“Lo mismo que sucedía en Madrid, París, Londres, Venecia o Amsterdam, los cafés malagueños se convierten desde finales del XVII en un elemento central de la vida social”
OPINIÓN. Málaga y sus historias. Por Ramón Triviño
Periodista18/01/23. Opinión. El periodista Ramón Triviño, en su colaboración habitual con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, en la que recopila curiosidades de la historia de Málaga, escribe sobre los cafés en las primeras décadas del siglo XX: “En Málaga, las noticias corren y se comentan en el Café Madrid o el Senado de calle Granada, La Loba o el España, situados en la Plaza de la Constitución, y...
...tantos otros que trazan el itinerario de los grandes cafés de la ciudad. Como los divanes de Ariza o Juan Rico, el Gallo, el Suizo en calle Compañía, el Duque frente a la Aduana, o los más marineros de la Maestra, el Canarias o el de La Marina”.
Los cafés de Málaga
Lo mismo que sucedía en Madrid, París, Londres, Venecia o Amsterdam, los cafés malagueños se convierten desde finales del XVII en un elemento central de la vida social. Numerosos viajeros sostenían que en Málaga se consumía el mejor café del mundo.
En los establecimientos donde se consumía café se formaban las tertulias en las que se discuten las cuestiones de la agitada vida política y social de la época. Y en las primeras décadas del siglo XX mantienen su vigor como centros de actividad social capaz de aglutinar, con su variada oferta, a todos los grupos sociales.
Hay cafés portuarios, obreros, aristocráticos, populares, políticos, espacios de diversión para los calaveras de ese tiempo y lugares de esparcimiento para la clase trabajadora. Casi todo ocurre en los cafés, salvo la incorporación de la mujer en igualdad de condiciones que los hombres.
En Málaga, las noticias corren y se comentan en el Café Madrid o el Senado de calle Granada, La Loba o el España, situados en la Plaza de la Constitución, y tantos otros que trazan el itinerario de los grandes cafés de la ciudad. Como los divanes de Ariza o Juan Rico, el Gallo, el Suizo en calle Compañía, el Duque frente a la Aduana, o los más marineros de la Maestra, el Canarias o el de La Marina. Sin olvidar al célebre Café de Chinitas donde realmente el café no era la bebida más consumida, pero fue el escenario donde mejor se conservó la tradición del café cantante. El flamenco pasaba por el Chinitas, donde Juan Breva, Antonio Chacón, la Parrala, el Niño de Jerez, la Niña de los Peines y tantos otros, junto a guitarristas y bailaoras, concitaban entusiasmo.
Café La Loba
También triunfan en Málaga los cafés cantantes, escenarios privilegiados para el cante y el baile flamenco. Hay que resaltar el desaparecido y célebre Café del Sevillano, situado en la calle Siete Revueltas, después convertida en la Plaza de las Flores, muy conocido en toda España por tener las mejores voces de la época, igual que el Café del Turco.
En esta lista de los cafés de Málaga más destacados no hay que olvidar al Café Universal, también en calle Granada, característico por sus dos salones, uno más tranquilo, conocido como "de los tristes", propio de quienes huyen del bullicio; y otro, bastante alegre, decorado con exquisitez y rematado con pinturas en los techos, por donde solía caer el sector oficial de la ciudad, conocido como "la murga". Sin tampoco olvidar El Munich, situado en la entrada al Pasaje Chinitas desde Larios, que se inauguró en 1903 tras convertir una barbería en café merced a un premio de lotería obtenido al parecer en México por un individuo conocido como "garbancito". Local muy aparente, aunque todo de cartón piedra, se caracterizó por sus caldos y pajaritos pero también por su cerveza. En este café hay tertulias de industriales y comerciantes, aunque su ambiente romántico también atrae a los artistas. De hecho, en los años treinta se organiza aquí el centenario del Romanticismo.
Aunque en los comienzos del siglo pasado era una pastelería con un saloncito, el Café Madrid, situado entre calle Granada y Calderería pronto se ampliaría como café creciendo hacia la planta superior y al local vecino. Tertulias de periodistas animan el salón y la actualidad política, incluidas conspiraciones. El Baile de la Prensa durante el Carnaval se iniciaba siempre con una cena en el Madrid. Económico y bien atendido, era un café habitual a la salida del teatro y también muy apreciado por quienes gustaban de dejarse ver.
En definitiva, los cafés de la Málaga se reinventaban constantemente, abriendo y reabriendo con los mismos o diferentes nombres, con parroquianos fieles y visitantes de ocasión.
Puede ver aquí otros artículos de Ramón Triviño