“Para mí la mayor muestra de Amor es la de enfrentarse con todo equipaje a la mentira de las dictaduras, por defender la libertad, la lealtad y el respeto”

OPINIÓN. Cuarta cultura
. Por Ramón Burgos
Periodista


05/10/20. Opinión. El periodista Ramón Burgos escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el Amor: “El Amor (escrito así, con mayúscula) es aplicable a todos los espacios de nuestra vida: al personal y al colectivo; a las actitudes inmediatas y a las que son futuribles; a las políticas generalistas y a las que sentimos más cercanas”...

Caridad por amor

Indiscutiblemente nuestra sociedad necesita cambiar, necesita reorganizarse, para seguir adelante por el camino del desarrollo con garantía de un futuro cierto y comunitario. Afirmación que casi es tan antigua como la vida misma, pero que, de tanto en tanto, conviene refrescar.


Precisamente, por pensar así –y aún a riesgo de la consabida etiqueta, cosa que no me importa demasiado, si no fuera por la maledicencia lanzada sobre los que quiero–, retomo hoy lo que entiendo que el arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez, quiso transmitir días atrás al “pueblo de Dios”: cambiar la definición de Caridad por la más amplia de Amor.

Sorpresivamente –al menos para algunos lo fue– en su discurso, la cabeza de la Iglesia Católica en Granada, permutó repetidas veces el término Caridad por el de Amor, algo que me permite traer a colación un viejo escrito interdisciplinar de juventud, cuando aún no había móviles ni redes sociales: “(…) no basta con una llamada de teléfono o con una visita de compromiso; hay que solidarizarse diariamente con las necesidades y decisiones de los demás, compartiendo, día a día, las consecuencias que ello pueda acarrearnos”.

Desde entonces, sostengo que el Amor (escrito así, con mayúscula) es aplicable a todos los espacios de nuestra vida: al personal y al colectivo; a las actitudes inmediatas y a las que son futuribles; a las políticas generalistas y a las que sentimos más cercanas.

Sé que, en estos tiempos del “sálvese quien pueda”, es difícil de entender que la generosidad de “dar monedas para tranquilizar el espíritu”, o de “comprar bulas para asegurarse el destino final”, son prácticas deleznables que no tienen nada que ver con la realidad actual.

Y todo ello –permitidme que lo diga– es ajustable a los ámbitos inmediatos que vamos a vivir: elecciones, nombramientos, acuerdos, etc.

Mantengo que deberíamos tener la oportunidad de elegir a nuestros representantes uno a uno, sin que formen parte de listas cerradas y/o consensuadas.

Así no caeríamos en la trampa de las falsas promesas, tan repetidas en los últimos tiempos y que tanto han afectado a nuestra convivencia en paz y solidaridad. Porque –y perdóneme don Javier si lo escrito hasta ahora no tiene nada que ver con su mensaje por la Esperanza– para mí la mayor muestra de Amor es la de enfrentarse con todo equipaje a la mentira de las dictaduras, por defender la libertad, la lealtad y el respeto.


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