“La inmediatez informativa, especialmente la de la radio o de la televisión, debe ser moderada por la profesionalidad, sin fobias ni resentimientos”

OPINIÓN. Cuarta cultura
. Por Ramón Burgos
Periodista


19/10/20. Opinión. El periodista Ramón Burgos escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la profesión de periodista: “En una reunión que, en su convocatoria tenía carácter profesional, me querían instruir sobre la técnica de crear polémica para asegurar la duración de las noticias de primera página…, método que siempre he considerado como propio de mentes intolerantes cercanas a...

...la más brutal dictadura. Aquellos adoctrinadores de la palabra decían que era suficiente con que el titular impactara, sin que importase que fuese cercano a lo que contiene cualquier libelo”.

Para que quede constancia

“…los periodistas somos necesarios”, decía Alma Guillermoprieto en su discurso de los Premios Princesa de Asturias. Con voz serena, mantenía lo imprescindible que resulta en nuestra profesión la calidad de “notarios de lo acaecido”, sin necesidad –entendí yo– de especular sobre el futuro.


Años atrás, a mí me intentaron convencer de todo lo contrario. Era la época en que, según algunos, estábamos obligados a desfilar en primera línea con todas las condecoraciones bien visibles –no sé por qué vuelve a mi memoria esta situación hoy en día–.

En una reunión que, en su convocatoria tenía carácter profesional, me querían instruir sobre la técnica de crear polémica para asegurar la duración de las noticias de primera página…, método que siempre he considerado como propio de mentes intolerantes cercanas a la más brutal dictadura. Aquellos adoctrinadores de la palabra decían que era suficiente con que el titular impactara, sin que importase que fuese cercano a lo que contiene cualquier libelo.

Como comprenderéis tardé poco en abandonar mi sitio en aquel conciliábulo, porque –y los que me conocéis, lo sabéis bien– para mí la noticia es un todo contrastado, sin inclinaciones interesadas.

Al igual que las fuentes tienen que resistir cualquier investigación, sabiendo su corresponsabilidad en los resultados de cualquier publicación, los periodistas tenemos el sagrado deber, entre otros, de anteponer siempre el derecho a la intimidad y a la propia imagen de los hombres y mujeres sobre los que escribimos.

Así me reafirmo en que la inmediatez informativa, especialmente la de la radio o de la televisión, debe ser moderada por la profesionalidad, sin fobias ni resentimientos.

Mantengo que al enfrentarse a un texto es imprescindible buscar las razones primigenias que llevaron a su autor a desarrollar una determinada propuesta. La intencionalidad marca siempre el resultado. Así no os extrañe que, a tenor de lo dicho, afirme que está vocación, la de “juntaletras”, no puede ser una batalla, ni mucho menos una interminable guerra, sino que ha de ser un servicio a los ciudadanos, sean cuales sean sus creencias, en pos de una convivencia leal y pacífica.

Por cierto, que todo lo dicho viene a cuento de la cantidad de comunicados y notas de prensa que, llenas de visiones interesadas, me comentan, están bloqueando los correos de la redacciones de los periódicos, las radios o las televisiones.


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