuando es un parámetro que el gobierno central obliga a remitir a las comunidades autónomas, dato que posteriormente el gobierno no unifica ni publica. Otras cifras que en teoría recibe de comunidades, pero que tampoco transmite son las camas disponibles en los hospitales, el personal disponible en cada centro o el propio material sanitario de protección como mascarillas, batas o monos integrales (EPI).

También es pertinente recordar que algunas comunidades están entregando datos de forma acumulativa, lo que impide su análisis de forma diaria. También existen diferencias entre regiones, que están causando que se conozcan muchos más datos en unas comunidades que en otras, ya que son los gobiernos autonómicos quienes están optando por publicar muchos datos por su cuenta. En Castilla y León o País Vasco, por ejemplo, se puede conocer la disponibilidad de camas en cada hospital o cuántos pacientes de coronavirus tiene ingresados un determinado centro hospitalario cada día. Datos que no facilita el Gobierno con carácter general en todo el territorio.

Otra cuestión importante es la contabilización de fallecidos. Aquí sólo entran en contaje los que previamente han dado positivo en un test, cifra que cualquiera ajeno a la epidemiología es capaz de entender que puede estar sensiblemente por debajo de la real. De nuevo la controversia es doble, porque por ejemplo, en Cataluña sólo se remitían los fallecidos en centros sanitarios, a pesar de la directriz central (test previo), cuestión que se corrigió a partir del 15 de abril, incluyendo además los fallecidos por casos probables, es decir, compatibles en síntomas con COVID-19 pero sin test realizado. En la Comunidad de Madrid sucedió algo parecido, quedaron en el tintero nada menos que 3.449 fallecidos en residencias, domicilios o en la vía pública, que luego no entraban en el criterio de testados del gobierno central. Un despropósito se mire por donde se mire.



El siguiente asunto que ha protagonizado muchos momentos de debate ha sido el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS por parte del Gobierno para combatir el coronavirus. Podemos afirmar que no empezó a actuar hasta el 9 de marzo, un día después de las manifestaciones feministas del 8 de marzo, cuando el contagio ya había alcanzado cotas importantes. La OMS declaró la alerta sanitaria internacional el 30 de enero, elevando el tono a amenaza muy grave el 11 de febrero y a muy alta el 28, antes de decretar la pandemia a nivel mundial el día 11 de marzo de manera oficial. Cada uno de estos niveles debería haber conllevado la puesta en marcha de medidas importantes por parte de los diferentes países afectados, entre ellos España, pero aquí se optó por esperar hasta el 9 de marzo. Si a ésto sumamos que la OMS también pudo actuar con cierto retraso en sus comunicados, expuesto en Repúblicavirus 4.0, ya nos podemos hacer una idea del doble retraso que acumulamos respecto a la propagación del virus.

Por otra parte, a pesar de que la OMS, a finales de febrero, y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, el 2 de marzo, recomendaban activar los planes de contingencia contra las pandemias, incluyendo el cierre de colegios y la prohibición de aglomeraciones para evitar la propagación del virus, España hacía caso omiso hasta el 9 de marzo.

La realización de test para detectar la COVID-19 también ha generado un intenso debate que llega hasta el momento actual. A pesar de que las comunidades autónomas están obligadas a informar diariamente al Ministerio de Sanidad del número de pruebas PCR realizadas, el Gobierno no está publicando estos datos. Solamente se han conocido el número de tests de diagnóstico que se han hecho en nuestro país en algunas ruedas de prensa, pero el ministerio no publica el dato diario por comunidades autónomas, ni tampoco el general. Estos datos por ahora no son públicos.

Las cifras remitidas en rueda de prensa o comparecencias parlamentarias han sido en su mayoría estimaciones (más de 300.000, más de 1.000.000), otras veces se ha comentado un promedio, de 15.000 a 20.000 test diarios realizados. En la Comisión de Sanidad del Congreso, sesión del 16 de abril, el Ministro anunció que la capacidad de realización de pruebas PCR pasaba de 15.000-20.000 diarias a oscilar entre 40.000-47.000 por jornada, pero aún a pesar de ese aumento, las cifras no cuadran. Sólo hay que aplicar la calculadora. Las tres referencias que tenemos son que se llevaban 355.000 a 25 de marzo, 930.230 a 13 de abril, y finalmente 1.035.522 PCR y otras 310.038 pruebas de anticuerpos (test rápidos) a 23 de abril, según notificó el ministro de Sanidad.

Si se da por cierto el dato del 13 de abril, se habrían realizado poco más de 10.000 al día de promedio (100.000 pruebas en 10 días) muy por debajo de los datos promedio referidos. Visto de otra forma, la cifra oficial a 23 de abril debería haber llegado a 1,3 ó 1,4 millones de PCR, frente al millón y poco conocido, de cumplirse el ritmo de análisis anunciado el día 16 de abril. Las matemáticas tienen días en los que no se equivocan.

Otro ejemplo en este aspecto; hace unos días el Gobierno se hacía eco por Twitter, de forma entusiasta, de un gráfico publicado en Finantial Times actualizado a 27/4/2020, un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el que también participa la Universidad de Oxford, basado en el proyecto OUR WORDL IN DATA, donde se muestran actualizaciones de test totales y por cada mil habitantes de los países que ofrecen información de forma regular. Era la primera vez que España aparecía en este informe, debido a la ausencia de datos oficiales anteriormente. Concretamente aparecía entre los 10 primeros países con mayor número de test realizados.

Existe una contradicción entre los datos tomados en el estudio, donde informan que sólo se tienen en cuenta el número total de PCR (sólo PCR), salvo el caso de España (PCR+test rápidos) debido a los datos entregados por el Gabinete de la Presidencia. Obviamente la versión de éste es que se dieron desagregados y achaca a la OCDE la decisión de dar el dato conjunto de test efectuados. Parece haber un desencuentro de versiones. Si se descuentan estos últimos (los test rápidos), la tasa nacional pasaría de 28,6 pruebas por cada 1.000 habitantes a 22,9, algo inferior a la media de los países de la OCDE, y por supuesto, fuera de los diez primeros, como mencionaba el tuit, siempre según su informe. En el mismo figuran cifras de otros países como Noruega (28,5), Austria (25,9), Dinamarca (25,3), Letonia (25,2) o Alemania (24,7).


El último recuento en el descuento corresponde tal vez, al dato más evidente y menos discutido de todos, el número de contagios entre personal sanitario. Éste ha sido una evidencia desde el minuto uno. España es, con diferencia, el país del mundo con más profesionales sanitarios contagiados por coronavirus, según los datos oficiales disponibles.

Un informe publicado el 23 de abril por el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) destaca que los casos registrados en España afectan al 20% de este colectivo, en Italia ese porcentaje se reduce al 10%. En Estados Unidos, los sanitarios contagiados apenas llegan al 3% y en China se sitúa en el 3,8%. El Ministerio de Sanidad informó el 24 de abril que los contagios en este colectivo ascienden ya a 35.295. En Italia, el segundo país europeo más golpeado por la pandemia, los sanitarios infectados no llegan a 18.000, según datos del Instituto Superior de Sanidad del pasado 21 de abril, últimos disponibles.

Para finalizar, recordar la carencia general de material de protección para el colectivo sanitario, sobre todo en las primeras semanas, el uso de bolsas de basura, de batas permeables de papel, la relajación de los protocolos de seguridad improvisados por el Ministerio de Sanidad en sucesivas fechas, sobre todo con las mascarillas, el material procedente de donaciones que se ha tenido que utilizar como contrapartida, la retirada de material defectuoso como mascarillas habiendo ya sido utilizadas por los sanitarios en contacto directo con pacientes infectados, los monos integrales reutilizados una vez lavados, los estudios de anticuerpos a dichos profesionales que aún siguen sin realizarse y un largo etcétera del que podría escribirse un libro, no ya un artículo. Incontables circunstancias denunciadas por activa y por pasiva desde hace ya más de dos meses tanto por el propio personal como por colectivos sindicales y colegios de profesionales sanitarios, que ya han interpuesto las correspondientes demandas al Ministerio de Sanidad.

Puede leer aquí anteriores entregas de Jorge Galán:
- 22/04/20 Repúblicavirus 4.0 -Crónica de dos engaños masivos-
- 08/04/20 Repúblicavirus 3.0 -Sanitarios ¿kamikaces o fungibles?-
- 25/03/20 Repúblicavirus 2.0. -Si no hay mascarillas será porque no hacen falta-
- 17/03/20 Repúblicavirus 1.0
- 11/03/20 La senda del borrego
- 19/02/20 La prisión de Narciso
- 05/02/20 Perpetuar la desazón
- 27/01/20 Dar desazón por descanso II
- 22/01/20 Dar desazón por descanso
- 08/01/20 ¿Bailar pegados es bailar?