Las estrategias que se usan para la desinformación son numerosas y variadas. El descrédito del adversario es una de las más usadas y efectivas

OPINIÓN. El ademán espetao. Por 
Jorge Galán
Artista visual y enfermero

25/11/20. 
Opinión. El artista visual Jorge Galán escribe en su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la manipulación en redes sociales: “Está acreditado que las noticias falsas, por estar fuera del patrón de normalidad y por generar ciertas espectativas subconscientes en reafirmar la posición del receptor (su elección política), se comparten hasta 6 veces más que las noticias reales. Sólo este dato debería...

...hacernos reflexionar sobre el asunto, y tomarnos un mínimo tiempo para confirmarlas, antes de compartir determinadas desinformaciones”.

Manipulación en redes: origen y funcionamiento

Para entender el origen de las estrategias de manipulación en redes hay que remontarse a las campañas publicitarias digitales. Empresas de mercadotecnia, tecnología de la información y la comunicación, especializadas en el análisis de mercados, poseen la arquitectura apropiada para que algo se vea por todas partes, o para que se vea más intensamente donde más interesa. Ofrecen sus servicios para el lanzamiento o mejora de productos, escrutan a conciencia todo un universo de datos generados por la actividad de los usuarios en la red (conocido como minería de datos) y potencian las ventas de las marcas que lo solicitan.

Podemos ver muchas compañías de gestión de la información cuando administramos las políticas de cookies al ingresar en páginas de internet, también es necesario aclarar que no todas se dedican al propósito político -espacio más cercano a las prácticas desinformativas y de bulos-, pero sí que comparten el mismo patrón en el tratamiento de datos porque precisamente derivan de ellas.

Las cookies son dispositivos digitales de datos que facilitan la navegación, pero también se utilizan para monitorizar nuestra actividad. Cuando las aceptamos, damos nuestro consentimiento para su uso. Un número creciente de acciones personales cotidianas son susceptibles de quedar registradas en cualquiera de los múltiples reservorios existentes.

El mayor acopio de datos se realiza a través de las redes sociales, búsquedas en exploradores o aplicaciones de móvil a las que se permite el acceso a nuestros datos, situaciones donde se expone con mayor descuido el espacio íntimo, los gustos y las preferencias. Aunque existen muchas otras; las transacciones con tarjetas de crédito, las creaciones de cuentas de usuario gratuitas en portales web, listas de contactos o correos electrónicos, el GPS de los dispositivos móviles, etc. son algunas de las numerosas fuentes que permiten de recolección masiva de datos.


Es preciso recordar que multitud de contenidos, aplicaciones, sorteos, regalos, etc. a los que se accede de forma gratuita esconden, en el fondo, alguna manera de recolección de datos, normalmente en los registros de acceso.

Estos datos se articulan con otros más estáticos propios de la información personal, tales como el nombre, la edad, la filiación, la nacionalidad, el sexo, el estado civil, la historia clínica, el nivel de estudios, la pertenencia a asociaciones deportivas o políticas, etc.

Estas estrategias también combinan la psicología del comportamiento con una metodología de la investigación estadísticamente sólida para proporcionar una imagen completa del comportamiento del consumidor, la competencia y las tendencias. Se utilizan técnicas segmentación de audiencia a través de psicografías. Las psicografías consisten en la clasificación de las personas según sus actitudes, aspiraciones y otros criterios psicológicos. Se trata de una metodología cualitativa utilizada para encontrar rasgos comunes en grupos de consumidores o usuarios que permitan efectuar una segmentación del mercado sobre la base de algunos de sus aspectos psicológicos. Una de las escalas más utilizadas es la OCEAN o modelo de los 5 grandes; es una clasificación de rasgos de personalidad que analiza la composición de 5 dimensiones:

  1. O (Openness) Apertura a la experiencia: inventivo/curioso vs. consistente/cauteloso.
  2. C Conciencia: eficiente/organizado vs. extravagante/descuidado.
  3. E Extroversión: sociable/enérgico vs. solitario/reservado.
  4. A Amabilidad: amigable/compasivo vs. desafiante/insensible.
  5. N Neuroticismo: susceptible/nervioso vs. resistente/seguro.

El paso siguiente (en lo comercial) es el diseño de mensajes o publicidad personalizados, que se crean en función de las características individuales de cada receptor, de modo que cada ciudadano recibe la información pertinente a sus intereses particulares.

La superestructura digital creada por algunas de estas empresas para la venta de mercancías, en un momento dado (primera década del s. XXI) da un giro para vender ideas y tomar partido en campañas políticas. La influencia y el potencial de cambio en las opiniones del público empieza a utilizarse con otros fines ajenos a lo comercial.


En cuanto a la deriva política en la utilización de datos, se realizan otro tipo de prácticas mucho más cuestionables que esta publicidad selectiva hacia el consumidor. En este terreno, son mucho más efectivas (y mucho más utilizadas) estrategias que se alejan de la promoción de lo propio y que cruzan sin pudor la línea moral del descrédito al adversario. Un territorio donde se pormenorizan recursos y se juega sucio con mucho menos presupuesto.

Uno de los casos más conocidos y controvertidos al respecto -por la información desvelada- ha sido la ya desaparecida Cambridge Analytica, creada en 2013 y que participó activamente durante algún tiempo en la política estadounidense. Comenzó con una inversión de 15 millones de dólares por parte del republicano Robert Mercer y Steve Bannon. Fue muy conocida por el macrojuicio a Facebook en 2018, como responsable de la cesión de los datos personales de más de 50 millones de usuarios para la campaña de Donald Trump en 2016. Christopher Wylie, uno de los cerebros detrás de Cambridge Analytica, considera que su corporación influyó notablemente en el Brexit en Reino Unido y facilitó la elección de Trump en Estados Unidos, entre otras muchas empresas.

En 2014, Cambridge Analytica estuvo implicada en 44 campañas políticas estadounidenses. Posteriormente se descubrió que también había trabajado con el PRO argentino (Propuesta Republicana) y Mauricio Macri en 2015, igualmente elaboró una campaña anti-kirchnerista en mayo de ese mismo año. También se desvelaron importantes contactos con el PRI (Partido Revolucionario Institucional) mexicano.

El papel de Cambridge Analytica en esas campañas generó controversias, por lo que actualmente la empresa se enfrenta a investigaciones criminales en ambos países. El 2 de mayo de 2018, la empresa anunció su cierre tras el escándalo de filtración de datos personales. Sin embargo, nuevos monopolios  de la desinformación (bajo la influencia de los mismos intereses) han heredado la posición de la que fue pionera en el sector.

Ya en 2018 mediante cámara oculta, al director ejecutivo de Cambridge Analytica, Alexander Nix, se le graba confesando ciertas prácticas fraudulentas cuando un periodista se hace pasar por cliente de Sri Lanka.


En dichas conversaciones, los ejecutivos cuentan que han trabajado en aproximadamente 200 elecciones alrededor del mundo, incluidas las de Nigeria, Kenia, la República Checa, India y Argentina. Nix explica algunas de las prácticas para desacreditar a personalidades políticas en Internet y en las redes sociales. Entre las tácticas, nombra el uso de prostitutas para implicar a los candidatos en escándalos sexuales, el ofrecimiento de sobornos para filmarlos y poder acusarlos de corrupción o la utilización de antiguos espías del Reino Unido e Israel para obtener información personal del pasado de los candidatos. También explica que habitualmente ayuda a sus clientes difundiendo mentiras.

Además se enorgulleció de cómo crearon organizaciones que mandaron mensajes a través de las redes sociales imposibles de rastrear (en las elecciones de EEUU en 2016). Y es que su estrategia era presentar los mensajes sin que nadie se cuestionara que eran propaganda, porque entonces la gente se habría preguntado quién los puso ahí.

El principal aspecto positivo del escándalo de Cambridge Analytica es que, una vez revelado, plantea un debate urgente sobre la supuesta bondad de las compañías que dominan internet y poseen nuestros datos.

Una de las principales causas es que se benefician vulnerando la privacidad de sus usuarios. Existe un desconocimiento generalizado de las funciones que hasta ahora han realizado las cinco grandes compañías que dominan internet: Alphabet (Google), Amazon, Facebook, Apple y Microsoft, obtienen una parte sustancial de sus beneficios monetizando los datos personales de sus usuarios. El consumidor de redes sociales ha pasado a ser su producto. Como señala Yasha Levine, periodista de investigación, en su ensayo Surveillance Valley,  sobre el asunto, «no es solo Facebook o Cambridge Analytica o incluso Google. Es Amazon. Es eBay. Es Palantir. Es Angry Birds (…) Es cada aplicación que te has descargado. Es cada teléfono que te has comprado».

Cambridge Analytica ni siquiera es la punta del iceberg. En América Latina, el uso de hackers para manipular campañas electorales lleva años siendo rutinario. Barack Obama y Mitt Romney recurrieron en sus campañas a herramientas de focalización que, si bien menos intrusivas que las de Cambridge Analytica, operaban en base a principios similares. En el documental de Netflix El dilema de las redes (resulta paradójico que se ofrezca por una de las plataformas televisivas) también se tratan ciertos aspectos del asunto, aunque con especial énfasis en el poder adictivo de las redes sociales.


Es considerablemente difícil llegar a descubrir quién está realmente detrás de ciertas campañas de falsedades. A los expertos en análisis de redes les resulta a menudo difícil argumentar situaciones de causa-efecto directamente evidenciables, debido a lo volátil y anónimo del medio, a los perfiles falsos y al volumen de tráfico tan masificado, y por supuesto, a la falta de colaboración de las grandes plataformas, que igualmente se benefician de la actividad y el tráfico artificialmente aumentados. Sin embargo, existen numerosas herramientas de rastreo para analizar la propagación y el curso en desinformaciones y bulos. No olvidemos que en la gran red, toda acción, por mínima que parezca, queda registrada en algún servidor.

Las estrategias que se usan para la desinformación son numerosas y variadas. El descrédito del adversario es una de las más usadas y efectivas. Como norma general, se establece un vínculo a lo emocional del receptor, cuestiones fuera del espectro moral compartido (acusaciones de falsedad, de aprovechamiento de privilegios, contradicciones éticas, etc.) y una vez establecido, se vierten todo tipo de falsedades, a menudo apoyadas en algunos aspectos de certeza, que sostienen la credibilidad de los bulos, seguidamente las granjas de bots (miles de cuentas automatizadas bajo el dominio de una sola persona) propagan con celeridad estas desinformaciones, suelen colaborar perfiles vip (con miles de seguidores) afines políticamente a la causa. Finalmente es muy común, desde la más completa ignorancia, la propagación de estos bulos por los usuarios crédulos a la desinformación.

Está acreditado que las noticias falsas, por estar fuera del patrón de normalidad y por generar ciertas espectativas subconscientes en reafirmar la posición del receptor (su elección política), se comparten hasta 6 veces más que las noticias reales. Sólo este dato debería hacernos reflexionar sobre el asunto, y tomarnos un mínimo tiempo para confirmarlas, antes de compartir determinadas desinformaciones.

Seguiremos (este tema da para mucho) en la próxima entrega con técnicas psicológicas empleadas en la propagación de desinformaciones y bulos, principios de difusión de propaganda en las redes y algunos significativos casos de ámbito nacional.


Puede leer aquí anteriores entregas de Jorge Galán